América recibe la retirada de Castro con la esperanza en un cambio democrático en Cuba

Bogotá.-  La decisión de Fidel Castro de apartarse de poder tras permanecer por casi medio siglo en la Presidencia de Cuba fue recibida hoy por los países americanos con "satisfacción" por la tranquilidad en que se dio el proceso y esperanza por un cambio democrático, aunque muchos no esperan que se dé pronto.

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(EFE)

Fotografía de archivo del presidente cubano, Fidel Castro, quien renunció hoy a su presidencia y a su cargo de comandante en jefe después de un año de enfermedad.

Castro, de 81 años, anunció hoy que no pretende, ni aceptará, "el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", lo que significa su jubilación definitiva tras 50 años en el poder y 19 meses de convalecencia por una enfermedad intestinal que lo obligó a ceder provisionalmente sus cargos a su hermano Raúl en 2006.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró desde Ruanda, país al que llegó en el marco de una gira por África, que la renuncia de Castro "debe ser el comienzo de la transición democrática en Cuba" y para ello se debe empezar con la liberación de los presos políticos.

"La comunidad internacional debería trabajar con el pueblo cubano para comenzar a construir instituciones que son necesarias para la democracia. Eventualmente esta transición debería conducir a unas elecciones libres y justas", afirmó Bush en una rueda de prensa.

El "número dos" del Departamento de Estado de EE.UU., John Negroponte, aseguró que no se imagina que el levantamiento del embargo impuesto en octubre de 1960 a Cuba "ocurra pronto".

Los aspirantes demócratas a la Casa Blanca Barack Obama y Hillary Clinton, así como el republicano John McCain, exigieron también al régimen cubano la liberación de todos los presos políticos y una transición hacia la democracia.

Los grupos del exilio cubano en Miami reaccionaron con serenidad y escepticismo ante la noticia de la renuncia, en contraste con el alborozo callejero de hace más de un año y medio cuando se anunció la grave enfermedad de Castro y su renuncia temporal al poder.

Organizaciones de la oposición interna cubana vieron en la decisión de Castro una posibilidad de que se abran las puertas a cambios.

México, donde Fidel se embarcó en noviembre de 1956 para iniciar la revolución, consideró la renuncia como "un acontecimiento de gran trascendencia en la vida política" de Cuba y anunció que "seguirá con atención los acontecimientos políticos en esta nueva etapa de la historia" de ese país.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) señaló en un comunicado que buscarán "seguir avanzando en el proceso de acercamiento bilateral, iniciado hace varios meses" luego que las relaciones bilaterales pasaron por su peor momento durante el mandato del presidente mexicano Vicente Fox (2000-2006).

El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, confesó que "temía" que la retirada definitiva de Fidel Castro ocurriera en un clima "turbulento", en el que "los cubanos de Miami" pensaran en "volver" e intentaran tomar el poder.

Brasil está "muy satisfecho" de que Fidel Castro se despida del poder "mediante un proceso muy tranquilo", dijo Lula a periodistas.

El primer ministro peruano, Jorge del Castillo, señaló que una vez concluidos los casi cincuenta años de poder de Castro en Cuba "hay que hacer votos para que el proceso de transferencia de poder sea pacífico" y que "se oriente a la vida democrática".

Asimismo, los ex presidentes uruguayos Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle mostraron su confianza en que la salida del poder de Castro devenga en una apertura democrática y una transición pacífica en Cuba.

El fraile brasileño Carlos Alberto Líbano Christo, conocido como Frei Betto y uno de los impulsores de la teología de la liberación, consideró que la renuncia de su amigo a la Presidencia de Cuba abrirá un proceso de renovación en ese país, pero sin alterar el rumbo socialista.

El presidente de Costa Rica, Óscar Arias, descartó la posibilidad de que la renuncia de Fidel como jefe de Estado traiga cambios de fondo en el sistema político de Cuba en el corto plazo.

"Un cambio sustancial que permita establecer una democracia como la conoce el mundo occidental en Cuba no se va a dar hasta la muerte de Fidel", pues con Raúl Castro como sucesor al frente de la isla, no habrá mayores transformaciones, opinó.

El ministro portavoz chileno, Francisco Vidal, manifestó su esperanza de que Cuba "se encamine hacia un horizonte", sin especificar a cuál.

Desde Colombia, el ex comisionado de Paz del Gobierno Camilo Gómez consideró que "en muchos temas (Fidel) Castro estuvo involucrado con Colombia", sobre todo en los procesos de paz que se han llevado a cabo en ese país.

"Así a mucha gente no le guste, tanto en Colombia como en Cuba, Fidel le metió el hombro a los procesos de paz que tanto hemos buscado los colombianos", dijo el ex funcionario.

La iglesia Católica venezolana y el partido socialcristiano Copei se declararon satisfechos por la decisión de Castro de apartarse del poder y manifestaron que puede ser beneficiosa para el futuro de la isla.

El Gobierno de Hugo Chávez, el principal aliado de Castro, aún no se pronunció, como tampoco lo han hecho los de Argentina, Nicaragua y Uruguay, entre otros.