Ni lo bastante negros ni lo bastante blancos

CIUDAD DEL CABO (SUDÁFRICA).-  El carnaval en Ciudad del Cabo tiene lugar a principios de enero y es patrimonio de los 'coloureds' (fruto de la mezcla de blancos colonos, esclavos malayos y nativos bosquimanos y negros). ¿Por qué? Los que lo celebran explican con sorna que es conmemoración de su nacimiento como 'raza' (de existir tal concepto): el primer navegante holandés en llegar al Cabo, blanco mantequilla, fue Jan van Riebeeck en abril de 1652. Con precisión, nueve meses después, en enero, nacía el primer 'coloured'. Suponen el 10% de la población sudafricana y tienen gran peso demográfico en la provincia del Western Cape, con su capital, Ciudad del Cabo, en cabeza. La única en la que, tras los resultados electorales del pasado miércoles ya oficiales, el Congreso Nacional Africano (ANC en sus siglas en inglés), pese a su masiva victoria nacional —del 65,9% de los votos— no gobernará.

STR (EFE)

Helen Zille, líder de la liberal Alianza Democrática (DA), saluda a sus seguidores.

Y es que el partido de la oposición, la Alianza Democrática (DA), ha sabido capitalizar el descontento de la población 'coloured' con el ANC, al que acusa de marginarla, en una división racial vestigio todavía de las políticas del Apartheid que clasificó a los sudafricanos en cuatro: blancos, 'coloureds', indios, negros. Los primeros privilegiados, el resto, no. Pero, haciendo suya la política casi siempre triunfante de divide y vencerás, el Apartheid otorgó ciertos derechos, de voto, de prioridad en el empleo a unos ('coloureds' e indios) y se los negó del todo a otros (negros).

Difícil es generalizar: 'coloureds' hay ocupando ministerios en el gobierno del ANC, 'coloureds' hay que no se definen como tales y se llaman negros, 'coloureds' hay de derechas, de izquierdas, que murieron luchando contra el Apartheid, musulmanes que honran a sus antepasados malayos, cristianos devotos de misa dominical, ateos y comunistas, empresarios y jornaleros. Pero ha sido en los guetos 'coloured', en la periferia de Ciudad del Cabo —donde fueron expulsados a la fuerza y por ley por el Apartheid de los centros de la ciudad, al igual que los negros, cada uno en su barrio—, donde más se ha notado el voto de castigo al ANC. Y es que si los barrios 'coloured' necesitan infraestructuras, políticas de empleo y sociales o escuelas en condiciones, los barrios negros necesitaban de todo: electricidad, agua, alcantarillado. Y todos, con un chabolismo creciente, necesitan casas.

Compartir la riqueza no es lo complicado, compartir la miseria lo es y, en una provincia dominada la pasada legislatura por el ANC (con Ciudad del Cabo en manos de la oposición), comenzaron los reproches: "El ANC da las casas a los negros, incluso a los recién llegados, se saltan las listas de espera", dice Shirley Jacobs, administrativa de 28 años, en el barrio de MitchellŽs Plain en referencia a la provisión de vivienda pública, "nuestros barrios se deterioran, sólo hay bandas de gánsters, bares y traficantes". Los guetos, con terribles problemas de desempleo, han visto cómo los jóvenes se organizan en bandas criminales que dominan contrabando y tráfico de drogas e inundan el mercado de metanfetamina (denominada 'tik'), terriblemente adictiva y destructiva, una epidemia.

No es la única queja. Una de las que más se oyen hace referencia a las políticas de empleo bautizadas como BEE (Black Economic Empowerment o potenciación económica negra), de discriminación positiva a la hora de facilitar trabajo a población anteriormente marginada. Si bien ello incluye a mujeres, indios, 'coloureds' y negros, los 'coloureds' (que podían optar a puestos más especializados durante el Apartheid, lo que se negaba a los negros, en el escalafón más bajo) sienten que se aplica de forma discriminatoria: "Blancos, indios y 'coloureds' ya no pueden acceder a puestos de trabajo. He votado al ANC desde que llegó la democracia [1994] porque quería que ellos marcaran la diferencia. No han hecho nada y los pobres somos más pobres. Esta vez no les he votado", dice June Hendricks, un ama de casa de 48 años, también en MitchellŽs Plain: "Es Apartheid al revés, primero fuimos discriminados por los blancos, ahora lo somos por los negros. ¿Dónde quedamos entre unos y otros?, como siempre, en el fondo".

Es a esta población empobrecida a la que la líder del DA, Helen Zille, de 58 años (bautizada por la prensa como 'Godzille', por su irrupción súbita y exitosa en política), ha recurrido, tocando fibra sensible: desde 2006, como alcaldesa de Ciudad del Cabo, inició campañas anticrimen en los barrios (y hasta fue detenida por manifestación ilegal, lo que la convirtió en una pseudoheroína a los ojos de muchas madres de adictos al tik) y defendió ante sus vecinos la necesidad de acabar con el BEE, con la corrupción, de mejorar educación y sanidad... La alcaldesa domina cuatro lenguas (inglés, alemán y las locales afrikáans y xhosa) y puede hablar con los vecinos en su lengua materna, el afrikáans, un derivado del holandés de los colonos con influencias malayas, francesas, zulús o xhosas y no duda en bailar y cantar con ellos.

Zille, nacida en Johannesburgo de padres alemanes, con un pasado antiapartheid impoluto —como periodista destapó la muerte por torturas del líder de Conciencia Negra, Steve Biko—, conocedora del peso demográfico, único, de los 'coloureds' en la provincia, ha sabido rentabilizar sus agravios. Se ha hecho con casi el 50% de los votos en la provincia y en algunas mesas electorales de los barrios 'coloured' ha llegado a tener un apoyo del 80%. Con un aura de incorruptible y eficiente —fue votada como mejor alcalde del mundo el pasado año—, su partido, que se nutre del voto blanco y de la poco numerosa clase media, ha conseguido un récord en votantes a nivel nacional: un 16% (12,37% en 2004), lo que no es poco habida cuenta la adhesión inquebrantable que el ANC suscita, como movimiento libertador, entre la mayoría de la población negra (el 80% de los más de 45 millones de sudafricanos).

El ANC ha tomado nota. Su portavoz, Jessie Duarte, hizo votos por "recuperar la unidad entre nuestra gente" y trabajar más en los barrios. Pero el mantra "ni lo bastante blancos durante el apartheid, ni lo bastante negros con el ANC", parece que perseguirá al partido de Mandela en los guetos 'coloured' en el futuro.