Cuba recobra protagonismo en Latinoamérica bajo la batuta de Lula

Costa do Sauípe (Brasil).-  Arropado por el liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva, que le ha abierto las puertas de América Latina, el cubano Raúl Castro se ha convertido en la estrella debutante de la cumbre que concluyó hoy en Brasil con la aprobación de una resolución contra el embargo de Estados Unidos.

ampliar foto

(EFE)

El presidente de Cuba, Raúl Castro, sonríe mientras sostiene en su cabeza el sombrero de su homólogo de Honduras, Manuel Zelaya, durante la Cumbre de América Latina y Caribe (CALC), que se lleva a cabo en Costa do Sauípe, Bahía (Brasil).

La resolución aprobada por los mandatarios latinoamericanos y caribeños reunidos durante dos días en el noreste brasileño rechaza "de la forma más enérgica" la aplicación de la Ley Helms-Burton.

"Pedimos al Gobierno de los Estados Unidos de América que cumpla con lo dispuesto en 17 resoluciones sucesivas aprobadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas y ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene contra Cuba", señala..

Asimismo, solicita "en particular" a Washington que levante las medidas adoptadas en los últimos cinco años por la administración de George W. Bush para endurecer el embargo.

Una resolución que la diplomacia cubana considera un "éxito", aunque el texto no aparezca en la declaración final de la Cumbre de América Latina y el Caribe.

Además de "moverse" para lograr una nueva condena contra el bloqueo, Raúl Castro ha aprovechado el maratón de cumbres -cuatro en dos días- convocadas por Lula en el balneario de Costa do Sauípe para presentarse en sociedad ante sus pares latinoamericanos.

Castro ha cambiado su rígido uniforme verde olivo por elegantes trajes y cómodas guayaberas, y ha roto el silencio que acostumbra a mantener en La Habana, aunque no hasta el punto de comparecer en la rueda de prensa final ofrecida por ocho presidentes.

Aunque tanto el general como el venezolano Hugo Chávez han mencionado en más de una ocasión a Fidel Castro, la sombra del líder cubano ha dejado de planear sobre la cabeza de su hermano, que, según analistas regionales, pese a carecer del carisma del jefe de la revolución, se ha desenvuelto "como pez en el agua" bajo la batuta de Lula.

Un foro mayoritariamente de izquierdas -donde no faltan los viejos amigos del régimen comunista caribeño- dio la bienvenida a la integración de Cuba y abrió el libro de visitas a la isla.

El primero será el presidente de Ecuador, Rafael Correa -del 7 al 10 de enero-, a quien seguirán la argentina Cristina Fernández -del 11 al 14-, y la chilena Michelle Bachelet, en febrero.

El viaje de Correa se fraguó en un encuentro bilateral que mantuvo anoche con Castro durante cerca de tres horas y que confirmó la sintonía existente entre ambos.

Otro aliado de Cuba, el boliviano Evo Morales, se encargó hoy de "abrir fuego" contra Estados Unidos, al proponer la retirada de embajadores si Barack Obama no levanta el embargo contra la isla en un plazo razonable.

La propuesta no tuvo el eco esperado porque Lula, como anfitrión, optó por la prudencia para conceder al futuro gobernante estadounidense un margen de confianza para el diseño de su política con la región.

Todos los mandatarios han saludado la incorporación plena de Cuba a América Latina con su ingreso en el Grupo de Río, que celebró una breve cumbre especial el martes para darle la bienvenida.

Ni los otrora más críticos con el régimen comunista han hecho referencia, al menos públicamente, a la inmovilidad de La Habana.

Tras su ascenso al poder -provisionalmente en agosto de 2006 y de forma oficial el pasado febrero-, el general Castro reconoció la necesidad de cambios estructurales que aún no se han producido, ni en el orden económico ni en materia de libertades, como la de expresión o la de movimientos, severamente restringidas en el país.

Analistas regionales consultados por Efe se mostraron escépticos sobre transformaciones a corto plazo en Cuba, aunque coincidieron en que su integración refuerza las señales de los cambios en la región e indican que "América Latina se ha puesto los pantalones largos".

Como apuntó hoy Correa, "ya América Latina no va a ser pasivo frente a la política internacional" de Estados Unidos, dando a entender que terminaron los tiempos de la llamada "Doctrina Monroe" que consideraba a Latinoamérica el "patio trasero" de EE.UU.