Identifican en Chile a una víctima de la dictadura que no está en los informes oficiales

Santiago de Chile.-  Los médicos forenses han identificado en Chile los restos óseos de Nelson Araneda Loaiza, militante de una guerrilla de izquierda asesinado en 1981 y que no consta en los informes oficiales de víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

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(EFE)

Nelson Araneda Loaiza, asesinado a los 35 años, no figura en el informe Rettig, elaborado en 1991, que señala que 2.279 personas perdieron la vida durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). EFE/Archivo

Araneda Loayza, asesinado a los 35 años, no figura en el informe Rettig, elaborado en 1991, que señala que 2.279 personas perdieron la vida durante la dictadura, y que el Gobierno se ha propuesto reabrir para incluir los casos no documentados hasta ahora.

Araneda fue hallado muerto el 10 de noviembre de 1981 junto a otras tres personas en un automóvil incendiado en el camino a Las Vizcachas, en los alrededores de la capital chilena, frente a la casa del entonces ministro de Relaciones Exteriores, René Rojas.

Los otros tres cuerpos fueron identificados como los de Juan Ramón Soto Cerda y Jaime Alfonso Cuevas Cuevas, ambos militantes del Partido Socialista, y Luis Pantaleón Pincheira, que era, como Araneda, miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Sin embargo, el cuerpo de éste llegó carbonizado, sin cabeza, piernas ni manos al Servicio Médico Legal, y fue enterrado sin identificar en el Patio 29 del Cementerio General, de donde fue exhumado en 2006, informa hoy el diario La Nación.

Las muestras óseas de la víctima fueron enviadas a un laboratorio de Innsbruck (Austria), que confirmó que se trata de Araneda.

Según organizaciones de izquierda y familiares de víctimas de violaciones a los derechos humanos, los cuatro militantes fueron asesinados tras ser detenidos por la policía secreta, que después incendió el automóvil y escenificó en el lugar un falso enfrentamiento.

Un peritaje de la Policía de Investigaciones acreditó que las víctimas no pudieron causar los impactos que recibió un automóvil de la Central Nacional de Inteligencia (CNI), la policía secreta del régimen militar, como la dictadura quiso hacer creer en ese tiempo.