La justicia decidirá mañana si Battisti sigue en Brasil o va a prisión en Italia

Brasilia.-  El Supremo Tribunal Federal de Brasil decidirá mañana si el ex activista de izquierda italiano Cesare Battisti permanece en el país como refugiado o es enviado a Italia para cumplir una pena de cadena perpetua por cuatro asesinatos.

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(EFE)

Imagen de archivo del ex activista de izquierda italiano, Cesare Battisti (c), a su llegada a la ciudad de Brasilia (Brasil) después de su detención. EFE/Archivo

El caso de Battisti ha provocado incidentes diplomáticos entre Brasil e Italia y hasta puede llegar a abrir alguna grieta entre el Supremo Tribunal y el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que le ha concedido al italiano el estatus de refugiado.

En 1993, Battisti fue juzgado en ausencia por la Justicia italiana, que le condenó a cadena perpetua por el asesinato de dos policías, un joyero y un carnicero, todos ellos cometidos entre 1977 y 1979.

En aquel tiempo, era miembro del grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), brazo de las Brigadas Rojas muy activo en la década de los años 70 y acusado de numerosos atentados.

Tres años antes de la condena, Battisti había huido de una cárcel italiana y encontrado refugio en Francia, donde se convirtió en novelista y trabajó como portero de un edificio.

Sin embargo, en 2004 volvió a fugarse cuando la Justicia francesa estudiaba un pedido de extradición formulado por Italia.

En marzo de 2007, en una operación coordinada entre los servicios de inteligencia italianos, franceses y brasileños, fue detenido en la ciudad de Río de Janeiro y trasladado a una prisión de Brasilia, en la que permanece recluido a la espera de la decisión del Supremo.

En medio del proceso abierto con el pedido de extradición hecho por Italia, el Gobierno brasileño decidió, en enero pasado, aprobar una solicitud de refugio presentada por Battisti, tras considerar que en el caso existían "fundados temores de persecución política".

La decisión del Gobierno sorprendió, sobre todo porque el Comité Nacional para Refugiados, organismo que depende del Ministerio de Justicia y se encarga de estos casos, había rechazado la concesión del refugio.

El Gobierno italiano protestó con vehemencia la acogida del pedido hecho por Battisti y llegó incluso a llamar a consultas a su embajador en Brasil, Michele Valensise, quien permaneció en Roma durante casi un mes.

El presidente italiano, Giorgio Napolitano, expresó sus quejas hasta en cartas dirigidas a Lula, quien siempre se ha referido a la concesión del refugio como una "decisión soberana" de Brasil que "debe ser respetada".

La legislación brasileña establece que un refugiado no puede ser extraditado, por lo que mañana el Supremo Tribunal deberá analizar en primer lugar si la concesión de refugio político interfiere con su competencia de juzgar la extradición.

Si ese fuera el caso, discutirá entonces los méritos jurídicos del pedido de extradición formulado por Italia y decidirá si el ex activista debe ser entregado a la Justicia italiana para cumplir la pena que le fue impuesta hace 16 años.

No obstante, si el Supremo Tribunal se declara incompetente para juzgar la concesión del refugio o decide avalarla, Battisti podrá permanecer en Brasil.

Desde su captura, Battisti ha recibido el respaldo de amplios sectores de izquierda y dirigentes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), como el ex ministro José Dirceu o el senador Eduardo Suplicy.

También ha obtenido apoyo en Francia, donde la ex primera dama Danielle Mitterrand lidera un movimiento en favor de que se le mantenga el estatus de refugiado.

La viuda de Francois Mitterrand, que preside la fundación France Liberté, llegó a visitar el Congreso brasileño el pasado abril para afirmar que "el estatuto del refugiado político debe respetarse" y que la extradición de Battisti supondría "un precedente muy grave" para la legislación internacional.