Luis García Montero dice que sabe que está envenenado por la novela y escribirá más

Santander.-  El poeta Luis García Montero llegó a la novela porque supo que su biografía sobre Ángel González no podía ser un ensayo sin emoción. Trató de llevar al lector la esperanza y el miedo que hay detrás de los documentos oficiales y ahora confiesa que el género le ha envenenado y que está dispuesto a regresar a él.

ampliar foto

(EFE)

El escritor Luis García Montero, quien dirige en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) el taller "Poesía: Leer y escribir " y que participa hoy en los ciclos "Los Martes Literario", de esta misma Universidad, posa hoy en Santander.

"Sé que estoy envenenado y que voy a tratar de escribir otra novela", ha confesado hoy en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde esta semana imparte un curso sobre poesía.

Además, se encontrará con sus lectores en los "Martes literarios" y les hablará sobre "Mañana no será lo que Dios quiera", el libro en el que relata los años de infancia y juventud de su amigo Ángel González, una historia que "va más allá del testimonio personal" porque en esos recuerdos está una parte de la historia de España.

El poeta asturiano leyó la mitad del manuscrito antes de morir y estuvo de acuerdo en que había que cambiar el tono, en que había que utilizar la narrativa no sólo para ofrecer al lector información, fechas y datos de una vida, sino también la emoción con la que se fue formando como individuo y con la que recordaba ese tiempo, ha explicado hoy el autor granadino, en un encuentro con periodistas.

Ángel González se convirtió después, cuando García Montero tuvo que seguir adelante con la escritura de su obra, en "un muerto de muerte imposible", un término que utilizaba en sus largas conversaciones el poeta ovetense para referirse a su padre, a su abuelo y a aquellas personas a las que perdió, pero que le siguieron acompañando durante toda su vida.

A Luis García Montero, poeta de larga trayectoria reconocida con premios como el Nacional de Literatura, el Adonais y el Loewe, la novela le daba "miedo", consciente de que cada género tiene unos recursos y de que no es lo mismo escribir una buen poema que escribir una buena narración de ficción.

"De la misma forma que hay novelistas que se ponen a escribir poesía y hacen un horror, hay poetas que se ponen a escribir novelas, pensando que sólo es poner palabras bonitas, una detrás de otra, y escriben también un pastelazo", ha opinado.

Él llegó a la novela porque se lo exigió la biografía de Ángel González y porque tenía que contar "por dentro" lo que su maestro y amigo le estaba contagiando: sus sentimientos.

"Pero confieso que ahora me ha envenenado, que por primera vez siento el placer con la prosa que antes sentía escribiendo poemas", ha relatado el autor de "Habitaciones separadas", a quien ese "veneno de la creación" le ha hecho producido otro efecto, le ha hecho regresar "apasionadamente" a la poesía.

Terminó su último poemario, "Vista cansada", en 2007, llevaba dos años "largos" sin escribir un verso y ahora en un mes ha terminado cuatro poemas.

Quizá se deba también al "abismo interior" que ha sentido al ver publicada ya la segunda edición de "Mañana no será lo que Dios quiera", al verse tratado como novelista, cuando él, ante todo, es poeta, aunque "decidido" a adentrarse de nuevo en la narrativa.

Por el momento, se está dedicando a reflexionar, con sus alumnos de la UIMP, sobre el significado de la escritura y la lectura de poesía y a trasladarles que ese es uno de los "ejercicios más nobles" de la cultura contemporánea.