Valencia.- La soprano americana Jennifer Wilson, que interpreta el papel protagonista femenino en El Anillo del Nibelungo que se representa en el Palau de les Arts de Valencia, considera algo extraordinario que en Europa la ópera se subvencione con dinero público, mientras que en Estados Unidos se hace con fondos de donaciones o fundaciones privadas.
La soprano americana Jennifer Wilson, que interpreta el papel protagonista femenino en El Anillo del Nibelungo que se representa en el Palau de les Arts de Valencia. EFE/Archivo
En una entrevista concedida a la Agencia EFE, Jennifer Wilson ha afirmado que la voz y las cualidades musicales deben imponerse siempre al aspecto físico de las cantantes y que en el repertorio de Wagner es necesario tener "presencia" para no desaparecer en el escenario.
Con melena rubia, larga y lisa, y una presencia robusta, muy apropiada para la valquiria Brunilda que interpreta en la tetralogía wagneriana, Jennifer Wilson resalta que su papel de soprano dramática en el repertorio wagneriano requiere un alto nivel de exigencia.
"Lo primero que has de tener -ha afirmado- es una voz con un volumen lo suficientemente grande como para pasar por encima de una orquesta. Luego, capacidad y resistencia vocal para llegar al final sin ceder al cansancio y con la misma firmeza que al principio. Por eso son muy pocas las voces que pueden hacer este tipo de repertorio. Hay que elegirlas bien".
Con una trayectoria relativamente corta, pues debutó en 2002 en la ópera de Connecticut con Turandot de Puccini, Wilsón irrumpió con fuerza en el universo wagneriano en 2005 cuando sustituyó por enfermedad a Jean Eagle como Brunilda en Chicago y entusiasmó al público.
A partir de entonces, ha actuado con "La valquiria" en Le Chatelet de París, ha interpretado a Elisabeth (Tanhauser) en Montreal y ha formado parte del elenco de "El Holandés errante" en Washington, además de participar desde el principio (2007) en la producción del ciclo completo de "El Anillo del Nibelungo" del Palau de les Arts de Valencia.
Frente a la visión romántica de las divas, la soprano americana sostiene que lo más importante "no es ser la más alta y la más delegada", aunque reconoce que ambas premisas pueden ir juntas. Pero si hay que elegir, "debe imponerse la calidad vocal al aspecto físico", ha subrayado.
Nunca se ha sentido discriminada por su condición de norteamericana para interpretar papeles de la mitología germánica. "Cada vez trabajo más el texto alemán y lo interpreto mejor", ha asegurado.
Como anécdota, cuenta que la primera vez que vino a Europa, en el año 2005 para actuar en París, si que notó algún trato discriminatorio (social, que no musical) por la actualidad política de ese momento (las secuelas de la invasión de Irak). "Es una situación que no se ha vuelto a dar desde que está el presidente Obama", ha puntualizado.
En las actuales circunstancias, Jennifer Wilson considera "algo extraordinario" que en Europa se subvencione la ópera con dinero público. "En Estados Unidos esa financiación proviene de donaciones o fundaciones privadas, y en época de crisis esa financiación desaparece porque las empresas no pueden aportar dinero".
Sobre la escasez de nuevos títulos de óperas, la soprano ha comentado que se ha "perdido la capacidad para estar en el mercado. En el pasado, los compositores producían para lo que demandaban los teatros y los mecenas. Es importante para el futuro que los compositores tengan la capacidad de vender lo que producen".
A Jennifer Wilson le ha sorprendido también "la cantidad de gente joven" que acude a ver esta producción de El Anillo. "La incorporación de las nuevos tecnologías audiovisuales al lenguaje musical es la manera de conseguir que la gente joven vaya a la ópera", ha insistido.
"Esta producción -ha manifestado- tiene montajes audiovisuales y animados que no se han visto nunca sobre un escenario. Hay momentos que aparecen trozos de una película y los actores somos los cantante. Sales de esa película y tienes al maestro Mehta dirigiendo la orquesta".
Ha felicitado al director de escena, Carlus Padrissa (La Fura dels Baus), porque "ha trabajado de una manera fiel a lo que concibió Wagner, pero al mismo tiempo ha conseguido plasmar una visión muy moderna".
Sobre las polémicas por determinados montajes de óperas, la cantante americana ha recalcado que son los propios teatros los que buscan a estos directores sabiendo que van a realizar una visión innovadora que no va a ser fiel al texto. Quieren algo diferente para un público que ya ha visto muchas veces esa obra. La solución es hacer óperas nuevas que sean asequibles, que el público no tenga que saber física para entender de qué se está hablando".
Señala también que en Estados Unidos hay un público nuevo que nunca ha visto una ópera y que llora al ver la Traviata, pero en Europa hay más tradición. "Cuando estuve en Italia, un día paseaba por la calle con una partitura y al gente se volvía para ver de qué compositor era. Eso en América no pasaría".
Jennifer Wilson ha comprobado que en Valencia "hay un calor y una energía que no he encontrado en otro sitio" y ha reconocido que su actuación en esta producción de El Anillo del Nibelungo ha significado un punto de inflexión en su carrera.
"Helga Schimdt (la intendente) y el maestro Mehta creyeron en mí antes de tener roles principales en mi currículum", ha destacado.
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