El Athletic mira al próximo curso con una mezcla de ilusión, temor e incertidumbre

Bilbao.-  El Athletic Club, con todo hecho esta temporada, mira ya hacia la próxima y lo hace con una mezcla de ilusión ante los numerosos y atractivos compromisos que le esperan, cierto temor a la exigencia a la será sometido e incertidumbre en torno a los recursos con que contará para hacer frente a tanto reto.

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(EFE)

El jugador del Athletic de Bilbao, Toquero, celebra un gol. EFE/Archivo

El club bilbaíno, aún con ganas de aprovechar el respiro que le ofrecerá el verano, arde ya en deseos de que llegue agosto para intentar dar en la Supercopa el aldabonazo ante el FC Barcelona que no consiguió en la final de la Copa del Rey. E incluso finales de julio para acometer la nueva UEFA Europa League, una competición a la que con su anterior denominación tenía cariño como pocos.

Serán cinco partidos oficiales ya antes de septiembre los que le den al Athletic el pistoletazo de salida a un curso que le reserva tarea como hace tiempo no tenía. Son los réditos de una Copa en la ha recobrado histórico protagonismo, buena dosis de autoestima y más fe aún en un modelo que parecía languidecer pero que sigue defendiendo a capa y espada.

Fundamentalmente guiado por la fortaleza de la afición, que no claudica y sigue erigida en el gran baluarte al que apoyar la regeneración del llamado 'sentimiento Athletic', una manera singular de entender el fútbol y la comunión con un equipo. Valencia, el 13 de mayo, fue el mejor de los ejemplos.

Pero, al mismo tiempo que deseo, la nueva campaña le genera al Athletic temor a que vaya a llegar demasiado pronto. A que coja a un equipo que poco más puede ofrecer que apuradas permanencias todavía sin poder estar a la altura de las exigencias.

Si incluso en los dos últimos años, los posteriores al en su día definido como 'bienio negro', al equipo rojiblanco le ha costado Dios y ayuda asegurar la salvación ¿cuanto le puede penalizar una mayor exigencia del calendario?

Llegados a ese punto de la reflexión, la siguiente cuestión viene derivada. ¿Con qué mimbres contará el año que viene Joaquín Caparrós, que ha demostrado poca confianza en un elevado número de jugadores de su plantilla?

El devenir de la temporada ha dejado claro que hombres como Murillo, Muñoz, Del Olmo, Garmendia, Íñigo Vélez, e incluso los otrora indiscutibles Etxeberria y Gurpegui, no tienen demasiado predicamento para el técnico de Utrera. Y, de los cedidos, sólo Zubiaurre cuenta con una pequeña opción de encontrar de nuevo acomodo. Algo que seguro no ocurrirá con Lafuente, Casas y Tiko.

Así que de fuera tendrá que llegar la ayuda que sin duda necesitan los escasos 18 jugadores que han llevado el peso de la temporada. Alguna ya se empiezan a vislumbrar, como la de Díaz de Cerio, quien, en cuanto se recupere de su grave lesión, es más que probable que ponga sus goles al servicio de la causa rojiblanca.

Interesan también al club vasco jóvenes como San José, quien hace poco había dejado Lezama para probar fortuna en el Liverpool, o el Herrera, que acaba de debutar en el primer equipo del Zaragoza. También pudiera recalar en el Athletic Barkero, a quien las circunstancias que a veces se dan en el fútbol le han impedido llegar antes a territorio vizcaíno.

También se espera algo de la cantera. De chavales como Etxeita, ya casi asentado en el primer equipo, Bóveda y Adrien Goñi, que parecen contar con el placet del de Utrera.

Pero más que de unas incorporaciones que, salvo sorpresa, no parecen una panacea inmediata, el futuro a corto plazo rojiblanco dependerá de que Fernando García Macua sea capaz de atar en corto a jugadores que empiezan a llamar la atención de clubes poderosos.

Que es lo que tiene de los nervios al aficionado rojiblanco, al que le aterra la posibilidad de que lo mejor de la plantilla busque nuevos horizontes. Que gente como Iraola, Llorente o Javi Martínez cedan a tentaciones que les pudieran poner delante.

Más de amarrar bien a esos jugadores que de lo fino que hile en las contrataciones dependen, no ya los éxitos que pueda conseguir o no el equipo bilbaíno, sino la tranquilidad y el sosiego necesarios para que la atractiva nueva campaña sea un acicate y no el angustioso trance de cursos anteriores todavía no olvidados.