Toyota, ante su gran oportunidad

Toyota es la principal favorita al triunfo en el Gran Premio de Bahréin de Fórmula 1, que se disputa en el circuito de Sakhir este fin de semana. El equipo japonés completó en esta pista más de 3.800 kilómetros de entrenamientos privados con resultados bastante positivos. El equipo de Jarno Trulli y Timo Glock deberá hacer frente a los líderes intratables del Mundial, Brawn GP, y la sorpresa de Malasia, Red Bull. Renault aborda la prueba con la misión de consolidar las buenas sensaciones de Sepang, y montará el nuevo difusor en el coche de Nelson Piquet.

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DIEGO AZUBEL (EFE)

Jarno Trulli, de Toyota, en acción durante la segunda sesión de entrenamientos.

Sin tiempo para recuperarnos del doblete de Red Bull en medio de la tormenta china, la F-1 ya está en el desierto de Bahréin para disputar el cuarto GP de la temporada, que cierra la gira asiática. El salto de la humedad de Sepang a la sequedad y el calor abrasador de Sakhir llegará, una vez más, de la mano de polémicas con el tiempo. De momento, las previsiones meteorológicas parecen más propias del Dakar que no de un GP de F-1. Se anuncian severas tormentas de arena el domingo, lo que podría hacer peligrar seriamente el GP. Al menos, parece que no caerá una gota de agua, aunque a la vista del aguacero de Qatar con MotoGP, no nos parece apropiado aventurarnos con pronósticos de esta clase...

Cábalas meteorológicas al margen, este fin de semana debería ser el gran momento de Trulli y Glock. Toyota tendría que apagar aquí su sequía absoluta de triunfos si nos acogemos a su extra de experiencia con los coches de 2009 en esta pista. Ellos fueron los únicos, junto a BMW y Ferrari, que apostaron por Bahréin como centro invernal para el desarrollo de sus monoplazas. Traducido a kilómetros: Jarno Trulli, Timo Glock y el probador del equipo, Kamui Kobayashi, se repartieron más de 3.800 kilómetros de experiencia en la pista, equivalente a más de doce carreras. Vamos, que o ganan aquí...

Sakhir es un circuito Tilke, es decir, las curvas variadas de siempre, frenadas fuertes y dos rectas largas bien pensadas para fabricar adelantamientos... Los mayores alicientes de la pista son, en cambio, los dos grandes enemigos del pilotaje: la arena y el viento. El trazado se construyó en medio del desierto, lo que hace de cada vuelta una aventura debido al constante depósito de polvo sobre el asfalto y las irregulares rachas de viento. Estos delicados compañeros de viaje obligan a los pilotos a afinar el pilotaje, y a los equipos a variar un tanto los monoplazas, que utilizan una refrigeración de los motores sobredimensionada para combatir las altas temperaturas, tomas de aire de los frenos también más grandes y filtros de aire especiales.

Cambios en McLaren, Force India y Renault

McLaren y Force India han escogido esta prueba para estrenar importantes modificaciones aerodinámicas en sus coches. Ambos equipos montarán unos difusores modificados para limar la diferencia que les separa de los líderes de este Mundial de locos. Además, en el caso del equipo británico, deberán aprovechar estas mejoras para silenciar con buenos resultados los rumores de retirada de Mercedes-Benz de la categoría. La casa alemana ha sido la primera en sacarse de la manga el temido discurso catastrofista aprovechando el affaire de los difusores dobles. Vamos, que Brawn GP les ha quitado el caramelo de la victoria, y los niños malcriados, acostumbrados a ganarlo todo, no pueden aceptar ver a uno más pobretón, con ropa harapienta y mochila de marca blanca llevándose el diez y los elogios del profesor. Flavio Briatore, en cambio, ha optado por una encendida alocución reclamando veladamente la desaparición del equipo de Ross Brawn, basándose en un medido ahogo económico. ¿Cómo? Sencillo, reclamando que Ecclestone les cierre el grifo de los derechos de TV. La situación es curiosa porque, de estar Renault y McLaren repartiéndose los triunfos, ellos mismos serían los primeros en apuntarse al discurso de la promoción de equipos privados para asegurar la buena salud de la F-1. Esta situación ya la vivimos en 1996.

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(EFE)

Miembros del equipo Renault de Fórmula Uno trabajan en el coche en el circuito de Bahréin.

La gran incógnita técnica a despejar en Bahréin volverá a ser el KERS, cuya presencia en parrilla decrece a medida que avanza la temporada. En Bahréin, este dispositivo sólo está confirmado en los dos McLaren y BMW. Ferrari lo probará en el F60 de Massa durante los libres de hoy, y sacará a pista a Räikkönen sin él. Del diferencial de ambos en las hojas de tiempos y del progreso de los reglajes de ambos se tomará una decisión en un sentido u otro. Parecida tesitura para Renault, que también decidirá mañana si repite la estrategia de Shanghái o vuelve a utilizarlo.

El quid de la cuestión acerca del KERS es su reducidísima repercusión en el tiempo por vuelta (apenas unas tres décimas y, claro, una salida de cohete) en relación con el lastre que supone en la puesta a punto del coche. El gran problema, claro, es que la mayoría de coches oficiales, que pensaban rodar con él todo el año, habían configurado una distribución de pesos favorable al eje posterior, lo que se traduce en desgaste acelerado de los slicks posteriores y, peor aún, en la dificultad para calentar los neumáticos anteriores. En cambio, los diseños del Brawn o el Red Bull, que ya sabían de sobra que no rodarían con KERS en esta primera campaña, optaron por un reparto de masas más equilibrado, con el piloto sentado en posición más adelantada, lo que beneficia el buen trabajo de las cuatro gomas.

Detalles como el mencionado han provocado situaciones curiosas, como ver a un Mercedes o un Renault ganando... con el responsable del suministro de motores rodando justo detrás. Esta situación es especialmente dolorosa en el equipo de Fernando Alonso, que exhibió una inaudita impotencia en su comparecencia ante los medios tras el GP de Malasia. Sin embargo, la evolución del R29 no invita precisamente al pesimismo. Hay voces en parrilla que tildan al monoplaza francés de tercera fuerza real, detrás de Brawn GP y Red Bull; ahora sólo falta que sus pilotos traduzcan las sensaciones en resultados. Para la afición y buena parte de la prensa sería un alivio; para la F-1, una especie de justicia divina al sacrificio del bicampeón en el equipo.

Sin embargo, el tema estrella de Renault estos días es el rendimiento de Piquet. El último match ball del brasileño se acerca, y mientras sus resultados con el casco puesto siguen sin llegar, el número de aspirantes a robarle el asiento no deja de crecer. Bruno Senna, Romain Grosjean... Y para echar gasolina al incendio va Briatore y desvela que había propuesto a Jenson Button el puesto de segundo piloto en Renault.

Luego está lo de Alonso y Ferrari. El último comentario del entorno de la Rossa ha insinuado una posible sustitución de Massa y Räikkönen por el español y la gran revelación de 2009, Sebastian Vettel. ¿Sueño o pesadilla? Eso nadie lo sabe, pero repetir la experiencia de 2007 sería bastante interesante.

La cortina de humo de esta hipotética nueva alineación de pilotos trata de masajear a los ferraristas con un futuro mejor, a la vista de su negro presente. Domenicali, responsable del equipo italiano, ha pedido paciencia... justo un día después de publicarse en medio mundo una indiscreción del departamento técnico de Maranello que apunta a un hipotético descarte de 2009 para trabajar ya en vistas a la campaña 2010. Vamos, igual que en 2005.

La F-1 retomará los horarios europeos por primera vez en todo el año, y no tocará poner el despertador a horas extrañas. Los ensayos oficiales se celebrarán mañana a la una del mediodía y la carrera, si la arena lo permite, comenzará el domingo a las dos.