Treinta años de relaciones frías, pero imprescindibles entre Israel y Egipto

Jerusalén.-  Transcurridos treinta años de la firma del acuerdo de paz entre Israel y Egipto, las relaciones entre los dos países distan mucho de ser idílicas, aunque el Estado judío las considera esenciales y piedra angular para la estabilidad regional.

En marzo de 1979 el entonces primer ministro israelí, el conservador Menajem Begin, y el presidente egipcio, Anwar Saadat, estrecharon la mano tras la firma del acuerdo de paz en la Casa Blanca, que auspició el presidente Jimmy Carter.

Se trataba del primer acuerdo de paz que Israel firmaba con un país árabe, y sentaba las bases para el futuro reconocimiento del Estado judío por sus vecinos regionales, aunque sólo en 1995 el reino de Jordania siguió ese camino.

Egipto recuperó el Sinaí, un año después del asesinato de Saadat en 1981 a manos de extremistas. La firma también le valió a El Cairo la animadversión de los estados árabes y la suspensión durante una década de la Liga Árabe.

"A pesar de las relaciones, ese acuerdo tiene una importancia y significado estratégicos de primera magnitud, tanto para Israel como para Egipto, pues fue un acto pionero que trazó el camino desde finales de los setenta para toda la zona", explica a Efe el portavoz del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores, Yigal Palmor.

El portavoz se refería a unos lazos que "a nivel de cooperación y sociedad civil" reconoce "fríos" y lejos de "ser un sueño", aunque apunta: "Más vale una paz fría que una guerra caliente".

Y es que la tensión y los altibajos diplomáticos han caracterizado buena parte de las tres décadas de relaciones, especialmente influidas por el conflicto árabe-israelí que en las calles egipcias despierta encendidas reacciones.

Egipto ha retirado a su embajador de Tel Aviv en varias ocasiones, expresado abiertamente su rechazo a las políticas seguidas por el Gobierno israelí y suele posicionarse contra este país junto a otros estados árabes en foros internacionales.

"Se trata de un acuerdo frío, que no ha sido abrazado por el pueblo egipcio y que no goza del apoyo de sus élites intelectuales", refiere en su editorial de hoy el diario "Haaretz".

Agrega que las relaciones entre Israel y Egipto son diferentes a las que el Estado judío mantiene con la UE o EEUU, pues están vacías de "lazos culturales, turismo extensivo o cooperación económica".

Palmor coincide con el rotativo aunque subraya que "ahí donde hay un interés claro para Egipto hay cooperación, como en el campo de la energía o la creación de zonas de libre cambio, en los que se beneficia más que Israel".

No obstante, el diplomático se lamenta de que "aún exista odio y violencia verbal contra Israel fomentado por sindicatos, intelectuales y periodistas".

También irrita en Israel que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, no haya visitado el país más que para asistir al funeral del asesinado primer ministro Isaac Rabín en 1995.

La prueba más delirante de ello se produjo el pasado mes de octubre cuando el hoy designado ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, se quejó de que "en tres décadas de paz, Mubarak nunca ha aceptado venir aquí de visita oficial. Si quiere dialogar con nosotros que venga aquí. Si no, que se vaya al infierno".

El "Haaretz" añade al referirse a esta clase de políticos, que "se olvidan de que el acuerdo de paz no es un favor que Israel hace a los egipcios, y que los logros políticos y de seguridad que se produjeron como resultado del mismo no se pueden menospreciar".

El acuerdo de paz con Egipto también pavimentó el camino a futuras negociaciones entre israelíes y palestinos.

Como muestra, en Camp David "ya se recogía un esbozo de lo que luego tomaría forma como los Acuerdos de Oslo", refiere Palmor.

Egipto hoy juega un papel determinante como mediador regional entre Israel y el mundo árabe en general, así como entre los propios palestinos en particular.

Y esa política, defendida por Mubarak, dio lugar a la formulación de la iniciativa de paz árabe, que propone formalizar las relaciones con Israel como opción estratégica.

"El prominente papel de Egipto en la zona deriva de su peso político, militar y cultural y del hecho de que haber sido el primero en firmar la paz con Israel, lo que lo convierte en puente imprescindible para la paz con el mundo árabe", concluye Palmor.