Ponce y Tomás libran y ganan, pero por separado, su primer gran duelo del año

Valencia.-  Ya está dividida en dos la España taurina, desde "las Fallas" recién terminadas, unos con Enrique Ponce y otros con José Tomás, por el clamor que despertaron los triunfos de ambos, pero con un matiz: al haber actuado por separado, hasta es posible que tengan partidarios compartidos.

No hay por tanto cisma total, que sería bueno, sin duda. Y para ello ahora hay que fomentar ese "pique" tan necesario entre los dos gallitos que ha tenido el ciclo valenciano, a ver si de una vez se ven las caras en el ruedo anunciándose en el mismo cartel.

Ponce, el único que hizo doblete en el serial, en los cuatro toros que estoqueó dictó tres lecciones de una absoluta rotundidad, por el magisterio de su técnica, lo refinado de su arte y el amor propio que tanto le motiva y engrandece. Magnífico compendio de torería, mando y eminencia, de manual para los que todavía tienen que elegir un espejo donde mirar sus aspiraciones en la profesión.

Con Tomás, que hizo un sólo paseíllo, pasó algo fenomenal al mostrar suficiencia y capacidad de muy altos vuelos, y distintas a lo habitual en él tras su última reaparición. Pues templó hasta lo indecible, toreando cerquísima sin necesidad de desafiar las leyes físicas -si no hay espacio para que pase la res, es inevitable el encontronazo, a veces violento e innecesariamente trágico-, y resolviendo los pases con trazos de inmaculada estética. Profundidad y verdad, toreo grande se llama eso.

Los dos, Ponce y Tomás, inconmensurables. Pero no se acaba con ellos la esperanza de futuro. Porque hay más, o debe haberlos, empezando por el gran ausente de esta feria, Miguel Ángel Perera, ahora con más vocación y motivación que nunca, como lo prueba que en América ha despejado todas las dudas que pudieron surgir por la lenta y penosa recuperación de su percance en la última feria madrileña de Otoño.

Esa ilusión del aficionado por los duelos que se esperan para esta temporada la alimentan también, cómo no, los otros triunfadores que asimismo ha tenido el ciclo fallero, uno de ellos "El Juli", máxima figura, aunque su esfuerzo fue mínimo para estar simplemente bien en la corrida de Jandilla, el sábado, día 14, en un clima tan excesivamente amable que hasta "El Fandi" fue aupado a hombros con el único mérito de la polvareda -viene muy al pelo la palabra- que desprende el carisma de su popularidad.

Rubén Pinar se postula como novedad y torero con mucha proyección gracias a su Puerta Grande en su debut como matador de alternativa en Valencia, por una actuación marcada por el celo y la torería.

Y entre los de una oreja, dos artistas destacados, el arrojado Cayetano, demostrando que su apuesta va más allá de las pinceladas y las pasarelas; y el singular y proverbial Julio Aparicio, que también va a tener cuerda para rato si abunda en ese toreo eterno definido por el aroma, el valor y la gracia.

Castella brilló con el capote y recurrió al "arrimón" para cortar una oreja. El mismo trofeo que pasearon "los mediáticos", entiéndase "El Cordobés" y Rivera Ordóñez, aupados por un público festivo. Con estos últimos, César Jiménez, más serio, pero con igual reconocimiento. Y los locales y modestos Ángel de la Rosa y José Calvo, bien los dos aunque a medias en muchas cosas, pues cortaron cada uno una oreja donde había claramente dos.

Sigue un pelotón de doce más uno, con el casillero de trofeos a cero. Y no valen disculpas, si no son las excepciones de Alejandro Talavante y Daniel Luque, ambos sin toros propicios.

Mal Tomás Sánchez y "Serranito", mal "El Califa", insuficiente "Morenito de Aranda", mal Vega e insuficiente Bolivar. Anecdótico de nuevo el paseíllo de "Finito", igual que no se justificó Conde. Manzanares, pueblerino (ojo al dato con lo que se espera este año de él). Luis Francisco Esplá y Vicente Barrera, por último, o no pueden o no quieren, y de seguir así ya se verá cómo acaba cada uno la temporada, si es que la acaban.

Sobresalientes también en la feria, dos novilleros: "el resucitado" Pedro Marín, que había sufrido una gravísima cornada en la misma Valencia el 9 de octubre del pasado año, y esta vez se fue por la Puerta Grande después de jugarse el tipo con arrestos y las ideas muy claras; y el debutante Luis Miguel Casares, que con un sólo trofeo demostró una importante proyección.

Cuenta menos Carlos Durán, pese a la oreja "de local" que se llevó. Y se abre un compás de espera para Sergio Cerezos, Sergio Serrano, Adrián de Torres e incluso Antonio Hernández a pesar de la madurez -de edad, que no de oficio- de éste último, por cierto, herido "muy grave" sin haber dado un lance ni un muletazo. Otro herido, aunque menos grave, fue el banderillero Álvaro Montes. Los dos, con el alta hospitalaria, se recuperan ya satisfactoriamente.

Por último, los rejoneadores. En corrida de seis para seis, muy bien Sergio Galán, abrió la Puerta Grande. Bien pero sin matar, por tanto, sin trofeos, Antonio Domecq y Moura Caetano. Triunfo convincente del joven Leonardo Hernández; y con menos justificación, orejeados también, Javier San José y Álvaro Montes.

En el apartado ganadero, corrida más completa la de Torrestrella. Y toro más importante uno de Fraile Mazas. Una pena el empeño de los veterinarios porque Cebada Gago no lidie en esta plaza, cuando es ganadería de máximas garantías para el aficionado. La echaron para atrás por razones de papeleo -que si un toro o dos cumplen años unos días antes o después- y reconociendo que era un envío serio y entipado. Paradójicamente se aprobaron después toros de risa, o de pena, según se mire. Vaya con los veterinarios.

Aunque de estas Fallas, como se ve, queda un poso muy bueno. A ver si sirve de estela para la temporada que está echando a andar.