De cómo Garzón puede irse de rositas

MADRID.-  Hay mucha gente que le tiene ganas al juez Garzón, y sobre todo a raíz de la instrucción del 'Caso Gürtel'. Uno de ellos es Federico Trillo, portavoz de Justicia del Partido Popular en el Congreso, quien ha sacado pecho tras el auto del Tribunal Supremo, que alerta al Consejo General del Poder Judicial sobre una posible irregularidad cometida por el juez Garzón, al haber ocultado la percepción de más de 200.000 dólares por unas conferencias y clases que el magistrado impartió y coordinó en Nueva York, entre marzo de 2005 y junio de 2006.

Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Baltasar Garzón -vestido de 'boyscout'- será uno de los protagonistas de las Fallas de Valencia, después de que encontrara indicios de delito contra Camps y Costa.

"Es el cazador cazado", ha dicho Trillo, quien incluso se ha animado a parafrasear un poema de Góngora: "Deja el monte, garzón bello", ha dicho el ex ministro 'popular'. Pero cuando los políticos se ponen poéticos, es para echarse a temblar. Ya le pasó a Camps cuando mencionó a Bertolt Brecht para defenderse en la 'Gürtel', y los versos finalmente eran de otro autor. Y ahora resulta que Federico Trillo puede sonreir, pero más puede desternillarse el juez Garzón al poder irse de rositas.

Resulta que el Tribunal Supremo, en el mencionado auto, cita el artículo 417.11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el cual sanciona como falta muy grave "faltar a la verdad en la solicitud de obtención de permisos, autorizaciones, declaraciones de compatibilidad, dietas y ayudas económicas". Y es que, supuestamente, el magistrado de la Audiencia Nacional ocultó al CGPJ sus retribuciones, al mismo tiempo en que gozaba de un "permiso de estudios en Nueva York" y se beneficiaba de 160.333 dólares en concepto de sueldo, 21.152 dólares por los gastos de viaje, y 21.650 por la escolarización de su hija en la Escuela Internacional de Naciones Unidas. Todo esto, sumado, alcanza un total de 203.000 dólares, lo que al cambio supone unos 160.000 euros.

El juez no informó de su sueldo (al margen del que siguió cobrando íntegramente como juez) al CGPJ en ningún momento, ni siquiera al pedir una prórroga, que le fue concedida durante su estancia en Nueva York. "Tampoco consta que por el Consejo General del Poder Judicial se adoptase alguna resolución autorizando la compatibilidad para la actividad de docencia retribuida", añade el auto del Supremo.

Pruebas contundentes contra un delito prescrito

Sin embargo, el artículo precedente al mencionado en la Ley Orgánica del Poder Judicial asegura que "las faltas muy graves prescribirán a los dos años y las graves al año. El plazo de prescripción comenzará a contarse desde que la falta se hubiera cometido". Desde este punto de vista, la falta disciplinaria que se le achaca al juez Garzón habría prescrito (al haberse cometido entre marzo de 2005 y junio de 2006). Así lo creen también fuentes del Poder Judicial, aunque remarcan que la decisión final de prescripción deberá ser adoptada, aunque acaba siendo archivada la causa, por la Comisión Disciplinaria del CGPJ. Por eso no debe extrañar que este órgano haya acordado hoy abrir una investigación sobre el asunto.

De este modo, el magistrado, al margen de que pueda ser considerado culpable, no se vería sancionado por la comisión de los hechos referidos. Garzón se enfrentaba a tres posibles castigos —suspensión temporal entre un mes y tres años; traslado forzoso; o separación de la carrera judicial— que supondrían un durísimo varapalo a su trayectoria.

Eso sí, no hay que olvidar que, a pesar de que puede no cumplir las responsabilidades disciplinarias perfectamente derivables de su actitud, lo cierto es que las pruebas son contundentes, de modo que el magistrado tal vez no pueda evitar el hecho de tener que dar explicaciones sobre su conducta, tan inoportuna en un momento en que, investiga, precisamente, con la 'Operación Gürtel', un delito de financiación irregular por parte del Partido Popular.

El juez Garzón se ha defendido hoy, según fuentes próximas el magistrado recogidas por Europa Press, alegando que no actuó "de mala fe" y que el órgano de gobierno de los jueces "nunca le preguntó si iba a cobrar" por estas actividades. Del mismo modo, esas fuentes explicaron que en el momento en que solicitó la licencia de estudios para organizar el simposio en la Universidad de Nueva York, las retribuciones que iba a percibir "no estaban fijadas" y que, "si hubiera tenido interés de ocultar sus ingresos, no lo habría declarado al fisco, como hizo".