Los 770 cotos de Madrid enfrentan a ecologistas y cazadores

Madrid.-  Casi la mitad de la Comunidad de Madrid está urbanizada, pero en el resto hay 770 cotos en los que se dan cita los aficionados a la caza, que en la región son cerca de 36.000 con licencia.

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(EFE)

Casi la mitad de la Comunidad de Madrid está urbanizada, pero en el resto hay 770 cotos en los que se dan cita los aficionados a la caza, que en la región son cerca de 36.000 con licencia. EFE/Archivo

Aunque la caza es una actividad más propia de otras regiones, como Castilla-La Mancha donde resulta ser la primera actividad económica, en Madrid destaca por el número de cotos y por el número de cazadores.

En la actualidad, aparte de los 770 cotos de caza que existen, (124 de ellos de caza mayor), hay expedidas 35.864 licencias de caza, según los datos de la Consejería de Medio Ambiente.

De hecho, este fin de semana, Madrid sirve como punto de encuentro para los aficionados, por la celebración de dos ferias: la feria FICAAR y Venatoria, las "más importantes" del sector que congrega a gran número de empresas, según la Federación Española de Caza.

El tipo de caza predominante en la región, sobretodo en el área del suroeste, es la menor, aunque la mayor también tiene lugar en el área norte, en las cercanías de El Escorial, según explica la Federación Madrileña de Caza.

Cazar en un coto de caza menor puede costar de 600 a 1.200 euros al año. Sin embargo, una sola montería de caza mayor puede costar de 2.000 a 4.000 euros, dependiendo de las piezas que se garanticen, asegura el presidente de la Federación Madrileña, Nicanor Ascanio.

Uno de los puntos destacables de esta actividad es el impacto para el medio ambiente, ya que la organización Ecologistas en Acción se muestra preocupadas por la extensión de esta actividad ya que, advierte, "un 73% del espacio no urbanizable de Madrid es coto de caza".

El coordinador de Ecologistas en Acción, Theo Oberhuber, explica que el problema es que "la caza tiene que convivir y compatibilizarse con otras actividades y no lo está haciendo, sino que se está imponiendo al resto".

Oberhuber traslada la preocupación de la organización por el prejuicio que, asegura, está causando la caza en la región, tanto a la naturaleza, como a los animales, así como a las personas que quieren disfrutar del tiempo libre.

"Vallar los cotos -añade Oberhuber- no sólo perjudica a la gente, sino también a los propios animales que están muriendo por colisión con los vallados y les está impidiendo desplazarse".

Lo de "poner puertas al campo" no convence a los ecologistas y sí al presidente de la Federación Madrileña de Caza, Nicanor Ascanio, que defiende el vallado de los cotos, en su mayoría privados: "no se puede dejar las puertas abiertas, porque los derechos de propiedad también existen", asegura.

Ascanio defiende asimismo la contribución del sector al medio ambiente, pues "mientras existan cotos privados y existan cazadores habrá una conservación de las especies", asegura.

Además, el presidente de la federación asegura que en Madrid se hace un plan de caza por el que, antes de abrir la veda, se contabilizan las especies y se establecen los límites de piezas que tiene cada cazador.

Plan también criticado por los ecologistas que aseguran que no cuenta con "un control técnico".

Un punto de choque entre ambos colectivos es también el papel que cumple, respecto a la caza, el gobierno de Aguirre, a través de la Consejería de Medio Ambiente.

Mientras el presidente de la Federación Madrileña de Caza elogia la labor del Ejecutivo regional por su "coordinación perfecta" con la federación, los ecologistas le reprochan que "beneficia sistemáticamente a cazadores y dueños de fincas de caza".

La gestión de la caza es competencia de la consejería madrileña, que es quien cada año elabora el calendario de veda, el próximo pendiente de aprobación.

El Ejecutivo aborda estos días también, el problema de la plaga de conejos que invade algunas áreas de la región, para lo cual, entre otras soluciones se va a promulgar un nuevo y específico permiso de veda.