Montevideo se funde en el abrazo íntimo del tango

Montevideo.-  Montevideo sucumbe estos días al sonido triste del bandoneón, que atrae hasta la capital uruguaya a cientos de bailarines de todo el mundo dispuestos a recrear el abrazo íntimo de la danza rioplatense por excelencia, el tango.

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Hasta el próximo domingo, "tangueros" procedentes de Uruguay, Argentina, Alemania, Francia, Suiza, Italia, Suecia, Rusia, Estados Unidos y Canadá celebran los más de cien años de vida de este arte arrabalero, fruto del mestizaje, en el primer Festival Internacional de Tango de Montevideo.

Uno de sus organizadores, el bailarín Sergio Rodríguez, aseguró en declaraciones a Efe que otorgar a la capital uruguaya "el lugar que le corresponde en el concierto mundial del tango" es el objetivo del evento, centrado en uno de los ámbitos de expresión de ese arte suburbano: el lenguaje del cuerpo.

Según Rodríguez, la danza es el "motivo de encuentro" para los cientos de asistentes a este festival, orientado al aprendizaje, a través de las clases impartidas en el Hotel Radisson Victoria Plaza, y también al deleite, como testimonia el refulgir de las milongas celebradas cada noche en los locales Vieja Viola y La Morocha.

La naturaleza improvisada del tango, en el que "no existen coreografías, sino códigos" -como subraya Rodríguez-, dota de una singular fugacidad a ese movimiento dialogado en el que "el hombre es el líder", como destaca otra de las organizadoras y profesora del festival, la bailarina Evelyn Rivera.

"Él es el que lleva la iniciativa, el que propone, y después, charlamos", explica Rivera, encargada de transmitir a los alumnos los "códigos universales" que "permiten que dos personas que no se conocen de nada creen una coreografía juntas, en ese mismo momento", añade Rodríguez.

Aunque se conoce como el ritmo del "dos por cuatro" -su compás original-, hace décadas que los tangueros se deslizan en el piso al compás de cuatro cuartos, envueltos en el sonido del bandoneón, el violín, el piano y el contrabajo, instrumentos clave en las orquestas tradicionales.

Sin obviar el tono melancólico que evocan las letras del tango, nutridas del argot popular "lunfardo", el lamento y la sensualidad se vierten a partes iguales sobre la pista de baile, donde se juega cada noche "una partida de ajedrez irrepetible", como lo describe Rodríguez.

La idiosincrasia del rioplatense, "para quien es natural el abrazo, bailar pegado al cuerpo del otro", es reivindicada por Rodríguez como elemento definitorio del tango.

"Aunque hay otros países que ya tienen una larga tradición, como Francia; el rioplatense nace con el tango adentro, y para el extranjero es un aprendizaje", subraya.

Procedente de Alemania pero de origen uruguayo, Astrid es una de las asistentes al Festival Internacional de Tango que ensalza "el sentimiento" como esencia de esta danza y que reivindica el "lugar de Montevideo" en un arte en el que "Argentina está muy fuerte".

"El festival ha motivado la vuelta a mi patria estos días", asegura esta alumna, que ha recuperado asistiendo a clases de tango en Dusseldorf (Alemania) lo que aprendió "hace años en Uruguay".

El perfil social se desdibuja en esta danza de sutilezas, que reúne a "gente de todas las edades, niveles socio-económicos e ideologías", sostiene el bailarín Sergio Rodríguez.

"Nadie habla de política ni de fútbol, el único tema común es el tango; y a menudo uno sabe poco de la vida del otro, aunque hayan bailado juntos en muchas ocasiones", afirma.

Para Jimena, otra de las asistentes al festival, "ese lenguaje, esa comunicación durante tres minutos" con alguien "de quien quizá no recuerdes su nombre" es "la razón de que el tango sea tan especial y se haya convertido en una danza a nivel mundial".