Los testigos afirman que la acusada recibía malos tratos y amenazas de la víctima

Toledo.-  Tres testigos, compañeros de trabajo de Mónica M.S., la mujer de 30 años acusada de matar a su ex-pareja, César Consuegra, en un descampado de Ugena (Toledo) la madrugada del 12 de septiembre de 2006 coincidieron en señalar que la acusada les reveló que el fallecido la maltrataba y la amenazaba de muerte.

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(EFE)

Segunda sesión del juicio con jurado que se sigue contra los hermanos Mónica y Francisco Javier M.S. acusados de matar a la ex-pareja de ella, César Consuegra, en la que están citados una quincena de testigos.

Durante la segunda sesión de la vista oral, Rosa María A. y Manuela C., compañeras de trabajo de la fábrica de Leganés (Madrid) donde trabajaba la procesada, así como el encargado de la misma, Alfonso A., explicaron que no lo llegaron a denunciar porque ella les rogó que no contaran nada a nadie, pues, la tenía "aterrada" y la había amenazado con matarla y hacer daño a su familia, como violar a su hermana.

Los tres testigos explicaron que le costó mucho contar lo que le pasaba y que sospechaban de la tormentosa relación que tenía con el fallecido porque en alguna ocasión le vieron moratones, uno de ellos en un ojo tres meses antes del crimen y porque la veían decaída y triste.

También dijeron que César la acosaba con constantes llamadas telefónicas y que ellas mismas pudieron escuchar a través del móvil los insultos y las amenazas que le profería el fallecido porque ella les dejaba el teléfono para que lo pudieran comprobar.

Así, pudieron escuchar insultos como "zorra, puta, te voy a matar" y también que iba a mandar "violar" a su hermana (Esther) que hoy compareció también como testigo, aunque la hermana desconocía los malos tratos porque nunca se lo había referido la procesada, que ayer exculpó del crimen a su hermano Francisco Javier, también acusado por estos hechos.

Durante la vista oral también testificaron dos médicos del centro de salud de Fuenlabrada que atendieron a la acusada en 2006 y ambos coincidieron en que la mayoría de las visitas que hacía Mónica al centro médico estaban relacionadas con un "cuadro ansioso-depresivo".

Los doctores Gonzalo H y Jorge V también explicaron que ella les había contado que tenía malas relaciones con su pareja, aunque nunca les refirió los malos tratos.

Uno de los médicos, Gonzalo, aseguró en la sala de vistas que el día 11 de septiembre, es decir, horas antes del crimen, atendió a Mónica por última vez porque se le había "agudizado" el cuadro ansioso-depresivo.

También testificó María Teresa S., una vecina del apartamento de Mónica en Humanes (Madrid), quien explicó que en la tarde del 11 de septiembre escuchó una "trifulca tremenda" en el piso de la chica hasta el punto de que llegó a "temblar" su propia casa, dijo la testigo.

Agregó al respecto que además de oír una voz "muy agresiva" de un hombre e insultos de "hijo de puta" también escuchó golpes y rotura de cristales y que a pesar de que se asustó mucho no llamo a la Policía porque "a veces es malo entrometerse" en los asuntos ajenos.

Explicó asimismo que conocía de vista al fallecido, pero que no había tenido trato con César porque "el chiquito, ni siquiera me saludaba cuando se cruzaba conmigo por la escalera".

Durante la larga sesión matinal de la segunda jornada de vista oral, en la que comparecieron más de una quincena de testigos, también declararon la ex-pareja del fallecido, Ana Belén P., con la que César tenía un hijo y que negó haber recibido malos tratos, aunque reconoció discusiones, pero, las habituales en una relación que se va a romper.

Tanto Ana Belén como el padre del finado, Rosendo Consuegra (a quien el fiscal y los abogados tanto de la acusación como de la defensa le dieron el pésame por el fallecimiento de su hijo) dijeron que la víctima era buen padre, que no se drogaba, no era violento y que se dedicaba a su trabajo (de pintor y como portero de locales nocturnos) y al gimnasio.

Otro testigo, Roberto G., amigo del finado, explicó que sabía que César "tenía algo contra Luis", al que supuestamente el fallecido quería matar (según la versión que ha dado la acusada durante el juicio) por sentirse celoso, pero, negó que le propusiera un plan para acabar con la vida de Luis, aunque si "quería saber donde vivía".

También comparecieron los hermanos de los acusados Esther y Daniel, quienes en la madrugada del 12 de septiembre de 2006 acudieron con Francisco Javier (que está acusado por estos hechos) al descampado del polígono industrial 'La Frontera' de Ugena para socorrer a su hermana porque les llamó para comunicarles que estaba en peligro.

Pero, que antes de llegar al lugar indicado por su hermana les llamó de nuevo para decirles que estaba a salvo porque el peligro ya había pasado pues César estaba muerto, le había matado.

La vista oral continúa esta tarde con la declaración de los testigos propuestos por los abogados y con la prueba pericial.