El Foro Social convoca protestas globales y exige un nuevo orden financiero

Belén (Brasil).-  El Foro Social Mundial concluyó hoy con una convocatoria a protestas globales contra la guerra y en defensa del ambiente, y exigió desmantelar el sistema financiero para acabar con la crisis que atribuye al modelo capitalista.

La "cumbre" del movimiento contra la globalización propuso una serie de medidas "urgentes" para contener la crisis que surgió en el modelo de producción capitalista y aseguró que "son los ricos los que tienen que pagar los platos rotos y no los pobres".

En la clausura, celebrada en un campo de fútbol convertido en un pantano por una temporal tropical, organizaciones del foro exigieron una "reforma inmediata" de las Naciones Unidas y el desmantelamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM).

También demandaron un compromiso global para acabar con los paraísos fiscales y la creación de un mecanismo mundial para el control de los mercados financieros y de un nuevo sistema monetario internacional, que excluya al dólar como moneda de referencia.

Asimismo, exigieron que las materias primas sean excluidas de los mercados de valores para acabar con la especulación y la creación de fondos regionales de reservas.

En el terreno ambiental, se exigió crear tasas internacionales para financiar la preservación de los "bienes públicos mundiales", entre los que citaron expresamente la Amazonía, que fue otro de los asuntos centrales de este foro.

En lo político, condenaron a Israel por lo que calificaron de "genocidio en Gaza" y anunciaron su determinación de llevar a los "criminales de guerra" israelíes ante la justicia internacional.

Así como demandaron el fin de la OTAN, también exigieron el desmantelamiento de los arsenales nucleares y de las bases militares en suelo extranjero, entre las que citaron la de EE.UU. en Manta (Ecuador), y la devolución de la península de Guantánamo a Cuba.

Durante la clausura fue anunciado un "calendario" de protestas globales contra la guerra y el capitalismo, que tendrá su epicentro entre los días 28 de marzo y 4 de abril próximos, semana en la que se manifestará contra la guerra y el capitalismo, y que incluirá un Día de Solidaridad con Palestina, el 30 de marzo.

Asimismo, habrá manifestaciones en el encuentro del G-20 que se realizará en Londres el 2 de abril, ante la Cumbre de las Américas del 17 al 19 abril en Trinidad Tobago, en la cita anual del G8, que se celebrará en Italia en junio, y en la reunión de la ONU sobre el clima, prevista para diciembre en Dinamarca.

El 12 de octubre, según la Asamblea de los Movimientos Sociales, será convocada una gran movilización en defensa de la "Madre Tierra" y los derechos de los indígenas.

Según los organizadores, la novena edición del Foro Social contó con 133.000 activistas y un total de 5.808 movimientos sociales de 142 países de todos los continentes.

La enorme mayoría de esos movimientos (4.193) fue de naciones suramericanas, mientras que 491 grupos llegaron desde Europa y otros 489 de África.

Este encuentro de los inconformes con el sistema, que como los anteriores estuvo marcado por una caótica organización, contó este año también con la participación de los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Rafael Correa; Paraguay, Fernando Lugo, y Venezuela, Hugo Chávez.

En los próximos días, el Comité Internacional del Foro Social se reunirá también en Belén, en el extremo nororiental de la Amazonía brasileña, para definir la sede del próximo encuentro global.

Fuentes del comité dijeron a Efe que ya hay consenso en torno a la idea de que el año próximo será realizado, como en 2008, un Día de Acción Global, que supondrá movilizaciones en cientos de países, pero no un encuentro único.

La próxima reunión mundial del movimiento sería entonces en 2011 y, hasta ahora, se barajan como posibles sedes Estados Unidos, algún país de Oriente Medio o alguna nación africana.

Sin embargo, Estados Unidos está "prácticamente descartado", pues según dijo a Efe un miembro del Comité Internacional, se teme por la posible dificultad para conseguir los visados de muchos activistas que Washington incluye entre los "enemigos del sistema".