Nadal le saca las lágrimas a Federer en Australia

El suizo Roger Federer, número uno indiscutible del tenis hasta la irrupción de Nadal, no ha podido contener la emoción y se ha deshecho en lágrimas tras caer derrotado en cinco sets ante el tenista manacorense. Tras el partido, al suizo le correspondía el turno de dedicar unas palabras a los aficionados, algo de lo que ha sido incapaz debido a la emoción. No es extraño, ya que Nadal le ha arrebatado uno de los poco territorios que aún le estaban vedados al español, donde nunca había logrado la victoria. Por su parte, el Abierto de Australia siempre había sido un escenario muy propicio para el helvético.

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Las lágrimas de Federer.

El Abierto de Australia ha terminado por convertirse en una metáfora adecuada a la trayectoria de Rafa Nadal, de cómo paso a paso ha ido cincelando su currículo y de cómo, torneo a torneo, ha ido derribando cada nueva barrera. Y es que, en 2004, el manacorense tuvo que conformarse con alcanzar la tercera ronda. En 2005 se izó un peldaño hasta la cuarta. En 2007, fueron los cuartos de final. En 2008, las semifinales. Y, por fin, este año, Nadal ha conseguido proclamarse campeón tras derrotar a Federer en la final (7-5, 3-6, 7-6, 3-6 y 6-2). Además, Nadal ha llevado su leyenda un paso más allá, al convertirse en el primer español que levanta el cetro de campeón en el mítico Rod Laver de Melbourne (hasta hoy, sólo tres españoles lograron plantarse en la fase final).

Un encuentro entre Federer y Nadal ya se convirtió hace tiempo en el indiscutible clásico del tenis contemporáneo. Sin embargo, es imposible decir que los partidos entre estos dos jugadores sean, ni mucho menos, parecidos. A priori, esta final australiana era diferente porque era su primer enfrentamiento desde que Nadal concluyó su lento asalto y arrebató el número uno al suizo. De hecho, no se habían vuelto a enfrentar desde la última final de Wimbledon, aquella de la que se dijo que, probablemente, había sido el mejor partido de la historia. Además, se enfrentaban en Australia, un terreno fetiche para Federer, ya que allí se alzó con su primer 'Grand Slam', consiguió hacerse con el número uno del mundo y nunca había perdido ninguna de las tres finales disputadas.

Pues bien, el inicio del partido de hoy demostraba que éste también iba a ser un duelo atípico, sin referentes claros. Y es que, para sorpresa de todos, ambos jugadores comenzaron de forma errática, con bastantes errores no forzados y, como si fueran hermanas de la caridad, vendiendo su servicio a un coste ínfimo, ya que entre los dos cedieron un total de cinco breaks (tres a favor de Nadal y dos para Federer). Sin embargo, los jugadores fueron entrando en calor después de que el manacorense se apuntara el primer set: las bolas comenzaron a ser más disputadas y la velocidad del juego más rápida. Tras un constante intercambio de sets, los jugadores llegaron a la última manga, donde se decidiría el campeón.

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Nadal lo celebra.

A pesar de la cuasi eterna semifinal contra el sorprendente Verdasco —fue, con cinco horas y cuarto, el choque más duradero en la historia del torneo—, los partidos largos siguen favoreciendo a Nadal por su tremenda condición física, y éste no ha sido una excepción. De hecho, el último set fue el más sencillo para Nadal, que se deshizo de su rival por un contundente 6-2, con un Federer prácticamente entregado. Con esta victoria, como se ha dicho, Nadal sigue forjando una leyenda que ya alcanza dimensiones extraordinarias a sus 22 años. Además, ahonda todavía en mayor grado la fractura que le separa de Federer, de quien se ha dicho que estaba dando muestras de recuperación tras su titubeante temporada pasada. Con esta victoria, Nadal ya lidera su balance de enfrentamiento contras el helvético con un incontestable 13-6, al tiempo que le ha derrotado en sus últimos cinco encuentros. Melbourne es, pues, la última barrera que ha derrocado Nadal.