El debate más interesante sobre el aborto sin mencionar la palabra 'religión'

Pues sí, hoy toca hablar de aborto. La subcomisión parlamentaria encargada de abordar la modificación de la ley que regula la interrupción voluntaria del embarazo ha tenido su última reunión del año. Todavía no hay conclusiones significativas. Es más, no hay ni siquiera conclusiones. Pero sí se ha puesto sobre la mesa un debate "útil, serio y riguroso" (palabras de la portavoz socialista de Igualdad en el Congreso, Carmen Montón) en el que ¡oh, milagro! no ha aparecido esa palabra que hemos prometido no mencionar en el título de este artículo: religión.

Ballesteros (EFE)

Manifestación de la iniciativa antiabortista ante el Congreso durante la reunión.

Lo principal es que el leitmotiv de las conversaciones, que arrancaron hace ya tres meses y en las que se ha dado voz a expertos en la materia en comisión parlamentaria, se ha alejado de la vieja discusión sobre aborto sí o aborto no. Para los socialistas, "ese debate tuvo lugar hace 25 años". Los detractores de la interrupción del embarazo han tomado nota y han tratado de argumentar su postura más allá de condicionamientos morales. El problema sigue siendo el mismo, que los argumentos de unos no están en la misma frecuencia que los de los otros. Las propuestas de una parte no ayudan a subsanar los problemas que plantea la otra, aunque han sido oídas y tenidas en cuenta.

De un lado del ring están aquellos que se preocupan por la inseguridad jurídica de la mujer que quiere abortar y de aquellos que trabajan en clínicas de interrupción voluntaria del embarazo. Se lamentan de que todavía hoy muchas mujeres tengan que trasladarse a otros países para poder abortar, independientemente de la gravedad del caso. Son los partidarios de una ley de plazos. Al otro lado del imaginario cuadrilátero están los contrarios al aborto, o mejor dicho, los contrarios a tocar la ley del aborto, que esta vez no hablan de los derechos del neonato, sino de las madres.

Una ley de apoyo a la mujer

Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina, una organización que ayuda a madres con problemas y contraria al aborto, opina que lo verdaderamente importante es ayudar a las mujeres después de la maternidad. Es la piedra filosofal de su argumentación. Según él, muchas de las mujeres que deciden interrumpir su embarazo no lo harían sin tuvieran el apoyo suficiente para tener a sus hijos. Es más, si esto ocurriera, ya no sería necesario reformar la ley del aborto, ya que éstos se reducirían de una forma drástica.

De acuerdo con el presidente de Madrina, "la enfermedad no es el aborto, sino el mobbing maternal". Con esto se refiere a que un porcentaje muy elevado de las mujeres que abortan están sufriendo algún tipo de maltrato. Los datos que maneja la fundación hablan de que "el 68% de las chicas que vienen a la fundación sufre violencia de género", así como "el 50% de las mujeres que sufren violencia de género han abortado alguna vez".

Siguiendo con los datos, los más alarmantes serían los que dan cuenta del número de despidos de mujeres embarazadas, que se encuentran en el periodo de baja maternal o que acaban de incorporarse a su puesto de trabajo después de tener un hijo y piden la jornada reducida. De acuerdo con Madrina, esto les ocurre a una de cada cuatro madres trabajadoras. Esto, a su vez, influye en la economía. "Hemos calculado que el PIB se reduce un 6% por la ausencia de medidas que permitan la conciliación laboral sobre todo la de las mujeres", asegura Giménez, que propone invertir todo ese dinero en ayudar a las mujeres.

Así, su idea es olvidarse de una nueva ley para regular la interrupción del embarazo y crear una ley de apoyo a la mujer. Su mayor miedo es que permitiendo el aborto libre, aun contando con unos plazos estipulados que no podrán sobrepasarse, el número de abortos crezca notablemente y se convierta en "un método de planificación familiar", algo que, según él, ya ha ocurrido "en algunos países de Europa como Finlandia o el Reino Unido", donde la aparición de una ley de plazos ha provocado que "el número de abortos se multiplique".

La ley de plazos y la seguridad

El grupo parlamentario socialista, que lidera la postura a favor de la reforma de actual ley del aborto, no ha echado en saco roto estas propuestas que vienen de la Fundación Madrina. "Hasta nos han felicitado por la comparecencia", asegura Giménez. Sin embargo, sus preocupaciones a la hora de reformar la ley se centran en las mujeres que, a pesar de tener medios para sacar a un hijo adelante, deciden no tenerlo.

(Europa Press)

La portavoz del PSOE en la Comisión de Igualdad del Congreso, Carmen Montón.

En realidad, Montón no cree que una ley de plazos haga aumentar el número de abortos. Seguirán abortando las mismas, pero con mayor seguridad y garantías de que no serán señaladas con el dedo. Nadie podrá acceder a sus datos, ni acusarles de ningún delito. Además del tema de la seguridad, mejorarían otras cuestiones como las desigualdades territoriales vinculadas a la objeción de conciencia, uno de los puntos que se ha debatido de una forma más apasionada y sobre el cual se acercaron posturas en la última reunión, y que permitiría aproximar la legislación española a la de otros vecinos europeos. "No es descabellado asemejarnos un poco más a Europa", cree Montón.

De lo que no se habla al abordar el tema de la ley de plazos, es de los plazos. El grupo socialista también mira a Europa a la hora de estudiar una cifra, aunque las diferencias entre las legislaciones hace que se piense en "una media" de lo que hay en el continente. Por cierto, que será de plazos, pero podría tener excepciones. La portavoz socialista de Igualdad en el Congreso ha citado el caso de embarazadas de fetos anencéfalos (sin cerebro), que tienen que acudir a otros países para interrumpir su embarazo. (Curioso que los que están a favor del aborto comiencen a mostrar ejemplos de lo más desagradable para defender su postura, como hacen los que están en contra).

¿Reforma del Código Penal?

Si el aborto está penalizado por las leyes españolas cuando se salen de unos supuestos, lo lógico sería pensar que la futura reforma va a alterar el Código Penal. Sin embargo, según reconoce la portavoz socialista, eso aún no sabe. Ni siquiera ha estado entre los principales temas de discusión. Sin los conocimientos jurídicos pertinentes, Montón se atreve a aventurar que el aborto podría salir del Código Penal si la ley de plazos sigue adelante. "Si hablamos de ley de plazos hay que sacarlo del C.P. Si haces una ley de plazos eso es lo que haces".

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