La importancia de la cumbre del G20 de Washington centra la semana económica

Madrid.-  La importancia de la cumbre del G20 de Washington ha volcado los esfuerzos de gobiernos y organismos multilaterales para construir una agenda sólida que marque las nuevas reglas del sistema económico mundial y deje a un lado los vicios que han desatado la última crisis financiera.

La elección presidencial del demócrata Barack Obama, que marca un antes y un después en la política de EEUU por la carga simbólica que supone la llegada de una persona de raza negra a la Casa Blanca, alimentará el espíritu de renovación que quiere emerger de la cita del G20 el próximo 15 de noviembre, posiblemente el último gran acto presidido por George W. Bush antes de abandonar el despacho Oval.

A la mesa de Washington se sentarán países ricos (G7: EEUU, Japón, el R. Unido, Francia, Alemania, Canadá e Italia, y la Unión Europea como bloque) y emergentes (Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, la India, Indonesia, México, Rusia, Turquía, Sudáfrica), además de España, que tendrá un puesto cedido por la presidencia francesa de la UE.

Lo que parece claro es que todas las partes están de acuerdo en refundar las bases del nuevo capitalismo y enterrar definitivamente el esquema financiero nacido en Bretton Woods (EEUU) en 1944.

En la ciudad brasileña de Sao Paulo, los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales del G20, grupo nacido en 1999 y que representa el 90% del PIB mundial, deciden este fin de semana los puntos técnicos que debe marcar la agenda de Washington.

De entrada, los países emergentes han propuesto en Sao Paulo que en nuevo esquema se incluya una reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de otros organismos económicos multilaterales, así como una ampliación del G7 para dar más voz a las naciones en desarrollo que tienen peso en la economía mundial.

En Europa, los gobiernos de la UE acordaron en Bruselas sus objetivos para llevarlos a Washington: quieren un sistema financiero internacional basado en la responsabilidad y la transparencia, con más regulación y control, y coinciden con los emergentes en que las instituciones del siglo XXI no pueden ser las mismas del XX.

Obama, que no ha confirmado aún su presencia en la cumbre, prometió en su primera rueda de prensa como presidente electo que va a centrar sus esfuerzos en resolver la crisis financiera estimulando la economía.

Mientras, se alimentan las esperanzas en que salga un panorama mejor de Washington, la realidad marca la dureza de la crisis.

Casi diariamente los gobiernos tienen que salir al rescate de algún banco con problemas de liquidez y no cesan de ofrecer ayudas y subsidios para que las empresas sean viables a corto-medio plazo, se fomente el empleo y que los ciudadanos puedan capear el temporal hasta que empiece la recuperación, que se augura larga.

El empleo se ha convertido en el mayor mal para muchos gobiernos. En EEUU, este año se han perdido casi 1,2 millones de puestos de trabajo y el índice de desempleo llegó en octubre al 6,5%, el mayor desde marzo de 1994. Esta tendencia se repite en Europa.

El FMI ha reducido al 2,2% su previsión de crecimiento mundial para 2009 por el empeoramiento de la situación en el último mes y predijo la primera contracción anual de los países ricos (-0,3%) desde la II Guerra Mundial. EEUU se contraerá un 0,7%, la zona euro un 0,5% y América Latina crecerá el próximo año un 2,5%.

Para 2008, también redujo en dos décimas su pronóstico de crecimiento del mundo, que quedó en el 3,7%.

Justificó los cambios por el agravamiento de la crisis en el último mes -el sector financiero se concentra en reducir su deuda y no en prestar-, y en la caída de la confianza de los consumidores y de las empresas.

La Comisión Europea también confirmó que el Viejo Continente ha entrado en recesión, por el efecto de la crisis financiera y la corrección del sector inmobiliario en muchos estados miembros. La lenta recuperación la auguran para 2009.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) divulgó que los indicadores compuestos avanzados de coyuntura económica experimentaron en septiembre la mayor caída mensual desde que comenzó el siglo.

Los resultados de las empresas empeoran, destacando la caída del sector automovilístico, con casos espectaculares como el del gigante estadounidense General Motors, que perdió 2.500 millones de dólares durante el tercer trimestre y su liquidez se redujo en 6.900 millones de dólares.