Bogotá.- El satélite Venesat-1 no solo abre a Venezuela las puertas del club de los países con presencia en el espacio, sino que marca la entrada del Estado en el mundo de las comunicaciones satelitales en América Latina.
Vista del Centro de Observación Espacial del Satélite Simón Bolivar. El Venesat-1, bautizado con el nombre del prócer Simón Bolívar, fue llevado al espacio ayer por un cohete chino que despegó del Centro de Lanzamiento de Xichang, suroeste de China.
El Venesat-1, bautizado con el nombre del prócer Simón Bolívar, fue llevado al espacio este miércoles por un cohete chino que despegó del Centro de Lanzamiento de Xichang, suroeste de China.
El primer satélite venezolano de la historia marca, además, el inicio de lo que, según la empresa Convergencia Research, va a ser una tendencia regional en los próximos cinco años: una mayor participación de los Estados en el mundo satelital.
Ese mundo está hoy dominado en América Latina por operadores privados como Hispasat, Intelsat, Panansat o Satmex, que alquilan franjas de sus satélites.
Sí hay, sin embargo, varios países en la región con otro tipo de satélites, más pequeños y menos costosos, dedicados a la investigación científica o la observación de fronteras.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, que siguió el lanzamiento del Venesat-1 junto a su colega de Bolivia, Evo Morales, desde la estación de Luepa (Venezuela), subrayó que el satélite, parte de un proyecto de más de 400 millones de dólares, se usará "para construir el socialismo" y "cooperar con otros pueblos solidariamente".
Ese fin solidario fue confirmado hoy por el portavoz presidencial boliviano, Iván Canelas, al señalar que Venezuela ha ofrecido que "Bolivia tenga acceso a este satélite".
Uruguay cedió a Venezuela su órbita hemisférica 78-Oeste para el Venesat-1 y a cambio tendrá derecho al 10 por ciento de la capacidad operativa final del satélite, según medios oficiales.
El satélite venezolano puede tener como compañeros en el espacio en un futuro no muy lejano otros de Argentina, Colombia, Chile y Perú.
Argentina, que tiene en órbita varios satélites científicos, anunció en agosto pasado que construirá uno que será puesto en órbita en 2011, con el objetivo de prestar servicios de telefonía, datos, internet y televisión a usuarios del país y del Cono Sur.
El proyecto, que demandará una inversión de 270 millones de dólares, será financiado en 2009 y 2010 con fondos del presupuesto nacional.
La Agencia Chilena del Espacio confirmó a Efe recientemente que ha iniciado los estudios de viabilidad de un satélite de comunicaciones para este país a mediano o largo plazo.
Además, en agosto pasado, el Gobierno de Chile anunció la compra de un satélite óptico al consorcio europeo EADS, que será lanzado en 2010 desde la Guayana francesa y se dedicará a estudiar los recursos naturales y la vigilancia fronteriza, entre otros usos.
Colombia, que en 2007 lanzó al espacio con ayuda de un cohete ruso-ucraniano el microsatélite "Libertad 1", de solo un kilo de peso, se propone contar con un satélite de comunicaciones propio allá por el 2011, según dijo recientemente la ministra de Comunicaciones, María del Rosario Guerra, en el Parlamento.
El satélite, que cubriría el 60 por ciento del territorio colombiano, sería orientado hacia las comunicaciones sociales.
También el ministro de Defensa de Perú, Antero Flores-Aráoz, señaló en agosto que el Gobierno de su país evalúa la posibilidad de adquirir un satélite, y precisó que "las imágenes satelitales no son solo para temas defensivos".
Los dos países latinoamericanos con mayor experiencia en el mundo satelital son México y Brasil. En ambos, la empresa privada tomó el relevo de los Gobiernos y hoy lleva la batuta en este campo.
En 1985, dos satélites de comunicaciones, Morelos I y Morelos II, adquiridos por el Gobierno mexicano fueron puestos en órbita con ayuda de transbordadores de la NASA.
Ambos están fuera de servicio desde hace tiempo, pero la empresa privada mexicana Satmex, uno de los proveedores de comunicaciones satelitales líderes en América Latina, tiene hoy tres satélites en operación: Solidaridad II, Satmex 5 y Satmex 6.
Brasil domina la tecnología para la fabricación de satélites desde hace más de veinte años.
La entonces compañía estatal Embratel lanzó en 1985 el primer satélite de comunicaciones de Suramérica, el Brasilsat A1, que fue seguido al año siguiente por el Brasilsat A2.
La segunda generación de estos aparatos comenzó en 1994 con el lanzamiento del Brasilsat B1, al que le siguieron el B2 (1995), el B3 (1998) y el B4 (2000).
Ya como empresa privada, Embratel creó en el 2000 la firma Star One, hoy controlada por la mexicana Telmex, que opera la generación B de los Brasilsat, así como dos con el nombre de la compañía para la transmisión de señales de televisión a todo el territorio nacional y otras naciones latinoamericanas.
El país tiene, además, dos satélites para recolección de datos ambientales, lanzados en 1993 y 1998 y desarrollados por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, a los que se suman tres del programa de Satélites Chino-Brasileño de Recursos Terrestres (CBERS) dedicados al mismo fin.
De acuerdo con la empresa privada Convergencia Research, los proyectos gubernamentales de banda ancha y los desarrollos de vídeo van a hacer crecer un 34% la demanda regional de capacidad satelital durante los próximos cinco años.
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