Morales y la oposición se dan una nueva oportunidad para el salvar el proceso de diálogo

La Paz.-  El presidente Evo Morales y sus opositores autonomistas se volverán a reunir mañana para intentar salvar un proceso de diálogo que está en peligro por la ausencia de acuerdos políticos y una creciente desconfianza mutua.

Morales confirmó hoy su determinación de llegar el domingo a un acuerdo con los prefectos (gobernadores) que permita superar la conflictividad que vive el país y garantizar la unidad de Bolivia con una nueva Constitución que "legalice" las autonomías departamentales.

No obstante, advirtió a los gobernadores "rebeldes" que serán considerados "enemigos de la autonomía" si no aceptan su propuesta para armonizar el reclamo de autogobierno en el nuevo proyecto constitucional.

El "diálogo nacional" que Gobierno y autonomistas iniciaron el 18 de septiembre tras la ola de violencia que sacudió el país entró en una fase crítica esta semana cuando los prefectos opositores decidieron suspenderlo temporalmente con el argumento de que están siendo "perseguidos" por el Gobierno.

Los autonomistas denuncian que el Ejecutivo no ha cumplido el preacuerdo que dio paso a la negociación y que ha emprendido una campaña de "hostigamiento" y detenciones contra activistas opositores que supuestamente participaron en las protestas violentas de septiembre, entre ellas, ataques contra gasoductos y refinerías.

Por su parte, el Gobierno de Bolivia ha insistido en la necesidad de continuar el diálogo, pero advierte que no quedarán impunes lo que considera "actos terroristas" contra el Estado.

Lo cierto es que, tras más de dos semanas de conversaciones, Morales y los autonomistas no han concretado acuerdo político alguno, a pesar de que ambas partes aseguran que las mesas técnicas del diálogo sí han logrado importantes avances.

Los principales puntos de discusión son la nueva Constitución oficialista, el régimen de autogobierno que reclaman cuatro regiones del oriente y el sur del país, y la distribución territorial de los ingresos petroleros procedentes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos.

Morales y los prefectos se verán de nuevo las caras mañana en la ciudad central de Cochabamba para intentar salvar la negociación sobre estos temas, pero sus posiciones siguen muy enfrentadas.

Mientras los prefectos quieren hablar sobre el "futuro" del diálogo para dar "oxígeno" al proceso, el presidente quiere cerrar cuanto antes la negociación con los líderes regionales y trasladar el debate al Congreso Nacional para desbloquear la convocatoria del referendo constitucional.

Analistas consultados por Efe califican de "loable" y necesario el intento de retomar la negociación, pero los más pesimistas creen que el diálogo "ya es historia" e incluso consideran que este proceso solo ha sido una "tregua" en la conflictiva crisis boliviana.

El politólogo Carlos Cordero destacó además que el Gobierno está "muy firme" en lo que se refiere a su principal proyecto: la nueva Constitución, que para el Ejecutivo es "indiscutible" e "inmodificable", a juicio de este analista.

Fuentes oficialistas citadas hoy por el diario paceño La Razón sostienen que el Movimiento al Socialismo (MAS, el partido de Morales) desplegará una estrategia para que la consulta constitucional se celebre el próximo mes de febrero, en cuanto se cierre el diálogo en Cochabamba.

La idea es que entre el 13 y 16 de octubre se celebre una sesión parlamentaria para aprobar la ley de convocatoria.

Precisamente, los movimientos sociales que apoyan a Morales (campesinos, indígenas, cocaleros o mineros, entre otros) iniciarán el día 13 una marcha hacia La Paz para "presionar" al Congreso Nacional a que de luz verde a la convocatoria constitucional.

El problema es que los oficialistas necesitan el apoyo de dos tercios del Congreso Nacional (integrado por la Cámara de Diputados que controla el MAS, y el Senado, donde la oposición es mayoría) para sacar adelante la ley sobre el referendo.

"Necesitamos cuatro votos más de los que tenemos. Hay gente (de la oposición) con la que se está conversando", según el subjefe del grupo parlamentario masista, Jorge Silva, en declaraciones a La Razón.

En cualquier caso, el diálogo "es la única opción" que tiene Bolivia, al menos según los observadores internacionales que están actuando como "facilitadores" en la negociación del Gobierno y los prefectos.