"Europa tiene un doble rasero con Serbia que es innecesario"

Serbia arranca el último trimestre del 2008 con malas noticias para el gabinete pro-europeista del presidente Boris Tadic: Bruselas ha reculado tras anunciar que tenía previsto acelerar el ingreso del país balcánico en la Unión Europea. El gobierno serbio había establecido el fin de este año como fecha tope para el acceso. Pero la Unión Europea advirtió a principios de septiembre que, como pronto, Serbia podría optar al estatus de candidato a miembro de la Unión en el 2009. Un jarro de agua fría a las expectativas de Tadic quien confiaba en que tras el arresto del criminal de guerra Radovan Karadzic, y su entrega al tribunal de La Haya, se descongelaría el proceso de acercamiento a la Europa de los 27.

(REUTERS)

Bozidar Djelic, vicepresidente de Serbia.

Pero los progresos del país balcánico en la persecución de criminales de guerra no le han bastado a Holanda, quien sigue reclamando la captura del general Ratko Mladic como prueba de colaboración. Ese es el argumento aducido por el gobierno holandés para mantener su bloqueo a la aplicación del pacto de pre-adhesión entre Bruselas y Belgrado, el denominado Acuerdo de Asociación y Estabilización (AAE) que contempla, entre otras cosas, la creación de una zona de libre comercio y la liberalización del régimen de visados para Serbia.

La legalidad de la proclamación de independencia de Kosovo, el pasado febrero, también oscurece el futuro de las relaciones entre el país balcánico y Bruselas. Mientras algunos estados miembros de la UE han reconocido a Kosovo como entidad independiente, otros miembros de la Unión, entre ellos España, no han respaldado la iniciativa. El presidente Tadic acaba de solicitar al máximo cuerpo judicial de Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que se manifieste sobre si la proclamación unilateral de independencia respeta el derecho internacional, algo que podría colocar en un aprieto a la UE.

Durante su visita a España, el Vicepresidente del Gobierno de Serbia, Bozidar Djelic, respondió a las preguntas de Soitu.es sobre las difíciles relaciones de su pueblo con la Unión.

Pregunta.-¿Cómo se está viviendo en Serbia el veto holandés?

Respuesta.-Como algo muy injusto. Serbia ha extraditado a 44 de los 46 presuntos criminales que se le requerían. El fiscal principal del Tribunal de La Haya, Serge Brammertz, afirmó en Belgrado delante de todos los ministros de Exteriores europeos que Serbia está haciendo todo lo que está en su mano, y así es. Pero, por otro lado, vemos que el Tribunal decide sentenciar al ex general musulmán Rasim Delic, militar al mando de la unidad de soldados muyaidines que se ensañó en la matanza de serbios, a sólo tres años de prisión, aunque el fiscal pedía 15. Y lo que es incluso más escandaloso: el líder de los albano-kosovares durante la guerra y primer ministro, Ramush Haradinaj, calificado como «uno de los mayores mafiosos y criminales más peligrosos de Europa» por la antigua fiscal Carla del Ponte, es absuelto por el tribunal en abril pasado y ¡queda en libertad! Así que esta es la visión que tenemos en Belgrado de la Haya: un tribunal muy indulgente con aquéllos que mataron a ciudadanos serbios pero que no deja de presionarnos, a pesar de que estamos haciendo todo lo posible. Y un país, Holanda, que decide sobre esa base obstaculizar nuestro camino hacia Europa. Hay un doble rasero innecesario.

P.-¿Qué ocurre con el general Mladic?

R.-Que estamos haciendo todo lo posible por encontrarlo y extraditarlo.

P.-¿Y cómo creen que pueden ingresar en la UE mientras siga abierto el contencioso de Kosovo?

R.-Kosovo es parte de Serbia y nunca aceptaremos su independencia. Pero las discrepancias mostradas por los países europeos y los debates sobre el futuro de esta provincia demuestran que es imposible tratarlo como un caso especial y aislado. Algunos analistas estiman que puede haber 200 casos de secesionismo potencial en regiones y provincias de Europa y otras partes del mundo. Y una vez que se abre la caja de pandora de la independencia, puede ocurrir cualquier cosa. Evitemos crear un dominó de crisis. Sentémonos a la mesa, como ha propuesto el presidente Tadic, e intentemos llegar a un acuerdo que será difícil y doloroso entre Belgrado y Pristina, pero la única forma de cerrar cajas de pandora.

P.-¿Qué tipo de acuerdo considera usted posible?

R.-Nosotros hemos indicado que estamos dispuestos a respaldar una solución flexible. Pero también es preciso que se ejerza alguna presión sobre los albano-kosovares para que acepten un acuerdo. De lo contrario, permítame que le pregunte, ¿hacia dónde va Kosovo?: no reconocido como estado independiente por la ONU, no reconocido por una amplia mayoría de países, sin inversiones, con una juventud sin futuro. Eso no es una solución

P.-¿Con todas estas fricciones, qué sentimiento domina entre los serbios en relación a Europa?

R.-Los sondeos indican una y otra vez que entre un 60% y un 70% de nuestros ciudadanos está a favor de ingresar en la UE, pero ven que el camino está lleno de espinas. No hay que olvidar que comenzamos a negociar el Acuerdo de Asociación y Estabilización en el año 2005. Han pasado tres años y aún no se está aplicando. La gente empieza a pensar que no hacemos lo suficiente…

P.-¿Sugiere que Serbia podría volver a caer en la deriva ultra-nacionalista?

R.-Mientras consigamos mantener una verdadera perspectiva europea, ese riesgo es controlable; podemos relegar a los nacionalistas a los márgenes. Pero si el futuro de Serbia dentro de la Unión se queda en una promesa, si no se aplica el Acuerdo de Asociación, si las inversiones no vienen a Serbia y nuestros ciudadanos siguen teniendo que hacer enormes colas para lograr visados que les permitan entrar en otros países europeos, entonces sí que existe el peligro de que los ultra-nacionalistas salgan fortalecidos. Nuestro país es clave para la estabilidad de los Balcanes. Serbia está preparada para hacer el trabajo que le corresponde pero necesita el apoyo de Europa.

P.-El Gobierno español no ha reconocido Kosovo y usted ha reiterado su agradecimiento al apoyo que Madrid les está prestando en su agenda europea. Pero su país tiene aún serios problemas, desde el crimen organizado a los niveles de corrupción. ¿Qué le diría a los españoles para convencerlos de que abrir sus fronteras a Serbia es algo bueno?

R.-Los serbios no venimos a pedir asilo. Tenemos un crecimiento económico anual del 6%, los niveles de corrupción están bajando, estamos en la lucha contra el crimen organizado, por ejemplo con un cambio de las matriculaciones de automóviles para garantizar que no somos un paraíso para el negocio de los coches robados. Basta ver a los inversores alemanes, griegos, estadounidenses o italianos que están entrando en Serbia. Acabamos de firmar un acuerdo millonario con Fiat, una empresa que no invertiría en un país inestable, corrupto, donde no se pueden hacer negocios.