Mírate al espejo y asume tu parte de culpa en el 'pinchazo' inmobiliario

MADRID.-  "La burbuja inmobiliaria es como un clavo en el que muchos han dado con su propio martillo", afirma Fernando Encinar, directivo de idealista.com. En su opinión, "media España ha estado especulando con la vivienda durante los últimos años". Promotores, entidades financieras y Administración no son los únicos culpables de la actual situación. Si en los últimos años se ha construido una media de 700.000 viviendas anuales y prácticamente se han vendido todas, hay muchos más actores implicados en el proceso. Toca entonar el mea culpa.

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El 'Pentágono' inmobiliario

El que vendió un solar por encima de su valor porque sabía que allí se iban a construir viviendas; el que compró varios pisos pensando en sacarles unos cuantos millones; o el que se hipotecó por encima de sus posibilidades sin hacer ningún tipo de cálculo doméstico, entre otros muchos, ayudaron a hinchar la 'burbuja'. Son los últimos vértices de lo que José Antonio Pérez, director de la cátedra inmobiliaria del Instituto de Práctica Empresarial (IPE), denomina "pentágono inmobiliario". O lo que es lo mismo, una cadena donde todos los eslabones -promotores, banca, Administración, propietarios de suelo y compradores de vivienda- han llevado al extremo sus papeles, fomentando el aumento de los precios y comprometiendo las economías familiares con créditos difíciles de pagar. Hoy la cadena se ha roto de tanto forzarla y el sistema económico se ha paralizado.

En la actualidad, son varios los engranajes de esta maquinaria que se han forzado al máximo y ya no funcionan bien. Por un lado, la imprevista crisis financiera provocada por las subprime y la fuerte desaceleración de la economía nacional han provocado una importante sequía crediticia. Por otro, la escalada alcista protagonizada por los precios de la vivienda en los últimos años y la subida de los tipos de interés han expulsado del mercado a un amplio segmento de la demanda, ahogado en deudas a más de una familia, y congelado las ventas. Y esto, aunque muchos consideren lo contrario, nos afecta a todos, con o sin hipoteca a las espaldas.

Más empleo y casas más baratas

"Gracias a la ceguera hipotecaria de los últimos años, todos nos hemos esforzado y trabajado mucho para poder pagar las mensualidades de nuestros créditos -afirma Pérez-, lo que ha permitido al Gobierno alcanzar un superávit cercano al billón de euros". Un superávit que ha servido para cubrir muchas de las partidas presupuestarias anuales. Pero la paralización del mercado inmobiliario -que representa un tercio del PIB español- ha 'momificado' la economía nacional.

La explicación es muy sencilla. Si no se compran viviendas, los promotores no ingresan dinero, por lo tanto, no empiezan nuevos proyectos y les sobra gente en sus plantillas. Esto repercute en el mercado laboral -aumenta el desempleo- y en las arcas públicas -se ingresan menos impuestos-. Las empresas ligadas de alguna manera al mercado inmobiliario -muebles, electrodomésticos, cemento, ladrillo, ventanas, puertas, cerámica...- también se resienten, puesto que sus pedidos disminuyen, y deben recortar gastos y plantilla -siguen aumentando los desempleados y disminuyendo la recaudación de impuestos-.

Además, los parados también mantienen su consumo a raya y como, según los expertos, la vivienda es lo último que se deja de pagar, lo que se resiente es otro tipo de gastos -descienden las ventas de coches, el ocio-. Más empresas afectadas, más gente 'a la calle'. Un círculo vicioso interminable en el que todos salimos perdiendo.

Por todo ello, para el director de la cátedra inmobiliaria del IPE la clave está en el empleo. Si las tasas de parados siguen creciendo, la capacidad adquisitiva disminuye y toda la economía se resiente.

Y Encinar, añade otro factor a tener en cuenta: las rebajas inmobiliarias. "Con precios fuera de mercado, los bancos no conceden hipotecas y el mercado sigue momificado. Por ello, cuanto antes bajen los precios, antes superaremos la burbuja", afirma este experto, que cree que son los propietarios particulares los más reacios a vender más barato. "Se resisten a aceptar que ha habido un cambio de ciclo -dice Encinar-. Durante años, el comprador ha tenido que hacer enormes esfuerzos para poder pagar lo que se le pedía por una vivienda, y ahora son los vendedores los que deben concienciarse de que tienen que ponerse a tiro del comprador, y eso puede implicar rebajas superiores a las que esperaba en un principio", concluye.

Finalmente, parece que el tiempo pone a cada uno en su sitio y cada cual está pagando por sus errores. No se trata de criminalizar a nadie, pero sí de asumir responsabilidades y las consecuencias de nuestros actos, una vez hecho el examen de conciencia. Porque salir de esta crisis es una labor de todos y nos beneficiará a todos.