St. Paul (EE.UU.).- El senador John McCain, que será ungido hoy candidato republicano a la presidencia, es un hombre que ha desconfiado toda su vida de la autoridad, pero que, precisamente gracias a su vena rebelde, está en los umbrales de la Casa Blanca.
Estudiante mediocre, héroe de guerra y senador iracundo, McCain no es un candidato republicano convencional.
Estudiante mediocre, héroe de guerra y senador iracundo, McCain no es un candidato republicano convencional.
"Como aquí el electorado directamente escoge al candidato en las primarias, pudo ganar" la candidatura, opinó el congresista Lincoln Díaz-Balart. "Si hubiera sido la decisión de los jerarcas del partido, jamás habría podido conseguir la nominación", añadió.
McCain, de 72 años, nunca ha sido el hombre más popular entre los legisladores republicanos. "Él colaboraba con el otro partido (el Demócrata) y eso no se veía como algo positivo", afirmó Roy Blunt, el "número dos" de los republicanos en la Cámara Baja.
A eso se añade un mal genio que por ahora ha podido controlar en la carrera presidencial.
En estas elecciones McCain ha cultivado esa imagen de independiente, en vista del cansancio del electorado con los republicanos.
Pasa por alto, sin embargo, que para ganarse al ala derecha de su partido durante las primarias modificó su postura sobre inmigración -ahora promete controlar la frontera antes de cualquier regularización de inmigrantes- e impuestos -ahora apoya las rebajas tributarias contra las que votó en su día-.
No cambió, sin embargo, su posición a favor de una presencia militar contundente en Irak.
"Prefiero perder las elecciones a perder la guerra", afirmó entonces McCain, quien ha dicho que en Vietnam, Estados Unidos perdió porque sus líderes cedieron a la presión pública y no enviaron suficientes tropas.
Su participación en esa guerra fue uno de los puntos de inflexión de su vida.
Nació en 1936 en una base naval estadounidense en el Canal de Panamá. Compartía con su padre y su abuelo el nombre John Sidney McCain, y como ellos estaba destinado a ser marino.
Quizá las cadenas de la predeterminación le impulsaron a una juventud desobediente.
Estuvo a punto de ser expulsado de la Academia Naval de Annapolis, la más prestigiosa del país, donde acumuló tantas penalizaciones por violar sus rígidas normas que se graduó como número 894 de 899 alumnos.
Salió en 1958 con la reputación de playboy, irreverente y desaliñado, pero bajo la sombra gigante de su padre y su abuelo, quienes llegaron a ser almirantes de cuatro estrellas.
Temerario, en un vuelo en solitario sobre el sur de España, McCain derribó una línea de electricidad y dejó sin luz a los habitantes de la zona.
Sus aventuras aéreas terminaron en 1967, cuando un misil derribó su bombardero en Vietnam. Pasó los siguientes cinco años y medio en campos de prisioneros, donde las torturas no acabaron con su voluntad para insultar hasta la extenuación a sus guardianes.
Hombre de principios por encima de todo, McCain se negó a aceptar la liberación que le ofrecía el gobierno vietnamita en 1968, por la prominencia de su padre.
Las normas militares estadounidenses obligan a que los prisioneros acepten salir libres en el orden en el que fueron capturados. Había más de 100 delante de él.
Cuando en 1973 pisó su país de nuevo, con muletas, McCain sufría las secuelas de sus heridas al caer del avión, la falta de cuidados médicos y las palizas. Hoy en día no puede levantar los brazos por encima de la cabeza y tiene una leve cojera.
En el terreno profesional se adaptó bien, con un cargo como jefe de la oficina de la Marina en el Congreso, pero en el personal su afición por las mujeres le llevó a un divorcio de su esposa, que le había esperado todos los años que estuvo en Vietnam.
Un mes después se casó con su actual compañera, Cindy, una mujer rica que es 17 años menor que él.
En 1985 entró en el Senado, pero su ascenso político sufrió un grave revés tres años después, cuando fue parte de un grupo de senadores que presuntamente presionaron para que un donante recibiera trato de favor en una investigación.
El comité que trató el tema absolvió a McCain pero dijo que había mostrado "un mal juicio de valor".
McCain obsesionado con el honor, aseguró que eso era lo peor que le había "ocurrido en la vida". Incluidas las mazmorras vietnamitas.
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Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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