Un futuro incierto para Bolivia, a pesar del referéndum

Hoy es el día de la verdad para el presidente boliviano Evo Morales, el vicepresidente, Álvaro García Linera, y ocho de los nueve prefectos (gobernadores) regionales, cuyo liderazgo se ha sometido a referéndum. Tanto el Gobierno como la oposición aprovechan cualquier recoveco legal para ganar terreno en su particular contienda. Primero se votaron los estatutos autonómicos de las provincias opositoras y hoy es Evo Morales quien, por propia iniciativa, somete a juicio su liderazgo. Las irregularidades por las que están marcadas estos procesos electorales convierten en un polvorín a un país convulsionado por la lucha por el poder político desde hace meses.

Iván Franco (EFE)

Evo Morales saluda a los miembros de la mesa electoral.

En primer lugar, el proceso ha arrancado rodeado de incertidumbre sobre el porcentaje necesario para revocar a los prefectos, ya que la Corte Nacional Electoral (CNE) ha establecido una fórmula distinta a la que recoge la ley promulgada por Morales que da más posibilidades de ratificación a los gobernadores.

La CNE ha señalado que, en el caso de los prefectos, la mayoría de ellos opositores, su mandato será revocado si el voto en su contra es superior al 50% del total de sufragios emitidos, frente a la norma del Congreso, que fija porcentajes de entre el 38 y 48 %.

Para el caso de Morales, la ley y la interpretación que hace la CNE coinciden, y establecen que su mandato será revocado si la votación en su contra es superior al 53,7% de apoyo obtenido en los comicios presidenciales de 2005.

Meses tensos en Bolivia

La tensión por los desacuerdos en la forma de aplicar la ley electoral amenazan con trasladarse a la sociedad. Algunos analistas, como el conservador y azote de Morales a través de internet, Cayetano Llobet, creen que Evo "se ha puesto la soga al cuello". Para los detractores de Morales, el triunfo del sí a los diferentes estatutos de autonomía en las cuatro consultas que han tenido lugar en las provincias de la media luna, se lo pone muy difícil al presidente boliviano, ya que anticipan una victoria de los políticos opositores.

Sin embargo, de ser así, sorprende que sean los propios prefectos contrarios al Gobierno los que, precisamente, se hayan opuesto de una manera más radical al revocatorio de hoy. Es el caso de Rubén Costas (provincia de Santa Cruz) y Leopoldo Fernández (provincia de Pando), que reconocen que podrían ignorar el resultado del referéndum, aplicando la ley de sus recién estrenados estatutos de autonomía ya que, en su opinión, la consulta hace peligrar su autoridad y la legitimidad de sus estatutos.

Por su parte, Evo Morales cree que el referéndum es la única vía para legitimar el actual Gobierno en medio del tenso clima político que se respira en Bolivia. Del mismo modo, uno de los especialistas del Instituto Francés de Estudios Andinos de La Paz, Franck Poupeau, aseguraba en un artículo que la consulta servirá para "redistribuir las cartas" y consolidar la democracia en el país.

Otros presagios son más pesimistas. "Pierden todos", escribía el líder de opinión boliviano Fernando Mayorga, que recoge el sentir de una tercera vía que también existe en Bolivia, que es la de la negociación. Según Mayorga, ninguna de las dos partes ha mostrado voluntad de diálogo y esto podría traducirse en brotes de violencia que, si bien ya se han producido de forma aislada, podrían proliferar en un clima de confrontación tan radical como el que están dejando a su paso los sucesivos procesos electorales que están teniendo lugar en Bolivia.