La operación salida se desatasca con el adiós de Deco, el entrenador en el campo

Barcelona.-  El Barcelona ha dicho adiós a uno de sus grandes futbolistas de la última década, como así se le ha reconocido a Anderson Luis de Souza, 'Deco', quien ayer firmó un contrato de tres años con el Chelsea inglés, después de haber estado enrolado los últimos cuatro en la entidad catalana.

Con el adiós de Deco, el Barcelona empieza a desatascar la operación salida por el grupo de jugadores que más peso han tenido en el Barça en los últimos años, aunque al final el precio pactado (10 millones de euros) está a la altura de lo conseguido por la entidad barcelonista por el traspaso de Gianluca Zambrotta al Milán (9 millones más dos de incentivos).

Además de Deco y Zambrotta, el Barcelona también ha traspasado a Giovani dos Santos, al Tottenham (6 más 5), mientras que acabaron contrato ayer, 30 de junio, y no renovarán, Lilian Thuram, Santi Ezquerro y José Edmilson, que firmó un contrato por dos años con el Villarreal.

Deco llegó al Barcelona en el verano de la temporada 2004-05, el preludio de la consolidación del gran Barça, que durante dos años arrasó en la Liga española (con dos campeonato) y ratificó su estado de gracia con la consolidación de la Liga de Campeones (2006).

El jugador brasileño, nacionalizado portugués (juega con la selección lusa), encajó en el Barça desde el primer instante en el que entró en el vestuario. Allí se encontró compatriotas como Ronaldinho, Edmilson, Sylvinho y Belletti, con quienes tuvo todo de cara para encajar en el nuevo grupo.

Rápidamente pasó de ser un jugador importante a convertirse en el futbolista referencia en el campo para el técnico, debido a la personalidad que transmitía dentro y fuera del campo. Deco se convirtió en una extensión de Frank Rijkaard ante sus compañeros en el transcurso de los partidos.

Deco llegó al Barcelona cuando también recaló en la entidad el camerunés Samuel Eto'o, quien aportó el gol que falta para que el conjunto azulgrana fuese mucho más equipo que el de la temporada anterior, que había acabado en segunda posición tras remontar una veintena de puntos en la segunda vuelta.

Igual que Deco proyectaba la imagen de jugador comprometido, seguro de sí mismo y ganador nato cuando el viento soplaba a favor del Barça, la caída en picado de la entidad en las dos últimas temporadas también se explica por el bajo rendimiento del jugador portugués.

Algunos problemas en el vestuario y también con la directiva, situaron a Deco en el centro de la polémica en los últimos meses, hasta el punto de pasar de ser el jugador imprescindible a un futbolista sin recursos y cada vez con menos adeptos.

Después de la primera temporada que el Barça se quedó sin ganar un título, el nombre de Deco salía en todas las listas de posibles bajas. Este hecho enfrió la relación entre el jugador y la cúpula directiva.

Fue el partido Madrid-Barça de la pasada temporada, en el que el conjunto catalán debía visitar el Bernabéu y realizar el pasillo de campeón al conjunto madridista, la gota que hizo colmar la paciencia en la directiva, después de que el jugador brasileño, así como Samuel Eto'o, viesen una cartulina amarilla más que evitable en el partido anterior, que les privó de jugar en Madrid.

En el último encuentro de Liga del Barça en el Camp Nou (Mallorca, 2-3), Deco estuvo en el ojo del huracán y fue increpado desde el graderío durante todo el tiempo que estuvo en el campo (fue sustituido en la media parte, tras alegar un problema físico). El divorcio se había consumado. Tras aquel partido, nadie daba un euro por la continuidad de Deco en el Barcelona.

Casi dos meses después de aquel encuentro, Deco ha dicho adiós tras cuatro años en el Barça. Su destino ha sido el Chelsea británico, que el año que viene entrenará su compatriota Luis Felipe Scolari, con quien ha coincidido estos últimos años en la selección portuguesa.

En el entorno barcelonista se ha criticado que el jugador sólo haya reportado 10 millones de euros por el traspaso, y más después de haberlo firmado con una de las entidades más ricas de Europa, como es el Chelsea, y que no tiene muchos miramientos a la hora de firmar nuevos contratos.