Ni McLaren ni Ferrari: BMW Sauber. Robert Kubica, nuevo líder del mundial, ha dado a la marca alemana su primer triunfo de veras en la Fórmula 1, después de un caótico GP de Canadá. El polaco compartió podio con su compañero, Nick Heidfeld, y David Coulthard. Kimi Räikkönen y Lewis Hamilton abandonaron tras una colisión en los boxes, y Fernando Alonso se retiró por accidente cuando luchaba por una plaza en el cajón por primera vez en 2008.
Hamilton y Raikkonen después del choque.
Se esperaba una carrera caótica, pero el GP de Canadá arrancó con insólita tranquilidad. En la salida no se registró un solo toque y, entre los nombres de cabeza, sólo Nico Rosberg consiguió ganarle la cuarta posición a Fernando Alonso. A partir de ahí la carrera se estiró con el poleman, Lewis Hamilton, en cabeza a la espera de las primeras paradas en boxes, que debían llegar hacia la vuelta 20. Sin embargo, el accidente de Adrian Sutil en la aproximación a la curva número 3 obligó a la FIA a desplegar el primer y único Safety Car de la tarde en el 17º paso por meta. Y aquí empezó el lío.
El Mercedes de Bernd Mäylander empleó menos de una vuelta en agrupar a los 20 pilotos, así que los comisarios no tardaron en abrir la calle de boxes. Los primeros cinco clasificados, Lewis Hamilton, Robert Kubica, Kimi Räikkönen, Nico Rosberg y Fernando Alonso entraron en masa, al más puro estilo de las carreras americanas. Los más rápidos en el lance, Kubica y Räikkönen, se pararon a la salida del pit lane en espera del semáforo verde. Hamilton, que tuvo problemas en su repostaje, los vio demasiado tarde y no tuvo tiempo de parar, colisionando por detrás con el Ferrari de su rival en la carrera por el título. Rosberg, que también rodaba algo despistado, completó la carambola destrozando su alerón delantero contra el McLaren del líder del mundial. Esta insólita jugada de billar automovilístico eliminó de golpe a los dos primeros clasificados del campeonato a tomar el camino de casa antes de hora.
El coche de seguridad abandonó la pista en la vuelta 21 con Nick Heidfeld en cabeza, seguido de Rubens Barrichello y Kazuki Nakajima. Lógico, pero insólito. Para encontrar a los teóricos líderes había que irse a la décima posición, ocupada por Kubica, y la undécima, que conservaba Alonso. El asturiano parecía haber dado en el clavo con su estrategia (la lógica en estas circunstancias) aunque, como luego confesó a los micrófonos de Telecinco, incurrió en un error tan decisivo como impredecible a esas alturas. El bicampeón quedó bloqueado tras el grupo que encabezaba Fisichella, cediendo una sangría de unos dos segundos por vuelta, tiempo suficiente para que, en apenas seis vueltas, Heidfeld se hiciera hueco para repostar y salir delante del Renault. De haber seguido en pista (Alonso tenía gasolina suficiente para completar esos seis giros, lo que da especial valor a su tiempo de ayer, que no realizó tan descargado como algunos pensaban), Fernando habría entrado en la lotería de la victoria. Aunque esto no es más que Fórmula 1 ficción…
El repostaje de Heidfeld alteró el guión lógico de la carrera. El alemán, con gasolina suficiente para acabar el GP, dejó pasar a su compañero en una maniobra bien disimulada –no fuera caso que alguien pensara que que estaban dictándole órdenes de equipo desde el muro de boxes– y se escapó a un ritmo endiablado. Fernando Alonso, por su parte, se quedó atascado, esta vez tras el lentísimo BMW del alemán. Sin embargo, su Renault no corría lo suficiente en recta ni generaba la tracción suficiente a la salida de los virajes que le permitiera aprovechar el rebufo del BMW. Una vez más, los dos males del R28 en evidencia. Sólo quedaba una solución: presionar y esperar. Pero los sueños de Alonso acabaron en la vuelta 44 cuando, en un nuevo intento por salir de la curva 4 pegado al alerón de su rival, pisó la zona sucia y se salió. Y aquí acabó su carrera.
El abandono de Alonso desplazó el centro de atención del GP a Robert Kubica, que conducía como un poseso en busca de los 23 segundos necesarios para parar en boxes y salir por delante de su compañero. Y lo logró, vaya si lo logró. BMW certificaba así su primer triunfo como constructor en la historia de la F-1, redondeando además el hito con la segunda plaza de Heidfeld. Completó el cajón el viejo rockero de la F-1 actual, David Coulthard, que lució canas en el cajón después de casi dos años de ausencia (su último podio se remonta a Mónaco 2006). Por detrás de la zona de privilegio acabaron Timo Glock, que aguantó la presión del Ferrari de Felipe Massa durante las últimas vueltas; el propio brasileño, perjudicado por un fallo de su manguera de repostaje en el primer pit stop; Jarno Trulli, Rubens Barrichello y Sebastian Vettel. Heikki Kovalainen, uno de los damnificados del coche de seguridad, se quedó fuera de los puntos por un suspiro.
El rosario de abandonos ilustres del GP de Canadá dibuja un nuevo escenario en la tabla del mundial, que ahora lidera Robert Kubica con 42 puntos, seguido de Hamilton y Massa, con 38, y Räikkönen, que cae a la cuarta plaza, con 35. Por otra parte, los 18 puntos sumados por BMW Sauber en el Gilles Villeneuve desplazan a McLaren-Mercedes de la segunda posición entre los constructores, y dejan al equipo con sede en Hinwill a sólo tres de la Scuderia Ferrari. El circuito de Magny-Cours acogerá, el próximo 22 de junio, el octavo Gran Premio de la temporada.
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