Xosé Sánchez Bugallo pide una declaración de patrimonio para la Torre Hércules en la Ofrenda del Antiguo Reino

Lugo.-  El alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, aprovechó hoy su condición de oferente en la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia, que hoy se celebró en la Catedral de Lugo, para pedir que la Torre de Hércules sea declarada Patrimonio de la Humanidad.

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(EFE)

El alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, aprovechó hoy su condición de oferente en la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia, que hoy se celebró en la Catedral de Lugo, para pedir que la Torre de Hércules sea declarada Patrimonio de la Humanidad.

En esta Ofrenda, que con 300 años de antigüedad se hace por turnos rotatorios entre las 7 ciudades del Antiguo Reino de Galicia, Bugallo recordó que las murallas de Lugo, la ciudad de Santiago y el propio Camino a Compostela ya forma parte del patrimonio de toda la humanidad, por lo que hizo un voto porque la Torre de Hécules, "faro simbólico de Galicia", consiga "esta distinción universal".

Por otra parte, también quiso compartir "el dolo" con las víctimas de la banda terroristas ETA y también reclamó la erradicación de la violencia, que, apuntó, "se sigue manifestando en forma de racismo, machismo, indiferencia y desprecio al sufrimiento ajeno".

Bugallo hizo votos por "una sociedad mejor" y no se olvidó de los problemas de los jóvenes para poder ser independientes, "pese a sus esfuerzos por estar cada vez más preparados". Tampoco pasó por alto la "desatención" que sufren los mayores "precisamente cuando más necesitan de nuestro apoyo".

Al Oferente le respondió el Arzobispo de Santiago, Julián Barrio, quien afirmó que los cristianos "podemos ser los artífices del proyecto de un mundo que corresponda verdaderamente a la dignidad de la persona humana y su vocación trascendentes. "Esto es ser moderno", agregó.

En una alocución en defensa de los principios y valores cristianos, el Arzobispo santiagués aseguró que cuando más se vacía el mundo de Dios "más necesidad hay de consumismo, más fácilmente se cae en el fanatismo y más de vacía el mundo de alegría".

Acabó su discurso pidiendo por la Familia Real, los gobernantes, las Diócesis y por el Oferente y "todos los santiagueses para que el Señor Sacramentado les colme de bendiciones".

Esta Ofrenda se celebra de forma ininterrumpida desde 1669, cuando la Junta del Reino atendió favorablemente la petición del Cabildo de la Catedral de Lugo para recibir un donativo a fin de mantener la exhibición diaria del Santo Sacramento.