Madrid.- El secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, ha expresado hoy al Gobierno italiano el rechazo a la medida de convertir en delito la inmigración ilegal por el temor a que puedan "desviarse flujos migratorios" a España y otros países vecinos.
López Garrido ha trasladado este mensaje a su homólogo italiano, el ministro de Política Comunitaria, Andrea Ronchi, en la reunión mantenida hoy en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores para explicar las acciones aprobadas por el Gobierno de Silvio Berlusconi contra la inmigración clandestina.
El secretario de Estado para la UE, en una rueda de prensa conjunta, ha expresado el "respeto" a la decisión del Ejecutivo italiano a las medidas para poner coto a los inmigrantes ilegales.
No obstante, ha hecho hincapié en que no contribuye a la política común europea y en que este tipo de acciones deberían ser "dialogadas y reflexionadas" con los demás países de la UE.
Ronchi ha justificado las medidas aprobadas ayer, miércoles, por su Gobierno en la "situación de emergencia" y de inseguridad que vive su país y que "la UE tiene que entender".
También las ha enmarcado en la idea de Berlusconi de que en Italia tengan sitio sólo quienes respeten su "cultura, religión y reglas de convivencia".
"Quien no comparta esto, no puede estar en Italia, sobre todo aquellos que delincan", ha advertido Ronchi.
A pesar de que López Garrido ha puesto de relieve los amplios puntos de acuerdo sobre política migratoria, ha admitido que la polémica medida "afecta claramente" a España y a otros países del entorno.
A su juicio, considerar delincuente a un inmigrante irregular no es "proporcionado" y "no es la mejor vía" para resolver problemas derivados del fenómeno migratorio.
López Garrido ha hecho hincapié en que el Gobierno italiano tiene "toda la legitimidad" en adoptar acciones contra la inseguridad, pero ha hecho un llamamiento colectivo a no actuar de forma "irreflexiva" e individual en esta materia.
Ronchi ha explicado que su país "ha cambiado de registro político y cultural" desde el regreso al poder de Berlusconi con el fin de que Italia deje de ser "la puerta giratoria del Mediterráneo" para la entrada de extranjeros ilegales.
"No se trata de equiparar inmigración y delincuencia, sino de que la ilegalidad es algo que no se puede consentir. Estamos tratando de recuperar el control", ha dicho.
El ministro italiano ha negado que su Ejecutivo esté amparando conductas racistas, pero ha asegurado que será inflexible con los inmigrantes que pongan en riesgo la seguridad del país.
"Una Italia más segura, más tranquila y más serena que cuente con una homogeneidad cultural como base de su acción política será una Italia más fuerte, más creíble y más convincente hacia Europa", ha comentado.
A su entender, las medidas que plantea Berlusconi están "en sintonía" con la actuación de la UE y encaminadas a tener en el futuro una política común migratoria.
López Garrido ha afirmado que España también es "implacable" en la lucha contra la inmigración clandestina, pero ha subrayado la obligación de respetar la ley y contar con los países de origen. "Si no, no se puede expulsar a nadie", ha puntualizado.
En su comparecencia, ambos han resaltado el consenso que existe en asuntos como la directiva de retorno de la UE o la continuidad de la labor de la Agencia de Control de Fronteras (FRONTEX).
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