"Dentro de poco se estudiarán los graffitis en los colegios como corriente artística"

¿Arte o vandalismo? Parece que la eterna pregunta está cada vez más clara, hasta el punto de que hoy la Tate Modern de Londres ha inaugurado una exposición sobre 'Street Art' que durará hasta el próximo 25 de agosto. En España, Fernando Figueroa lleva más de 10 años estudiando el movimiento como artístico, cultural, sociológico... y como un medio de comunicación. Cuando su tutor en el doctorado le asignó este tema para su tesis, reconoce que no le interesaba demasiado. Sin embargo. desde que la terminó en 1999 no ha dejado de estudiar este fenómeno al que todavía puede "sacarle mucho jugo".

M.L.

Fernando mira un graffiti cerca de la calle Desengaño.

Lo suyo con los graffitis empezó de pura casualidad y poco a poco se fue enganchando. Justo cuando iba a empezar su tesis doctoral, un compañero del departamento abandonó sus estudios sobre el tema y de alguna manera se vio obligado a tomar el relevo. En 1996 el fenómeno no había cumplido ni una década desde su llegada a España y Fernando "era el bicho raro del departamento porque todo el mundo hacía estudios sobre temas que ya aparecían en los libros". Lo único que le amparaba es que en Estados Unidos, cuna de este movimiento, ya se habían publicado escritos al respecto y "eso daba al departamento un toque de modernidad".

En 1971 apareció el primer artículo en prensa, una entrevista al graffitero Taki 183 y en la década de los 80, Henry Chalfant y Craig Castleman publicaron los primeros libros en EEUU. Más de dos décadas después Fernando sacó, junto a Felipe Gálvez, Madrid Graffiti, sobre el fenómeno en Malasaña y Vallecas. Además ahora, en los libros que se estudian en las facultades de Historia, ya hay capítulos relativos a este movimiento y dice Fernando que habrá un día en que se estudien en secundaria y sean pregunta de selectividad. "De momento lo máximo que se hace en los institutos son trabajos sobre el arte urbano".

En España, Fernando fue uno de los precursores de estos estudios que ya cuentan con una segunda generación de expertos. Ellos tienen la ventaja de que el camino ya está abierto aunque los de la generación de Fernando, al ser los primeros, tuvieron más facilidades. "De alguna forma para los graffiteros el que les estuviésemos estudiando era la manera de darles importancia como grupo", dice. Además él contó con una triple ventaja: "yo soy de barrio, de Vallecas; los que pintaban en ese momento eran de mi generación y además, era chico". Ahora, el mundo del 'street art' es más abierto y ya admite chicas pero al principio, cuenta Fernando, "era muy machista".

Desde que nació el fenómeno del graffiti, en la década de los 60 en Nueva York, hasta ahora este movimiento ha evolucionado mucho y todavía lo sigue haciendo, "porque es un fenómeno vivo, los que lo hacen están en constante renovación ya sea porque los autores crecen o porque se incorporan nuevos artistas". Por eso, estudiar los graffitis no tiene fin. "Cuando terminé mi tesis sobre Vallecas, me dijo mi tutor que se había terminado la investigación, que no tenía más de donde sacar". Fernando no le hizo caso y siguió su investigación. "Yo empecé a estudiarlo como movimiento artístico, que era lo que más me interesaba, y después pasé a la dimensión social y política". Los graffitis además de ser una forma de expresarse de una generación, son un "testimonio de un momento histórico".

Objetivo Carabanchel

Al ser un fenómeno tan complejo, para sacarle todo su jugo "debería ser analizado no sólo por historiadores, también por sociólogos, arquitectos y otros expertos". Y algo así es lo que se va a hacer en la cárcel de Carabanchel. Fernando Figueroa es uno de los miembros del equipo encargado de analizar la simbología de la prisión franquista.

El proyecto de Carabanchel es para él más que interesante. No sólo porque va a estar analizado en todas sus dimensiones sino también porque es una forma de estudiar historia actual de España 'in situ'. "Lo bueno que ofrecen los graffitis es que se hace trabajo de campo y esto es lo que a mí me enganchó desde un principio", cuenta.

Carabanchel ofrece la posibilidad de estudiar un movimiento artístico, el actual, y una forma de comunicación, la de los presos que dejaron constancia de su estancia con frases en las paredes del tipo 'yo estuve allí'. "Lo que hacían entonces eran graffitis, porque eran pintadas, pero no tenían la carga de acto ilegal ni la artística que se vinculan a este movimiento", dice. Como fenómeno "artístico-vandálico" aparecieron en la cárcel una vez cerrada, en 1998. Desde entonces los más de 17.000 m² que ocupaba el penal se convirtieron en un lugar idóndeo para los graffiteros, porque era una forma de darle la vuelta a la tortilla. "Se invade de ilegalidad el lugar que simboliza la represión a la que les somete la justicia", dice.

De la calle al museo

(EFE)

Un paseante observa desde el puente Millennium uno de los graffitis que decora la Tate Modern.

Aunque el graffiti, como el dadaísmo, nació como un movimiento desvinculado del arte, sin querer muchos de los que lo practican se han convertido en artistas y algunos han pasado de pintar en la calle a exponer en los museos. Sin ir más lejos, la Tate Modern de Londres acoge desde este viernes 23 de mayo hasta el próximo 25 de agosto una exposición sobre 'Street Art'. Y no sólo dentro del museo, también fuera ya que en su emblemática fachada, con vistas al río Támesis, se muestra los trabajos de seis artistas "callejeros" internacionalmente reconocidos, entre ellos el barcelonés Sixeart. Además, en los alrededores del museo un grupo de artistas asentados en Madrid (Spok, El Tono and Nuria, Nano 4814 y 3TTMan) crearán una serie de trabajos en los alrededores del museo, lo que se ha llamado "Walking Tour".

La aparición de los graffitis en exposiciones no ha sido nunca bien visto por los graffiteros, que lo han tachado de traición. Algo curioso ya que la primera vez que se pudo ver este movimiento en España, en 1985, fue "en la feria de arte contemporáneo ARCO". De todas formas, hay artistas que se han ganado el reconocimiento del grupo aun exponiendo en grandes galerías. Uno de los mayores ejemplos es Susso 33, que "ha sabido conjugar lo legal con lo ilegal". Este madrileño ha encontrado la fórmula colgando lienzos en la calle y pintando simultáneamente en éstos y en la pared. "Lo que hace es vender la obra con una foto testimonial de que ha sido realizado en la calle", dice.

Indistintamente de lo que opinan los de la calle, el graffiti lleva más de 20 años siendo motivo de exposición. "Cuando empezó el declive del Pop Art, a finales de los 80, los grandes galeristas neoyorquinos buscaron un movimiento que los sustituyese y lo encontraron en estas corriente", dice Figueroa. A parte de la Tate Modern existen otros muchos museos que han acogido exposiciones sobre esta corriente. Algunos de ellos son el Moma de Nueva York, el Marco de Vigo, el Museo de arte contemporáneo en León y también se ha podido ver en el festival el Poliniza de Valencia.