Los Mugabe del África subsahariana

Isaías Afewerki. Desde 1993, año en el que Eritrea consigue la independencia de Etiopía, dirige el gobierno de transición, sin que haya convocado elecciones libres, como fue su compromiso.

Su país es actualmente el único africano que no cuenta con medios de comunicación privados, que fueron abolidos en 2001. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) le ha descrito como uno de los "grandes carceleros" del mundo. Sobre la oposición, sólo se permite el partido oficialista: el Frente Popular para la Democracia y la Justicia.

Afewerki mantiene relaciones con distintos países, sobre todo ha estrechado lazos con China, Libia y Cuba -por afinidad ideológica en su origen-, pero eso no le ha impedido mantener relaciones fluidas con EEUU y varios países occidentales. Es incluso miembro honarario de la Fundación Raoul Wallenberg, que "promueve el ejercicio de los valores de solidaridad y coraje cívico" en recuerdo de las víctimas del Holocausto.

Teodoro Obiang o el 'Dios de Guinea Ecuatorial', como le llaman los medios oficialistas. Dirige esta pequeña potencia petrolífera del continente negro, ex colonia española, desde 1979, año en el que mató a su tio, el también dictador Francisco Nguema.

Las reelecciones de Obiang al frente del Gobierno se producen con el apoyo de casi el 100% de los sufragios. Solo en dos han concurrido más de un partido, y en las últimas, de 2002, la oposición decidió no participar, tras la denuncia de frauda de los observadores internacionales. El 90% de los opositores viven en el exilio, y dentro del país tienen casi vetado el acceso a la prensa.

El presidente ecuatoguineano no cultiva, precisamente, una buena imagen en el panorama internacional. En 2004 acusó a EEUU, Reino Unido y España de orquestar un golpe de Estado contra él, para beneficiar al líder de la oposición en el exilio, Severo Moto. Sin embargo, esto no ha evitado que el petróleo y la lucha contra el terrorismo hayan acercado relaciones entre Obiang y la Administración de Bush.

Yahya Jammeh. Con sólo 29 años protagonizó en 1994 un incruento golpe de Estado contra el primer presidente electo de Gambia. Desde entonces ha mantenido un férreo régimen, recortando las libertades civiles, sobre todo en materia de libertad de expresión y prensa.

Dos años después del golpe de Estado, Jammeh convocó elecciones en las que pudieron participar algunos partidos políticos. Sin embargo, varias organizaciones internacionales, incluido un grupo de ministros de la Commonwealth, pusieron en duda su legalidad. En 2006 ganó por tercera vez con dos tercios de los votos, pero su principal rival denunció presiones y amenazas de las fuerzas de seguridad.

El principal enfrentamiento internacional lo ha tenido con la ONU, cuyo representante en materia de desarrollo, Fadzai Gwaradzimba, fue expulsado por poner en duda las artes 'curanderas' del presidente contra el sida. Mantiene muy buenas relaciones con el régimen iraní de Ahmadineyad.

Paul Biya. Presidente de Camerún desde hace 25 años. En 1975 se convirtió en el primer ministro y siete años después sustituyó al presidente Ahidjo, quien le acusó de un intento de golpe de Estado. Controla los recursos de las empresas estatales y ejerce un férreo control sobre la prensa.

Ha sido reelegido en diversas elecciones, la mayoría de ellas como candidato único. En octubre de 2004 volvió a salir por siete años más. A pesar de que observadores internacionales dieron por buenos los resultados, cuestionaron la credibilidad de los datos en regiones claves. La oposición denunció un fraude masivo. Ahora él se propone reformar la Constitución para seguir más tiempo.

Se puede decir que Biya no mantiene malas relaciones con EEUU. Todo lo contrario. En las elecciones de 2004 contrató a un grupo de ex congresistas, de ambos partidos, como observadores electorales que dieron por bueno el resultado.

Omar H. Al Bashir. Tomó el poder de Sudán en 1989 con un golpe militar contra el gobierno legítimo de al-Mahdi. Disolvió el Parlamento, prohibió los partidos políticos y lo sustituyó por un gobierno civil islámista.

En 1996 se produjo una reforma constitucional que permitía ciertas actividades de la oposición. Sin embargo, en 1999 fueron de nuevo suprimidas por un supuesto complot promovido por su mentor ideólogo, que fue apresado. En 2000 volvió a ganar las elecciones, que fueron boicoteadas por los escasos grupos de oposición.

Actualmente, Al Bashir tiene el conflicto de Darfur como escollo principal de sus relaciones internacionales. En aquella región sudanesa han perdido la vida unas 200.000 personas. EEUU y Europa han intensificado en los últimos tiempos las sanciones contra el régimen islamista por esta masacre. Pero el presidente sudanés tiene en China a su máximo aliado, al que provee de petróleo.