Para empezar, una carrera de locos

Lewis Hamilton se ha impuesto con autoridad en el Gran Premio de Australia, cita inaugural del Mundial 2008 de Fórmula 1, que pasará a la historia por el elevadísimo número de accidentes y bajas por avería. Fernando Alonso ha aparcado la manifiesta inferioridad técnica de su R28 para alzarse con un milagroso cuarto puesto, después de batallar hasta el banderazo con Heikki Kovalainen, heredero de su puesto en McLaren. Ninguno de los dos Ferrari, máximos favoritos de inicio, ha conseguido traspasar la bandera a cuadros.

(REUTERS)

Lewis Hamilton celebra su triunfo en el GP de Australia.

Sensaciones y hojas de tiempos nos preparaban para el Mundial más polarizado de los últimos tiempos. Barça o Madrid, McLaren o Ferrari, sin invitados de lujo de ninguna clase. Una y otra habían dominado con claridad los ensayos libres desde el viernes por la mañana, dejando tras de sí un escalón de dos segundos con respecto al mejor de los demás, posición que, de tanda en tanda, iban heredando BMW, Red Bull, Williams, Renault… Sin embargo, ya en la sesión oficial, pudimos paladear el primer aperitivo de lo que nos esperaba: Räikkönen rompía la bomba de gasolina de su F2008 y el de Ferrari se quedaba sin la oportunidad de consolidar las expectativas creadas. Para Alonso las cosas no pintaban mucho mejor. La prensa española había vendido el milagro en forma de alerón en W. Sin embargo, la F-1 es un poquitín más compleja, y un simple aditamento aerodinámico jamás servirá para anular una desventaja tan grande. En cualquier caso, para los más escépticos, Antonio Lobato inyectaba el domingo una doble dosis de optimismo para levantar el ánimo de la afición e invitarles a no cambiar la televisión por la almohada: "¡Atención! Voy a dar dos claves: Alonso está contento y en la salida va a arriesgar".

El domingo, en la primera salida "manual" de un Gran Premio de Fórmula 1 desde hace más de un lustro, el asturiano consiguió arañar alguna plaza, aunque no tantas como Räikkönen, autor de una remontada digna de las mejores arrancadas de la era del launch control (la salida asistida electrónicamente consentida por el reglamento hasta 2005 y prohibida, aunque disimulada técnicamente, en 2006 y 2007). Por delante, Hamilton se defendió de los ataques de Kubica, segundo en parrilla, con uno de sus cambios de trayectoria marca de la casa.

La primera fase de carrera pintaba mal, muy mal. Hamilton en otro planeta (era el único capaz de rodar por debajo de 1’28), Kubica y Kovalainen en segundo plano y Alonso en un lejano noveno puesto. Con los tanques llenos, el asturiano no podía más que apretar los dientes y preocuparse de controlar la zaga de su vehículo mientras el pelotón que rodaba por delante suyo le ganaba metros vuelta a vuelta. Los repostajes cambiarían todo, pensábamos. Pero el fantasma de Canadá 2007 volvió a cruzarse en el destino del bicampeón en la vuelta 25, justo al límite de su primer pit stop. Una colisión entre David Coulthard y Felipe Massa obligó al director de carrera a neutralizar la carrera por segunda vez (la primera fue justo después de la salida, tras una colisión múltiple que dejó fuera a cinco monoplazas). La normativa de la FIA impide repostar a ningún vehículo hasta que el pelotón se haya reagrupado por completo, lo que condenaba al de Renault a permanecer en pista ahorrando gasolina. Las consecuencias fueron funestas para él y su progresión: de una sexta plaza con visos de cuarto puesto a un billete directo hacia la cola del pelotón. Vuelta a empezar.

Pero hubo más. Al límite de su segundo repostaje, se repitió la historia, esta vez con Timo Glöck como protagonista. El piloto de Toyota salía catapultado de una escapatoria de la S de Waite y esparcía su monoplaza a lo largo de la recta de Hill, lo que forzó al director de carrera a devolver a la pista al coche de seguridad. Nuevo mazazo a la carrera de Alonso, que compartió mal agüero con Räikkönen (de largo, el pupas del fin de semana) y Kovalainen, que había alargado su parada con el fin de neutralizar el tiempo de desventaja con respecto al líder. Menos de la mitad del pelotón afrontaría la decena de vueltas restantes hasta la bandera a cuadros, hecho que no se recordaba en una cita inaugural desde el GP australiano de 1999 y 2002, en que sólo acabaron ocho coches.

El duelo de la carrera: Alonso vs Kovalainen

En el tercer restart de la carrera, Hamilton volvió a poner metros de distancia respecto a Heidfeld y Rosberg, mientras Alonso, Räikkönen y Kovalainen cerraban el grupo. El duelo del trío de cola tuvo un desenlace de lo más inesperado apenas una vuelta después, cuando Fernando avanzó a sus dos rivales de una tacada en el viraje de Ascari. El asturiano, que pilotaba un coche ostensiblemente inferior, salió del lance con el quinto lugar en el bolsillo (que poco después luego se convertiría en cuarto, tras el abandono de Sébastien Bourdais) y un problema menos del que preocuparse, Kimi Räikkönen, cuyo motor acusó de golpe el desgaste de su agresiva carrera. Y ahí empezó el duelo del día. El bicampeón mundial, desaparecido del alcance de las cámaras durante casi todo el Gran Premio, defendió con uñas y dientes el cuarto puesto ante los telespectadores de todo el mundo. ¡Ese era el Alonso que todos queríamos ver! Sus maniobras sólo fallaron a dos vueltas del final, cuando Kovalainen logró superarle a la salida del viraje Ascari, pero por una vez en todo el fin de semana las brujas se pusieron de su parte y, en la recta de meta, un error del piloto de McLaren, que pulsó el limitador de velocidad, permitió al Renault repescar el cuarto puesto.

Hamilton cerró tan caótico estreno de temporada tal y como empezó, seguido de Nick Heidfeld, Nico Rosberg, Fernando Alonso, Heikki Kovalainen y Rubens Barrichello y Kazuki Nakajima, los únicos siete pilotos que lograron cruzar la bandera a cuadros. McLaren dedicó, pues, el mejor de los homenajes a su jefe de equipo, Ron Dennis, muy cuestionado por la prensa mundial, que avanzó su dimisión dos semanas antes del inicio del Gran Premio como respuesta a su caótica gestión del equipo durante 2007. Ferrari, máxima favorita de medio mundo antes de empezar la carrera, guardó las botellas de Chianti para mejores ocasiones…

El mundial descansa ahora hasta la próxima semana, fecha escogida para celebrar el Gran Premio de Malasia en el circuito de Sepang.