Lo último que se pierde en el PP es la Esperanza

Anoche no era momento para verbalizar lo que todos tenían en mente. Con el presidente de cuerpo presente resultaba feo plantear el tema de su continuidad. Flotaba sobre las cabezas de los dirigentes pero había que esperar. Esperar al recuento final, esperar a analizar en frío la jugada.

(REUTERS)

Esperanza Aguirre en campaña permanente.

Según fuentes del partido, el propio presidente debe marcar la tendencia. Así ha sido siempre. "Nos iremos a la cama con Rajoy de presidente del PP", comentaba unas horas antes de saber el resultado electoral un miembro del equipo que desarrolla la estrategia. Lo que no se sabe a ciencia cierta es cuántas noches más se repetirá la rutina de los últimos cuatro años. Son dos elecciones perdidas y eso provoca una reflexión interna profunda.

Alberto Ruiz Gallardón, Alberto Nuñez Feijóo, presidente del PP en Galicia, Manuel Pizarro, al que Aznar -según ha revelado el ex presidente de Endesa en su círculo cercano- prometió que en caso de perder las elecciones sería su candidato, Francisco Camps, presidente de la Comunitat Valenciana, e incluso algún fontanero de lujo -se denomina así a los que marcan la estrategia dentro del partido- albergan la esperanza, entre otros, de que su nombre encabece las próximas listas electorales. Ambición inherente a cualquier político, sobre todo ahora que se avecina un cambio.

Sin embargo, es Esperanza Aguirre quien mejor ha aprovechado la campaña para hacerse su propia campaña. Álvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid, comentó a esta web anoche al abandonar Génova, que "Rajoy está contento, pero Esperanza mucho más". La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha autoproclamado desde hace tiempo como repuesto del actual presidente del PP. Y ha demostrado que no sólo de apoyo popular se alimentan sus sueños. Además de conseguir los mejores resultados hasta la fecha en las elecciones autonómicas del pasado mayo, Esperanza cuenta con la fuerza del aparato del partido en Madrid.

Y aunque en el seno del partido insistan en que "jamás será presidenta porque carece de la simpatía de los barones", lo cierto es que cada uno de sus actos evidencia que va derecha hacia la Presidencia, arrollando a quien interfiera en su camino como una apisonadora.

A Ruíz Gallardón, histórico rival, se lo ha quitado definitivamente de en medio tras su pelea pública ante la posible inclusión del alcalde en las listas al Congreso. Ella no tendrá voz propia en el hemiciclo. Algo esencial cuando se pretende ejercer la oposición como un arma para lograr ocupar la Moncloa en el 2012. Sin embargo, Aguirre ya encontrará la manera de hacerse oír. No hay que olvidar que una de sus mujeres de confianza, actual consejera de Educación de la Comunidad, y a la que ha sacado a pasear más que al resto durante la campaña, es Lucía Figar, la mujer de Carlos Aragonés. Y Aragonés, además de diputado, sigue siendo uno de los puntales ideológicos y estratégicos del PP. Hasta los que le odian acaban recurriendo a consultarle. Otra pieza clave que sumar.

Tampoco hay que olvidar a Rodrigo Rato, amigo personal de Esperanza, de cuyos chicos se hizo cargo cuando él se marchó al FMI. No obstante, algunos de los hombres de confianza de Rato, como Juan Costa, o Cristobal Montoro, no parecen muy convencidos de que una radicalización beneficie al partido. Y de lo que no cabe duda es de que Aguirre, representa, hoy por hoy, la imagen más extremista. Sus formas inquietan a quienes defienden la política de la moderación frente a la crispación como fórmula para volver a conseguir el Gobierno.