La diplomacia toma posiciones ante la inminente independencia de Kosovo

La declaración de independencia de Kosovo es cuestión de días (está prevista para el próximo domingo) y la actividad diplomática echa humo. El Consejo de Seguridad de la ONU inició este jueves, a petición de Serbia y de Rusia, una reunión para tratar con carácter urgente la declaración unilateral de independencia de Kosovo. Sin embargo, los países presentes en la reunión cerraron la jornada sin haber alcanzado ningún consenso. Más bien, todos los implicados reiteraron aún más sus posiciones y adoptaron un lenguaje muy amenazante.

(EFE)

Imagen de Pristina, capital de Kosovo

Han transcurrido nueve años desde que Naciones Unidas se hiciera cargo de la administración de Kosovo, un territorio perteneciente a Serbia, aunque de mayoría albanesa, y que representa un 15% de la superficie del país. Cerca de un millón y medio de albaneses viven en la región, frente a unos 100.000 serbios que habitan, fundamentalmente, en Mitrovica, una ciudad que limita con Serbia.

Desde aquel momento, se ha tanteado un posible acercamiento entre la postura nacionalista de Serbia frente a las pretensiones independentistas de Kosovo. Sin embargo, parece que los efectivos diplomáticos ya quemaron todas las vías posibles de acuerdo, al tiempo que no han dejado de crecer las expectativas soberanas de la mayoría albanesa.

Las autoridades de Kosovo han adoptado un discurso festivo de cara a la independencia. Los ciudadanos de Kosovo "están listos para celebrar la fiesta", ha asegurado el presidente del Parlamento kosovar, Jakub Krasniqi, quien también se ha mostrado optimista al vaticinar un reconocimiento generalizado de la independencia kosovar -que se produce de forma unilateral-.

Sin embargo, los dos grandes opositores a la soberanía kosovar han intensificado sus protestas y están dispuestos a aguar las celebraciones. El gobierno serbio, por ejemplo, ha anulado de forma anticipada la independencia. Serbia se encuentra en mitad en una encrucijada, pues el pretendido acercamiento a la Unión Europea de algunos sectores es incompatible con su postura hacia el asunto de Kosovo. Al finalizar la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, los representantes serbios han elevado el tono de su discurso: Belgrado "va a utilizar todas las medidas políticas, económicas y diplomáticas de cara a impedir y con carácter último revertir un acto ilegal".

El otro gran opositor a la independencia es Rusia. Y es que el presidente Vladimir Putin, ha aprovechado la última conferencia anual de prensa de su mandato para arremeter contra aquellos que, como la Unión Europa, apoyan la independencia, y ha insistido en tildar el proceso como "inmoral" e "ilegal":

• Inmoral, porque, según el dirigente ruso, la Unión Europea ha aplicado un "vergonzoso doble rasero" en el conflicto entre Serbia y Kosovo. ¿Por qué no sucede lo mismo en el norte de Chipre o en España?, se ha preguntado. Y es que, según la versión rusa, el ejemplo de Kosovo puede avivar las pretensiones secesionistas de centenares de territorios, lo cual supone un peligro para la estabilidad. Putin también ha anunciado en tono amenazante: "Reaccionaremos para salvaguardar nuestra seguridad, tenemos un plan y sabemos qué vamos a hacer", aunque no ha entrado en más detalles acerca de sus planes. Una de las razones para la oposición rusa ante la independencia de Kosovo es la de presionar a la Unión Europea para que acepte la incorporación a la Federación de Abjasia, Osetia del Sur y Transdnistria, tres territorios que se disgregaron tras la disolución de la Unión Soviética y que Rusia reclama para sí. Además, Rusia pretende, con su posición sobre Kosovo, recuperar algo de su influencia en la zona de los Balcanes, la cual se había visto muy debilitada tras la guerra, tal y como reconoce en un análisis el Real Instituto Elcano.
• Ilegal, tal y como ha subrayado Rusia tras la reunión del Consejo. "Un escenario de ese tipo violaría en lo extremo la Carta de Naciones Unidas y, en particular, el artículo 24 sobre la responsabilidad del Consejo de Seguridad en el mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo", afirmó Vitaly Churkin, embajador de Rusia ante la ONU.

La Unión Europea, por su parte, ha intensificado su labor diplomática para coordinar una respuesta ante la inminente declaración de independencia kosovar. Y es que la propia Unión Europea está dividida ante el asunto de Kosovo. Hay países que son favorables a la independencia, como Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia. Y hay otros con una postura más cauta, como España y, sobre todo, Chipre. Entonces, los efectivos diplomáticos trabajan contrarreloj para alcanzar una declaración común que podría hacerse pública el lunes próximo. En todo caso, la Unión Europea ha adoptado también un tono amenazante cercano al de Putin. Y es que, fuentes diplomáticas que cita Efe, aseguran que, si alguien intenta desestabilizar el terreno kosovar, "eso les metería en una dificultad, y la UE tendría que responder de algún modo".

¿Y qué le espera a Kosovo tras la proclamación de independencia?

La mayor parte de la población kosovar se encuentra ilusionada ante la independencia. Como el pensionista que hacía las siguientes declaraciones al diario 'El País': "Estamos a punto de ser verdaderamente libres tras un siglo de sufrimiento. Después llegarán las inversiones extranjeras y habrá trabajo para los jóvenes. Pronto seremos como Suiza".

Sin embargo, la realidad no se muestra tan optimista. Y es que no parece fácil levantar un país donde las cifras de paro rondan el 44%. Un politólogo reconoció ante la BBC que "incluso si somos afortunados, si tenemos estabilidad política, llevará al menos ocho años el que lleguemos a ser verdaderamente independientes". Tal y como razona la propia BBC, la economía de Kosovo dependerá fundamentalmente de dos recursos: la ayuda europea y el comercio que lleven a cabo, irónicamente, con Serbia.