El Salón de Detroit, a primeros de enero, sigue siendo el gran escaparate de la industria americana por más que entre los de Los Ángeles y Nueva York intenten hacer la cama a la sede histórica de las Big Three; General Motors, Ford y Chrysler. Un año más, la ecología como obsesiva protagonista. «El salón más ecológico», proclamaban la mayoría de periódicos generalistas, olvidando que así tildaron antes al Salón de Frankfurt del año pasado. Y al de Tokio. Y al mismo Detroit 2007. Y al de 2006. Nadie parece haberse dado cuenta de que la ecología no es más que la aplicación lógica de la propia lógica industrial.
Audi R8 V12 TDI
Mucho híbrido y menos etanol del esperado. Y mucho fuel cell. Eso sí, para pasado mañana. Detroit marca las tendencias de la industria americana y éstas se traducen sólo en una dirección: reducir el consumo. Pero no porque exista una verdadera concienciación en el americano medio al que parece importarle muy poco el apocalíptico discurso de Al Gore y los suyos, sino porque la gasolina, que antes se vendía a medio dólar el galón, se ha puesto por las nubes. Esos consumos de 20 litros a los 100 ya no son de recibo y las Big Three, o se ponen a fabricar coches que consuman menos, o serán pasto de japoneses y coreanos, dispuestos a quedarse con una parte del pastel todavía mayor de la que ya disfrutan.
Para reducir el consumo, todo vale. De entrada, los híbridos se están generalizando en el mercado de Estados Unidos, donde todas las marcas apuestan por esta falsa forma de ecología. Es falsa porque los híbridos gastan menos que un coche equivalente que lleve sólo motor térmico pero siguen quemando gasolina y emitiendo CO2. Y más los híbridos americanos, en los que lo único que se busca es que el motor eléctrico eche una mano al térmico para mantener los mismos niveles de potencia rebajando el consumo. De vez en cuando, sin embargo, aparecen híbridos con algo más de imaginación como el concept Jeep Renegade, un pequeño TT donde dos motores eléctricos comparten protagonismo con uno diesel que se limita a cargar las baterías.
Cierto es también que General Motors ha anunciado ya que lanzará en 2010 la versión definitiva del Chevrolet Voltz, un híbrido de segunda generación. En él, el motor térmico se usa también sólo para cargar las baterías que alimentan el eléctrico, que es el que tira realmente del coche y asegurar así la autonomía del vehículo en desplazamientos largos. En los urbanos, bastará con enchufarlo a la red.
Otra vía que está empezando a explorarse es la del diesel. Los avances tecnológicos permiten ya el diseño de motores diesel limpios, equipados con catalizadores, filtros de partículas y una nueva tecnología de filtros que limpian, mediante una reacción química acuosa, los óxidos de nitrógeno. Mercedes, con sus Bluetec, Audi y BMW se plantean ya ofrecer algunos modelos diesel en Estados Unidos e incluso Nissan ha anunciado el lanzamiento de la berlina Maxima y el SUV Murano con un motor diesel presentado en el concept car Forum, un monovolumen de gran formato.
La tercera vía es la emprendida por Ford que en su concept car Explorer America, exploraba, y nunca mejor dicho, la traslación a la industria americana de la técnica de moda en Europa; la reducción de cilindrada compensada con la adopción de un turbocompresor. General Motors ha parado el desarrollo de una nueva generación de motores V8, los motores americanos por antonomasia y Ford anuncia nuevas gamas de propulsores de cuatro y seis cilindros de gasolina en los que el turbo permite ofrecer mayor rendimiento con un consumo cifrado en un 30% inferior.
Y, de fondo, los fuel cell; la panacea en materia de emisiones –sólo escupen vapor de agua- que quedan para 2015. En este sentido, todo el mundo tiene puestos los ojos en los FCX de Honda que se empezarán a alquilar a particulares a partir de primavera para ver cómo funcionan y si esa tecnología, basada en el hidrógeno, puede anticiparse o no. De momento, tanto General Motors, con el Cadillac Provop concept como Chrysler, con el ecoVoyager, se han encargado de mostrar al público que tienen la tecnología lista para imitar a Honda en cuanto las estaciones de servicio de hidrógeno sean una realidad.
Y a nivel de etanol, cierto parón, tal vez porque los agricultores del medio oeste no dan abasto con el maíz. Eso sí, hasta Ferrari presentó un F430 Spider capaz de engullir etanol E85.
Ecología sí, pero de boquilla. Si no, ya me explicarán cómo Dodge y Ford presentaban sin el menor rubor –la primera con rodeo incluido en la Washington Avenue- sus nuevos Pick-up, más grandes que nunca y cómo, ya dentro del Cobo center y al lado de todos esos coches supuestamente verdes, convivían el Aston Martin V12 Vantage de 600 caballos, el prototipo Audi R8 V12 con un motor diesel de 500, el Chevrolet Corvette ZR1 con su V8 a compresor de 628 caballos, el Cadillac CTS-V, una berlina media con otro V8 de 528 cv, o el Lexus LF-A Roadster, un descapotable con un V10 de 500 caballos con el logotipo de la marca que ha abanderado en los últimos años la expansión de los híbridos.
Insistimos; lo que se buscó un año más en Detroit fue aplicar la lógica que imponen los elevados precios de la gasolina y adaptar los productos americanos a la nueva demanda de coches más pequeños y que gasten menos combustible. Y como esa lógica comporta menos emisiones, se disfraza de verde... y todos felices.
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