¿Vivimos en una democracia mediatizada?

Algunas voces afirman que la nueva forma de entender la democracia, con la irrupción de las nuevas tecnologias de la información, supone una influencia masiva de los mass media en las sociedades.

La influencia en las sociedades de los mass media

Las nuevas tecnologías de la información son actualmente un medio, un recurso para facilitar los procesos electorales, la elección de representantes o la participación de los ciudadanos en la vida política. Los medios de comunicación, desde los tradicionales (como la prensa escrita, la radio o la televisión) hasta los que “habitan” en internet (como diarios online o redes sociales), han facilitado y facilitan la participación democrática y están transformando el vínculo que existe entre individuos e instituciones públicas.

Ese cambio es el que ha producido una nueva forma de entender la democracia, que los expertos denominan democracia mediática. Es decir, una democracia en la que los medios de comunicación y las nuevas tecnologías cumplen un papel sustancial, pues son los últimos actores de la cadena que comunica a la administración con el ciudadano.

Muchos piensan que las sociedades están mediatizadas hasta tal punto que los mass media, los grandes medios de masas, tienen un “contrapoder” que puede hacer sombra al poder legitimo de gobiernos e instituciones públicas. En definitiva, que la revolución de la información ha transformado a la ciudadanía, que ahora tiene dimensiones globales.

Sobre el papel, puede parecer que las nuevas tecnologías son un potente instrumento para que los ciudadanos puedan expresarse pues l Pero no nos engañemos, todas estas supuestas ventajas, en el fondo solo ponen de manifiesto el creciente poder de los medios de comunicación y su enorme influencia en nuestras vidas. , implica la capacidad de los medios de poder contraponerse a los tres poderes restantes del estado, de representar a la sociedad ante él.

Los propietarios, editores y periodistas de los grandes medios se erigen como figuras de privilegio que tienen la capacidad de legitimar o deslegitimar a los líderes políticos y a las administraciones públicas. Todo esto deja a la sociedad en general como el “gran marginado”, el mirón, el ausente en la toma de decisiones.

Como recuerda el comentarista político Pedro C. Hernando, ¿Por qué sino los medios se afanan tanto en época de precampaña en sacar los trapos sucios de aquellas fuerzas políticas contrarias a su ideología? No hay más que echar un vistazo a las portadas de los grandes medios durante los días previos a las elecciones europeas. Toda la primera plana se la repartian entre Camps y sus trajes, los espías de Esparanza y otros escándalos varios.

Es el poder mediático, según el cual sólo existe o sólo es importante aquello que lo es en los medios, en las portadas de los grandes diarios, en las aperturas de los informativos o en las tertulias de radio y TV. El ciudadano medio se ve acosado y bombardeado por sus tertulianos habituales, por su periódico de cada mañana o por su web de referencia.

Esta nueva forma de entender la democracia representa un desafío para la ciudadanía global, pues afecta a los grandes ideales y valores de la sociedad, y para los medios en general. La independencía o el libre acceso a la información serán requisitos indispensables para triunfar. Por eso, en un futuro, las grandes apuestas de información pasan por medios online, pequeños e independientes, que sepan trasladar al ciudadano la actualidad de forma objetiva y desde todos los ángulos, que acaben con el poder de los grandes imperios de la comunicación.