Recordando a Juan Antonio Cebrián

El 20 de octubre de 2007 el periodista Juan Antonio Cebrián fallecía tras sufrir un ataque al corazón. Hoy, pasado poco más de un año de su muerte, me gustaría dedicar unas líneas para rendir tributo a este maestro de la comunicación.

Inolvidable Cebri

Cebrián estuvo durante 17 años en los micrófonos de Onda Cero. Empezó haciendo programas de música como Discos Cero o de motor como Kilómetro Cero pero fue Turno de Noche, emitido entre 1991 y 1997, el programa en el que Cebrián pudo desarrollar plenamente todas sus ideas. Turno de Noche, emitido en las madrugadas, pronto se convirtió en un programa de culto, referente obligado para noctámbulos e insomnes.

Con el final de Turno de Noche y tras un breve paso por las tardes del fin de semana con La Red, Cebrián volvió a las madrugadas. El nuevo programa, llamado La Rosa de los Vientos, heredó el espíritu del mítico Turno de Noche, así como su legión de fieles oyentes. Desde entonces se mantiene en antena a pesar de sufrir algunos cambios de horario y de haber sido retirado durante un tiempo de la programación para volver a causa de la presión popular. Tras el fallecimiento del creador del programa, éste ha continuado en antena presentado por uno de sus más estrechos colaboradores, Bruno Cardeñosa, manteniendo el espíritu original así como las mismas secciones y colaboradores (Fernando Rueda, Carlos Canales, Jesús Callejo, José Manuel Escribano, ...), tirando regularmente de archivo para recuperar inolvidables momentos del programa en la voz de Juan Antonio.

Juan Antonio Cebrián instauró una manera diferente de hacer radio que, desgraciadamente, no parece haber encontrado seguidores fuera del círculo rosaventero. Su manera de comunicar -serena pero apasionada, entretenida a la par que pedagógica, rigurosa aunque distendida, seria pero no exenta de humor- era un oasis en un panorama radiofónico cada vez más viciado. Cuando en la madrugada radiofónica abunda la frivolidad, el morbo o el humor simplón, un programa inteligente e inquieto como La Rosa es una bendición.

En sus programas tenían cabida todo tipo de contenidos. Había hueco para el cine (El rincón del Escribano), la ecología (Azul y verde), el misterio (La tertulia de las cuatro C, La zona cero,...), la política y el espionaje (Materia reservada), la historia (Pasajes de la historia)... Incluso el humor durante Turno de noche tuvo presencia destacada con Muñecolandia. Personajes como Melquiades el contactado, Fermín Martínez y sobre todo el maestro Sombrita son ya míticos.

Aunque su faceta de comunicador fuera la más conocida también es reseñable la de escritor. Además de colaborar en diferentes publicaciones y fundar y dirigir la revista La Rosa de los Vientos, es autor de un buen número de libros dedicados a la divulgación de la historia, una de sus grandes pasiones. Pasajes de la historia (recopilación de los Pasajes emitidos en el programa), La aventura de los godos, Mis favoritos o Enemigos íntimos de la historia son algunos de sus títulos.

Fue desde luego un comunicador único. Nos enseñó a amar la historia con sus apasionados relatos, nos ilusionó con aquella Alerta OVNI del 97, nos ayudó a tomar conciencia ecológica con sus consejos en Azul y Verde, nos puso un nudo en la garganta con los especiales de psicofonías, nos estremeció con sus Pasajes del terror y nos emocionó con sus especiales de Nochebuena y Semana Santa. Hizo más llevaderas muchas noches de insomnio y fue responsable de multitud de ojeras matinales. Se fue hace un año pero nos dejó sus escritos y el recuerdo de horas y horas de radio imaginativa e inteligente. Y nos legó un programa, La Rosa de los Vientos, cuyo espíritu sigue y seguirá -esperemos que por muchos años- animado por la figura de Juan Antonio. Por todo ello, admirado Cebri, gracias de un turnoadicto y rosaventero.