Jaime Bayly, una estrella con frío

Jaime Bayly, Jaimito para su público más fiel, es un hombre que creció dentro de una televisión. En sus años más tiernos recordaba por su aspecto a un testigo de Jehová en pruebas. Pasado el tiempo, Jaimito engordó. Se puso a pasear en bici embutido debajo de toda suerte de mullidos ropajes, con gafas oscuras que acababan por darle apariencia de espía poco brillante. Al mismo tiempo se dejó crecer el pelo, fabricándose un cabello icónico, casi un sombrero, negro tizón, con un flequillo monumental a pesar del cual no ha hecho sino amasar una lista ingente de fans alrededor del mundo latino.

Jaimito y su flequillo, sonríen

Precisamente su aspecto, sin concesiones al color, es como un caballo de Troya, como una corteza tras la que se esconde una personalidad contradictoria, a veces frívola, otras comprometida, siempre espectacular, por momentos cínica e irresponsable, en ocasiones ingeniosa y genial, pícara, frontal, con gran capacidad gestual, una personalidad flageladora en la que nada parece quedar de aquel niñato que naciera en el seno de una familia burguesa de Lima, muy cercana al Opus Dei. De esta su prole comenzó pronto a distanciarse. En sus libros de éxito desnudó a sus padres, a sus hermanos, a sus parejas o a sí mismo, relatando largas noches de cocaína, su bisexualidad o, en lo reciente, su gusto por la soledad o una hipocondría que le lleva a activar el altavoz del móvil “para evitar el cáncer” (sic) o a no ponerse menos de dos calcetines por pie cuando duerme.

Es el mismo Jaimito que, por supuesto con escándalo, quedó finalista del Planeta en 2005, soportando con ironía el desprecio de Juan Marsé. Obtuvo el segundo puesto con 'Y de repente, un ángel', obra menor y tronchante introducida con citas de Oscar Wilde... y Shakira. Esta mezcolanza es la que construye al personaje, al que un martes por la mañana podríamos encontrar impartiendo clases en la Universidad de Georgetown (donde fue profesor visitante) y un domingo por la noche podría vérsele en su programa peruano 'El Francotirador', en Frecuencia Latina, escandalizado -como hace un par de meses- porque su invitada, de 21 años, todavía sigue virgen. El mismo que en el programa de MegaTV de Miami, pasa una velada entretenida con Federico J. Losantos, desplumando a Chavez, a Fidel, a Ollanta Humala o a Michelle Obama, mientras en Perú asalta el share con una conversación sobre la coca, las mujeres y las virtudes de Zapatero junto a uno de sus grandes hinchas: Joaquín Sabina.

Pero en las últimas semanas, y coincidiendo con la próxima salida al mercado de 'El canalla sentimental', Jaimito lo está pasando mal. Varias canalladas han hecho crecer exponencialmente su popularidad. Un torrente de desgracias ha sacudido su vida y, de paso, le ha nutrido de historias para su 'Papeles Perdidos', fantástica columna semanal en El Correo de Perú en la que se azota sin piedad, hablando de la tortuosa relación con Luis, su novio argentino, y de su amor por sus hijas, Camila y Paola, y por Sofía, su ex mujer. A pesar de dormir con cerca de 4 calcetines por pie, a Jaimito los problemas se le reproducen: un congresista reconoce amenazas de muerte a Bayly por sus críticas feroces a Chavez (cada año alguien amenaza a Jaimito); la audiencia de 'El Francotirador' en Perú desciende de los 15 a los 11 puntos de media (en Miami sigue con buenas cifras) y la crítica le reprocha por haber dejado de entrevistar a políticos y artistas para centrarse sólo en bufones irrelevantes; la obscena Laura Bozzo le reclama 5 millones de dólares acusándolo de calumnia y falsedad, después de que Jaimito dijera lo que ya sabíamos, que los invitados de Bozzo son actores; Bayly comienza a medicarse para superar una depresión; el Nuevo Herald le censura un artículo en el que escribe que los antidepresivos que toma le provocan impotencia y un “coma sexual” (a pesar de ello, sigue escribiendo en el Herald); y, en el último episodio, la MegaTV de Miami corta la señal del programa en el que Jaimito criticaba al director de la cadena por jugar con su contrato y por congelar el plató con un aire acondicionado demasiado frío (“fue triste porque seguí quejándome y desafiando al dueño del canal, sin saber que ya no estaba al aire y habían puesto una canción de Celia Cruz”, escribió el censurado protagonista). Pero Bayly, que es flexible, también sigue en MegaTV. El día después de lo ocurrido, el peruano y la gerente del canal aparecieron en antena para rectificar. Con el aire acondicionado a 27 grados, Bayly, antes de besar la mano de la gerente, levantó el dedo índice y se hizo fuerte: “yo no le tengo miedo al poder, sea el poder de los dictadores tropicales o el poder del dueño de esta cadena”. ¡Larga vida a Jaimito!