El síndrome de Zurich

Hace una semanas leíamos con no poco pudor esta entrevista . Obviaremos algunas cosas. Obviaremos que empezar un artículo espetando: "si marcas el teléfono de Dios es posible que descuelgue en Nueva York la secretaria de Santiago Calatrava", es toda una declaración de intenciones. Hay odas, panegíricos y cielitografías que comienzan con menos entusiasmo. Obviaremos también que la sobredosis de almíbar que destila el texto hace que Corin Tellado parezca un ángel del inferno.

Dejaremos de lado expresiones tan cotidianas y poco edulcoradas como: “del acento le cuelgan finísimas grecas hortelanas”, y no pensaremos que puedan constituir delito de abuso de figura y uso alevoso de la sinécdoque. Ni siquiera recordaremos qué estaba dispuesto a hacer por la libertad de creación.

Pasaremos de todo eso y, simplemente, recordaremos parte de la entrevista. En cursiva, el entrevistado. En negrita, el entrevistador.

Contrariamente a lo que esperan, no vamos a expresar lo que pensamos –que podríamos- de esto. Lean y comparen. Miren y decidan. Solo acotaremos [entre corchetes].

A.L.: [...] Huye del marbete de arquitecto estrella, cree en su oficio como una de las formas de filantropía.
S.C.. […] Un arquitecto hace edificios útiles por bondad. Por amor a los demás.

[Como los ayuntamientos no fabrican dinero, la cantidad demandada saldría vía impuestos de los ciudadanos de Bilbao. Los demás.]

A.L.: [...] Mientras habla, llena cuadernos de ojos, brazos, torsos que después serán edificios [...]

S.C.:[…] Para mi el dibujo es un medio de investigación e introspección que me permite llevar el mundo de las ideas al mundo del papel.  […] Si uno se fija, lo mediterráneo es sobrio y austero.

[Hablando de Dubai, Shangai etc.] Si uno va a determinados sitios puede ver como en dos generaciones se ha pasado de la precariedad y de una vida muy elemental a la ostentación y a una disposición de medios económicos enormes. Eso ha propiciado la arquitectura replicante a la que se refiere.

[…] Que quiere que le diga, me da igual el estrellato. No tengo vanagloria. [En el enlace, principalmente a partir del 7º párrafo] En la misma entrevista. Tres renglones mas arriba SC ha dicho, hablando de “lo que dicen de el”]

[...] Y pienso en Picasso. Y en Matisse, ¿Verdad? Y en el enorme esfuerzo de renovación que emprendieron al final de sus vidas. Las personas que han tenido una cierta dimensión heroica han tenido que ir de algún modo contra su época.

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Ciertamente, ser hijo predilecto de un partido político hace más fácil echarse en brazos de la filantropía. También del supercalifragilisticoespidialidosismo.

Una cierta dimensión heroica... ¿Pero no era divina?.