¿A quién creemos?

Es curioso, muy curioso el mundo del periodismo. Lo es cuando leemos los resultados del EGM: "El País sigue liderando el mercado de la prensa escrita", titula, por supuesto, el diario del grupo PRISA. "El Mundo, el que más crece", titular de Pedro J. "ABC mantiene fiel a sus lectores", lo más destacado para los de Vocento. Ni que decir tiene que ninguno baja en número de lectores en sus titulares, aunque los resultados de los Estudios Generales de Medios den esos resultados. Con el periodismo muchas veces se cumple aquello de "cada uno ve la feria como le va en ella". Pero hay veces que se pasan, y hoy es uno de esos días.

Dos portadas y una noticia, muy distinta según quién la cuente. El Supremo ¿respalda o da un golpe de gracia a la versión oficial del 11-M y su sentencia? Depende del cristal con que se mire, claro

Acudir al quiosco de prensa cada día puede convertirse en prueba de fuego para el enfermo de esquizofrenia. Si uno mira atentamente las portadas del diario El País y de El Mundo no es que vea dos versiones o interpretaciones distintas de una misma noticia: hoy directamente verá dos noticias completamente distintas. Veamos con detenimiento:

• Titular de El País: "El Supremo respalda todos los datos clave de la sentencia del 11-M".
• Titular de El Mundo: "11-M: golpe de gracia del Supremo a aspectos clave de la versión oficial".

Bien, o miente El Mundo o miente El País o mienten los dos o nos hemos vuelto todos locos. Porque si el Supremo respalda la sentencia del 11-M y todos los datos clave de ésta, no puede darle a la vez un golpe de gracia. ¿O sí? ¿O es tan "interpretable" una sentencia que según quién la lea puede ser blanco o negro o los dos colores a la vez? Me inclino por pensar una tercera derivada: que ninguno de los dos medios diga "toda" la verdad, es decir, que se salten algo, que evidencien algo o que omitan algo que complete toda la verdad de lo que ha ocurrido con la sentencia del Supremo.

LOS MASS MEDIA EN EL SIGLO XXI
No considero éste el momento para analizar el fondo de la cuestión, sino de cómo el periodismo se está convirtiendo en la voz de su amo. Me explico. Por motivaciones políticas, amiguismos, licencias, permisos, etc, etc, un medio se pone al servicio de un partido, -cuando no ocurre al revés-. Y esto ocurre sobre todo con los medios grandes, -afortunadamente aun quedan ventanas donde se puede hablar de todo, -como aquí por ejemplo-, sin que haya motivaciones políticas ni consignas. Ahora bien, cuando un medio de comunicación se hace un mass media, deja de ser un medio y se convierte en otra cosa. Y es entonces cuando la verdad no te puede estropear un buen titular. Y eso es lo que parece que le pasa a estos dos periódicos que hoy se han mirado al espejo.

Da un poco de pena ver cómo los diarios de referencia, los dos que más lectores tienen, pueden ofrecer versiones tan dispares de una misma noticia. Y decimos dispares por no decir contrarias, enfrentadas.

De nada sirve recordar a Machado en aquello que decía: "Mi verdad, no, la verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela".  En el periodismo español del siglo XXI en cuanto a bóricos, 11-M's, sentencias y supremos se refiere, parece que no hay más verdad que la que defiende el propio medio y el partido al que apoya. Da igual que se ciña a los hechos o no.

Desgraciadamente la verdad no nos hace libres. Y ver espectáculos tan denigrantes para la profesión como éstos parece que no dignifican demasiado a un colectivo que en muchas ocasiones es acusado de muchas cosas. Y puede que con razón. ¿A quién creemos, a El País o a El Mundo? Seguramente a ninguno. Afortunadamente tenemos el periodismo 2.0, ese que nace sin censuras, ese periodismo libérrimo en el que no hay partidos políticos que condicionen, ni multinacionales que compren, ni derechos del fútbol que explotar. Ese periodismo en estado puro, que me temo que a partir de ahora será el único fiable en esta maraña de intereses creados que son los mass media en España.