Los diputados del PP: ¿Costa? ¿Valencia? ¡A mí qué!

Trinidad Jiménez miraba incrédula a uno y otro lado del pasillo. Los numerosos periodistas que montaban guardia en la puerta del fondo, la más cercana a la bancada popular y la que usan los diputados de la oposición para entrar y salir del hemiciclo, observaban a la ministra de la Gripe A, sin intención de moverse de donde estaban. Ante las narices de los informadores, también han desfilado Bibiana Aído, Blanco y hasta Rubalcaba, sin despertar menor interés. Hoy el tema estaba claro y la presa también. El culebrón de la destitución sí/ destitución no de Ricardo Costa saltaba de grupo en grupo. "Que dicen que los zaplanistas negociaron ayer a dos bandas, con Génova por un lado y con Costa por otro", comentaba uno. "Pues a mí me acaban de explicar que Génova no puede destituir directamente a Costa". "¿Y Cospedal, cómo piensa impedir la entrada de Costa en la Asamblea?". Eran las nueve y media de la mañana.

(EFE)

"Aquí no ha pasado nada", piensan Ayllón y Sáenz de Santamaría.

Cristóbal Montoro se toma el asunto como si fuese lo más natural: "Este no es más que un episodio. Reconoce que desde que se perdieron las pasadas elecciones han pasado cosas mucho más sorprendentes. Acuérdate de los días previos al Congreso de Valencia y otras cuantas más que se han ido sucediendo. Si todo fuese perfecto, nosotros no tendríamos nada que hacer aquí". Habrá que felicitaros porque habéis logrado silenciar la foto de Zapatero con Obama y hasta la separación de Kiryl de Bulgaria y Rosario Nadal, le comento a Montoro. "Ah, pues lo segundo no lo sabía, eso sí que es una proeza", contesta divertido.

Son cerca de las 12 de la mañana y en estas tres horas ya se han desvelado los nombres de los sucesores de Ricardo Costa. El nuevo secretario general del PP de Valencia es César Augusto Asencio y Rafael Maluenda, el nuevo portavoz en las Cortes valencianas. A sus señorías no les resultan muy familiares. Pero a algunos les parece un asunto tan casposo que prefieren no pronunciarse. Otros preguntan antes de contestar al periodista: "¿Cuál es la versión de Génova?". Alfonso Alonso es de los que está seguro de que "Rajoy solucionará todo esto", aunque no tuviera claro que desde la dirección nacional se pudiera destituir a Costa. La misma duda que albergaba José Luis Ayllón. El secretario general de los populares en el Congreso tenía confianza en que el espectáculo terminaría pronto.

En realidad, la mayoría de diputados insistían en proclamar su desconocimiento a los cuatro vientos. Uno de los recursos para escaquearse del tema era parapetarse tras la circunscripción. Así Teófila Martínez o Celia Villalobos alegaban ser diputadas por Cádiz o Málaga para justificar un "no tengo ni idea". También está el modelo Álvaro Nadal: "A mí pregúntame por los presupuestos, por los asuntos económicos. Hay cuatro millones de parados esperando que hablemos de cosas importantes. Los periodistas preferís el morbo". Nos pone en bandeja la réplica: Eso, en todo caso, es culpa del partido, que está autofagocitándose a costa de este asunto que parece teatro experimental de vanguardia. Nadal no es el único que considera una pérdida de tiempo estar hablando de Costa y Valencia en el Congreso y que se molesta al ser interrogado. Pero la surrealista guerra de comunicados y la lucha de poder se ha producido en el seno de la formación a la que representan. Así que compete a quien ha desencadenado esta cadena de entuertos deshacerla para que el mensaje político y económico fluya sin interferencias.

Al mediodía, fuentes de Génova concluyen: "Sólo hay que tener un poco de paciencia, y esperar. Al final el tema se ha solucionado tal y como dijimos ayer. Está absolutamente cerrado. El silencio de la dirección era necesario. Quienes han estado hablando, no sabían nada, como se ha demostrado, lo único que querían era enredar". Las amargas lágrimas de Ricardo Costa ponen el broche final. Por el momento.

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