Argentina necesita una idea táctica y un psicólogo

Buenos Aires.-  La falta de un planteamiento táctico de Argentina ante Perú y de un espíritu que pudiera potenciar sus recursos ante un rival que se atrevió a atacar para ver qué pasaba, le puso al borde del abismo.

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(EFE)

Pablo Aimar dio un diagnóstico clave de la situación cuando le preguntaron qué había pasado en la segunda parte, en la que los argentinos habían perdido la pelota, y respondió: "es que la tenían ellos..., y había una sola".

Pablo Aimar dio un diagnóstico clave de la situación cuando le preguntaron qué había pasado en la segunda parte, en la que los argentinos habían perdido la pelota, y respondió: "es que la tenían ellos..., y había una sola".

La humorada cordobesa de Aimar contenía una verdad patética: los peruanos se hicieron de lo que los argentinos resignaron cuando, con dos o tres jugadas ofensivas profundas de los primeros, el equipo de Diego Maradona se quedó sin argumentos y fue presa del temor.

El seleccionador, entonces, mandó a los vestuarios al punta Gonzalo Higuaín, autor del único gol del partido hasta ese momento (m.47), e hizo salir al campo al defensa Martín Demichelis, inactivo durante casi dos meses por una lesión.

Argentina tenía el problema delante de la línea de zagueros, en el medio, donde Perú se había adueñado de la situación y no tenía resistencia alguna, lo cual convirtió a Mascherano en un correcaminos y a Lionel Messi y a Aimar en parte del decorado.

Un penalti no pitado, dos remates en los palos y tres paradas providenciales del meta Sergio Romero tuvieron a los jugadores, a Maradona y al público que reclamaba a los gritos más actitud, con el corazón en la boca.

Hernán Rengifo (m.89) recibió un balón libre de polvo y paja y de cabeza anotó el empate. "Pensé lo peor", confesó Maradona, quien calificó el momento como "dramático".

El drama había comenzado mucho antes, tras el descanso, cuando los peruanos advirtieron que su rival era una hoja al viento, lo cual empeoró para los locales cuando una tormenta se abatió sobre Buenos Aires.

La lluvia, el ventarrón, "el llanto del cielo", como se escuchó vociferar a alguien en el palco de la prensa, completaban una escena impresionante, y lo único que se le vio hacer a Argentina durante buena parte del segundo tiempo fue aguantar como se pudiera, escenario en el que estaban demás su grandes figuras.

Argentina no supo qué hacer en ese caso, como tampoco pudo hacer mucho en la primera parte, cuando era dueño absoluto del juego, y como le ocurrió ante Ecuador, Brasil y Paraguay en tres derrotas consecutivas.

Cuando Maradona dijo que había pensado lo peor, agregó: "me había olvidado que estaba Palermo" en el campo. Y el "optimista" del gol salvó a Argentina a los 93 con un gol que provocó algunas dudas sobre la posición en la que remató el delantero boquense.

Argentina careció de un planteamiento táctico y de espíritu y tiene ahora que enfrentarse en Montevideo a una selección de Uruguay crecida e ilusionada por su victoria en Quito ante Ecuador.

En cuanto a lo primero, hay poco tiempo para resolverlo. Con respecto a lo otro habría que buscar un psicólogo para que trate de arreglar algo también en tiempo récord.

Con Maradona en el banquillo, Argentina perdió los tres partidos disputados fuera de casa en las eliminatorias del Mundial 2010, frente a Bolivia (6-1), Ecuador (2-0) y Paraguay (1-0). Habría que avisarle también al psicólogo sobre ese asunto.