Cortar y pegar: 1.722 operaciones de estética al día

A la lista de deseos de la fiesta de los 15 años de las adolescentes brasileñas se añadió hace unos años el sueño de estrenarse con el cirujano plástico de su madre o de alguna íntima. Es más, algunas jovencitas cambian últimamente la ansiada celebración por pasar ese día con las amigas en la sala de recuperación de un hospital, con unos 'kiliños' de menos y algunas vendas de más, después de someterse, por ejemplo, a una lipoaspiración. La primera de su vida.

Clínica Pitanguy

Dicen que si Pitanguy no lo arregla, nadie puede

En Brasil, pasar por la consulta del cirujano plástico es algo tan natural como puede ser en España visitar al dentista una vez al año. Las mujeres hablan y enseñan orgullosas, con total naturalidad, en gimnasios, saunas y piscinas qué se han hecho o qué quieren hacerse e intercambian el número del médico o el descubrimiento de nuevas técnicas como aquí se pasa la dirección de un nuevo bar de copas.

Es difícil encontrar una mujer de clase media o alta que entre los 19 años y los 35 no haya pasado alguna vez por el quirófano para hacerse "una plástica". El 38% de las féminas de esa franja de edad ya lo ha hecho y el 53% repetirá a lo largo de su vida. Las posibilidades son infinitas: 'Lipo' (lipoaspiración y lipoescultura), silicona en pecho, pantorrillas o glúteos; rinoplastia (operación de nariz), abdominoplastia, mastopexia (elevación de pecho), otoplastia (reducción de las orejas de soplillo), blefaroplastia (elevación de párpados caídos), quelioplastia (remodelación de labios), ritidoplastia (rejuvenecimiento facial), mentoplastia (retoque del mentón), cirugía después del parto y una larga lista de retoques impensables. Hasta cerrar un poco el agujero de las orejas que después de años de lucir pendientes pesados puede desgarrarse está en el menú de posibilidades Y muchas veces, es el propio médico quien te ofrece retocar varias zonas en una misma operación, ya que una se va a meter en quirófano.

La justificación siempre ha sido que Brasil es un país tropical y hay que enseñar el cuerpo muchos meses al año, aunque en el sur haga tanto frío como en Madrid en noviembre. El caso es que el culto al cuerpo es una forma de vida incorporada a su día a día: a las 6.30 de la mañana los gimnasios ya están a pleno rendimiento, la depilación es un arte y la manicura y pedicura una práctica religiosa semanal. Con semejante contexto, ¿cómo no iba a ser el país de la cirugía estética?

El año pasado se registraron 1.722 cirugías por día, lo que suma la cantidad de 629.000 al año y sitúa a Brasil en el segundo lugar, después de Estados Unidos, de los países que más "se retocan", según datos de la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica (SBCP). Y no son sólo los cuerpos femeninos los que se modelan: en 2008 los hombres alcanzaron el 12% del total de las operaciones de cirugía estética.

Cuestión de pecho

Una de las primeras cosas que uno aprende cuando llega a Brasil es que es el país de la 'bunda' (culo) firme, redondeada y arrebitada (respingona) y que el hombre prefiere que la mujer tenga 'bumbum' (culo) grande y pecho pequeño. La cantidad de palabras para denominar el traseiro o el que ciertas revistas exhiban en portada a las mujeres de espaldas mostrando el 'bozó' (culo) son un mínimo ejemplo.

Pero o los gustos están cambiando o los deseos de las brasileñas se están imponiendo, porque ya no se conforman con tener una talla 80 de sujetador y sueñan con los pechos voluminosos de las estadounidenses, país de referencia en la 'brazilian way of life'. Las estadísticas apoyan esta tendencia, ya que por primera vez los implantes de silicona (151.000 en 2008) sobrepasaron a las lipoaspiraciones (91.000), operación de estética hasta ese momento preferida en el país.

aesop (Flickr)

A algunos les apetece...

Barbies modernas

Además, son los primeros en ostentar el título de líderes en operaciones en adolescentes que ya no se conforman con tacón de vértigo, mucho maquillaje, uñas perfectas o 'escova progresiva' (técnica para alisar hasta lo imposible el encrespado cabello de las brasileñas). El 13% de las cirugías plásticas que se llevan a cabo se realizan en menores de entre 14 y 18 años: en 2008 casi 100.000 adolescentes pasaron por las manos de un cirujano plástico. Sus preferencias son remodelar la nariz, prótesis de silicona, lipoaspiración y corrección del tamaño de las orejas. Los propios cirujanos alertan sobre esta nueva tendencia, ya que una prótesis de mama en el tórax de una adolescente, que todavía no está totalmente desarrollado, puede traer problemas y obligar a realizar futuras operaciones.

Turismo de retoque

De todas formas, no son sólo brasileños quienes pasan por el quirófano de aquel inmenso país, ya que las cifras de adeptos al 'turismo de retoque' siguen creciendo. Así, estadounidenses, canadienses, franceses, libaneses e hispanoamericanos fueron responsables del 3% de las cirugías realizadas en Brasil en 2008. Y siguen aumentado, pues hace cinco años tan solo eran el 1%. Estos particulares turistas, que no pisan una playa, casi siempre acuden a clínicas pequeñas, ya que las operaciones resultan todavía más baratas. El año pasado, el 17,8% de los turistas extranjeros cambió el sol del Nordeste o la sombra del Amazonas por tratamientos de salud y cirugías plásticas. Turistas que se gastaron de media por día en clínicas y hospitales 120 dólares (82,28 euros) según la empresa de Turismo y Eventos de la ciudad de São Paulo.

El problema es que si surgen complicaciones, la clínica no suele estar técnicamente preparada para reaccionar. Por eso desde la SBCP no se cansan de repetir a los extranjeros que viajen a Brasil a retocarse que, además de comprobar el currículum del médico, se informen sobre la clínica y sus instalaciones.

A esto se le añade otro problema: La legislación brasileña permite que el médico ejerza cualquier especialidad, aunque no tenga título de especialista en el área. De 2001 al 2008 el 97% de los médicos que fueron denunciados por errores médicos o negligencia no tenían título de especialización. Así que ante todo, mucho cuidado, no todos los cirujanos plásticos pertenecen a la escuela y siguen la filosofía de Ivo Pitanguy.

Y además...

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