Washington Irving y la Alhambra: 175 años de romance de lo más rentable

GRANADA.-  Que se cumplan 150 años de su muerte y 175 desde que escribió los 'Cuentos de la Alhambra' parecen motivos suficientes para que en Granada hayan querido rendir homenaje al escritor que contribuyó a forjar la leyenda del palacio nazarí en el extranjero y que despertó la curiosidad de los viajeros sobre un destino que ya tenía cierta fama. 'Washington Irving y la Alhambra, 150 aniversario' es una exposición donde se puede recorrer el mundo de este neoyorquino polifacético que coqueteó con la pintura, ejerció de representante diplomático de un joven Estados Unidos y cultivó sus facetas de escritor, etnógrafo e historiador. Todo sin dejar de lado su principal pasión: los viajes.

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La exposición tiene libros tan viejos como este.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 28 de febrero, reúne más de 180 piezas entre las que se cuentan diarios personales, cartas , grabados, primeras ediciones, mobiliario y cuadros tanto del protagonista como de aquellos personajes que influyeron en su obra o con los que convivió. Las tripas del Palacio de Carlos V, al que el escritor describió como "una orgullosa intrusión", sirven de escenario de lujo para este itinerario que comprende diferentes espacios. Allí se puede recorrer su biografía, su viaje a España, su estancia en Granada y, por último, su historia de amor con la Alhambra, donde se alojó entre mayo y julio de 1829, uno de sus periodos más creativos.

El final del recorrido son una serie de carteles de cine en los que se puede observar cómo los 'Cuentos de la Alhambra' siguen siendo fuente de inspiración en nuestros días. El éxito pasado y presente de esta obra reside, según Pedro Galera, profesor de la Universidad de Jaén y uno de los comisarios de la muestra, en las dosis de fantasía que incluyó el autor. "La gente sigue pensando que hay tesoros escondidos", añade Galera. Si la valía de Irving como literato se ha puesto en entredicho en numerosas ocasiones, lo que no se puede negar es su capacidad para llegar al público: conoció el éxito en vida y los 'Cuentos de la Alhambra' siguen latiendo en los muros del monumento y en las visitas guiadas, donde las leyendas otorgan un plus al aspecto artístico.

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De origen acomodado, Washington Irving simboliza al viajero romántico por antonomasia: un hombre aficionado a lo exótico y a la búsqueda de experiencias e historias nuevas, algo que recoge perfectamente la muestra. En sus cuadernos de viaje, así como en sus descripciones de Granada es fácil apreciar su fascinación por los bandoleros (que nunca le llegaron a asaltar, muy a su pesar), las fiestas populares y el carácter español, entre otras cosas. Irving no fue el primero en viajar a la ciudad sureña ni en escribir sobre el palacio árabe, sin embargo, el mundo fantástico que creó alrededor de la fortaleza, mezcla de la tradición oral del lugar y su propia imaginación, le hizo dueño de la Alhambra misteriosa y convirtió su obra en la primera acción promocional del monumento.

Ya en 1914 el primer Patronato de la Alhambra y Generalife rindió un homenaje al escritor, colocando una placa de mármol en las habitaciones que ocupó. Más tarde llegaría la exposición en el Museo Casa de los Tiros en 1929, completada en 1959 con motivo del centenario de la muerte; y, hoy, 50 años después, una serie de actividades (entre las cuales se encuentra la exposición) quieren volver a rendir homenaje al autor.

La Alhambra dio a Washingon Irving la inspiración y el escritor le regaló alma al palacio, una relación de la que ambos sacaron partido y que sigue dando que hablar 175 años después.