Obama sale al rescate de un Chicago necesitado de algo más que unos Juegos

WASHINGTON, D.C.-  La ciudad de Chicago almorzaba la semana pasada con un tiroteo más en el descanso de la comida de un instituto. Al terminar las clases dos bandas de estudiantes se enfrentaron en una pelea que terminó con la muerte de un adolescente después de que otro saltara sobre su cabeza.

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Chicago construye espacios verdes en azoteas de los rascacielos para ganar aire limpio

La escena es casi cotidiana en los barrios más pobres de la ciudad, como en tantos otros del resto del país. En el homenaje al joven fallecido algunos se preguntaban de dónde sacan los jóvenes tanta rabia. Viven en una ciudad en la que el 70 por ciento de los menores encarcelados ha abandonado los estudios. Es el tercer sistema escolar estatal con más estudiantes del país, pero deja escapar cada año unos 25.000 jóvenes de 17 a 20 años sin graduado escolar. Entre los que siguen llenando las aulas, 10.000 perdieron su casa sólo el año pasado. Son estudiantes sin techo.

Familiarizados ya con datos como éstos, el 72 por ciento de los residentes en Chicago apoya una candidatura que esperan les rescate de la sombra gris de los rascacielos, multiplique las zonas verdes mas allá del gran parque donde Obama celebró su victoria electoral (la última moda es crear jardines en las azoteas de los rascacielos) y termine con algunos de los peores atascos de todo el país. Sin embargo, hay muchos que se preguntan por qué invertir en unos Juegos cuando la quinta parte de la población de Chicago vive bajo el umbral de la pobreza.

La candidatura de Chicago fue planteada en condiciones diferentes al resto de las ciudades. El Gobierno sólo cubrirá los costes de la propuesta. El resto correrá a cargo de fundaciones y empresas privadas que, según el alcalde de la ciudad, ya están listas para vaciar los bolsillos. Una mínima parte del gasto dependerá de la recaudación de impuestos, por lo que la aceptación entre los ciudadanos es más fácil. Aunque una inversión privada tan importante también despierta sospechas ante el historial de corrupción política que ha hecho famosa a la ciudad de Al Capone.

Obama: el ingrediente clave

Pero si algo tiene Chicago es que Obama le avala. El presidente estadounidense ha viajado a Dinamarca para que el mundo entero pueda ver el último producto de la ciudad. Se ve que el mandatario sigue siendo el símbolo del cambio y las buenas intenciones. El que no visita Europa es el gobernador de Illinois, acusado de querer vender el pasado invierno el asiento de senador que Obama dejó vacío. Por primera vez, un presidente estadounidense acude a la presentación definitiva de una candidatura olímpica. Pero Obama no está solo. Ni mucho menos. Le acompañan Michelle, que llegó a la ciudad el miércoles, su fiel amiga Oprah Winfrey (un comodín importante durante la campaña presidencial) y el atleta Michael Johnson. Todos afroamericanos, la comunidad más ahogada por la pobreza, un treinta por ciento, y que más podría beneficiarse si las consecuencias de unos Juegos en Chicago llegan verdaderamente a los ciudadanos.

(EFE)

El primer paso de Michelle para apoyar la candidatura.

Por razones que muchos norteamericanos todavía no se explican, el presidente Obama decidió el lunes que viajaba a Dinamarca para apoyar la candidatura de la ciudad testigo de su histórica victoria electoral. Hace unas semanas justificó su ausencia por los deberes que le esperaban sobre la mesa: una resolución para las amenazas nucleares de Irán, petición de más tropas para Afganistán, el omnipresente Irak y una agenda interna desbordada con la reforma sanitaria y la crisis económica. Quizás la lista de deberes le haya dado ganas de salir de casa, pero un regreso sin la victoria puede ser visto como una gran derrota. El presidente asistirá a la presentación de la candidatura estadounidense, aunque puede que no espere en tierra a saber el resultado.

Para eso se queda la primera dama y el resto del equipo liderado por un personaje clave: Valerie Jarrett. Es asesora del presidente en la Casa Blanca y está encargada de supervisar la candidatura estadounidense. Puede que te suene su nombre de la campaña electoral, pero la amistad de Jarrett con el matrimonio Obama viene de más lejos. A principios de los noventa, contrató a Michelle para la administración de Chicago. Entonces Jarrett ya trabajaba para el alcalde Daley, el mismo que en 2007 propuso a Chicago como sede para 2016.

Quien quiera pensar mal podrá creer que los Obama sólo están devolviendo un favor a una mujer que ha ligado su carrera profesional a la del matrimonio de moda. Para los más benévolos los Obama quieren devolver a Chicago el apoyo que dio la ciudad al primer senador afroamericano convertido en presidente.

De convertirse en la sede de los Juegos Olímpicos de 2016, Chicago podría lograr lo que siempre promete el mayor evento deportivo internacional, refuerzo de las infraestructuras y lavado de cara a la ciudad sede, aunque no siempre ocurre. Muchos tenemos en mente el cambio que sufrió Barcelona en el 92. La otra cara de la moneda es Atlanta, donde apenas queda rastro de unos Juegos Olímpicos junto a la sede de su mayor patrocinador, Coca-Cola.

Lo que sí traen los Juegos es prestigio y reconocimiento internacional. Y esto es lo que necesitan tanto Chicago como los norteamericanos, cansados de que la opinión publica extranjera les asociara con los ocho años de Bush hasta que Obama les ayudó a mejorar esa imagen. Quizás el viaje relámpago hasta Copenhague sólo sea otro plan de rescate más.

En utoi estamos hablando de los Juegos 2016, las distintas candidaturas y Madrid como posible sede olímpica.