Estambul (Turquía).- El FMI estimó hoy que la crisis acarreará pérdidas por valor de 3,4 billones de dólares al sector financiero, una cifra menor que la calculada hace seis meses gracias a la recuperación de las bolsas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) calculó pérdidas en torno a los 4 billones de dólares en la edición anterior de su "Informe de Estabilidad Financiera Mundial".
Lo que ha cambiado entre un estudio y otro es, principalmente, el comportamiento de las acciones que, en el último medio año, han experimentado uno de los repuntes más altos en la historia bursátil reciente.
El Indice Dow Jones de Industriales, por ejemplo, ha subido un 48 por ciento desde su mínimo del 9 de marzo, mientras que el Índice MSCI de Mercados Emergentes ha repuntado un extraordinario 80 por ciento.
"Crece la confianza en que ya pasó el peor momento para la economía mundial y eso apuntala la reanimación de los mercados financieros", justificó el FMI en su informe, divulgado en Estambul en vísperas de su Asamblea Anual conjunta con el Banco Mundial.
Pero las alzas en los tableros electrónicos de las bolsas no quieren decir que todo está bien en el sistema financiero, según el organismo, que alertó del peligro de que se caiga en la complacencia.
En primer lugar, de las pérdidas totales estimadas para el período 2007-2010, la banca ha reconocido en sus libros de cuentas tan sólo la mitad hasta ahora y su cartera de deudas continuará deteriorándose, según el Fondo.
El aumento previsto de sus ingresos no compensará la hemorragia y su reacción será reservar el capital y prestar menos, concluye la institución.
A eso se une su deseo de reducir la deuda y su imposibilidad de echar mano de fuentes adicionales de fondos de los mercados de titulación, los cuales siguen desolados.
"Contemplamos una caída de la oferta de crédito bancario durante el resto de 2009 y entrado 2010, tanto en Estados Unidos como en Europa", predicen los expertos del FMI.
A su juicio, la banca podría ser incapaz de satisfacer incluso una demanda "anémica" de crédito del sector privado.
La única salvación posible es, de nuevo, la mano pública, que debería mantener "intervenciones prolongadas para asegurar un flujo de crédito adecuado", según el Fondo.
Pero el dinero caliente salido de las imprentas de los bancos centrales también puede abrasar.
El FMI advirtió de que la emisión sin precedentes de deuda soberana -que la Reserva Federal, por ejemplo, compra para inyectar liquidez- podría elevar las tasas de interés a largo plazo, al hacer dudar a los mercados de su sostenibilidad.
Ese aumento, que encarecería desde hipotecas hasta créditos al consumo y los intereses de las tarjetas de crédito, ahogaría una recuperación incipiente.
Por ello, el Fondo pidió a los gobiernos un plan "creíble" de cómo volverán a la cordura presupuestaria a medio plazo.
El organismo llega a hablar de la posibilidad de "una segunda crisis", si se retiran prematuramente los planes de estímulo y la economía se detiene, o si retiran demasiado tarde y el temor de la inflación cala los huesos de los inversores.
Mientras, en los mercados emergentes las alarmas han abandonado el tono chirriante gracias a la estabilización del sistema financiero.
No obstante, el FMI advirtió de que el riesgo de quiebra entre las empresas es aún "relativamente alto", puesto que necesitarán 400.000 millones de dólares en divisa extranjera para financiar sus deudas en los próximos dos años.
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