La maestría de Juli y el arte de Manzanares hacen soñar el toreo

Barcelona.-  Dos orejas para Julián López "El Juli" y cuatro para José María Manzanares resumen una gran tarde de toros hoy en la plaza monumental de Barcelona, un festejo que tuvo también como aliciente el buen juego de los toros de Victoriano del Río.

ampliar foto

(EFE)

Los diestros Julián López "El Juli" (d) y José María Manzanarez salen a hombros por la Puerta Grande tras el festejo con motivo de la fiesta mayor de La Mercè 2009 celebrado en la plaza de toros la Monumental de Barcelona, donde compartieron cartel con el espada Cayetano Rivera.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victoriano del Río, el segundo como sobrero, bien presentados, bravos y predominando la clase y el buen juego, salvo el complicado tercero y el manso y deslucido sexto. También el cuarto tuvo sus exigencias aunque terminó "rompiendo" a bueno. Primero, segundo y quinto, éste último premiado con la vuelta en el arrastre, colosales por temple, nobleza y buen son.

Julián López "El Juli": estocada desprendida y larga agonía (oreja con petición de la segunda); y media y descabello (oreja).

José María Manzanares: estocada fulminante (dos orejas); y estocada y larga agonía (dos orejas tras aviso).

Cayetano Rivera: pinchazo, estocada y descabello (ovación); y pinchazo y estocada (ovación en la despedida).

En cuadrillas, saludaron montera en mano Curro Robles y Juan José Trujillo, en los toros segundo y quinto, respectivamente, compartiendo ambas ovaciones "el tercero" Luis Blázquez.

La plaza tuvo dos tercios de entrada en tarde deliciosamente otoñal.

-------------------------

LA GENTE TOREABA AL FINAL

Corrida de las que crean afición. Antiguamente se decía que al término de corridas así "la gente salía toreando de la plaza". Tal fue el espectáculo que se ofreció hoy en la monumental barcelonesa.

Hoy daban ganas de emular a "El Juli", su forma tan segura de andar por el ruedo, su maestría, las líneas poderosas y sentidas de su toreo, su técnica infalible. Una delicia la tauromaquia juliana, tan espléndidamente mostrada en las faenas a los toros primero y cuarto. El que abrió plaza fue toro ideal por la elegancia misma de sus embestidas, y a compás suyo la soberbia quietud hecha solemnidad a cargo del torero. Faena de gran enjundia que no tuvo mayor reconocimiento que una oreja por dejar al animal morirse solo, cuando apremiaba intervenir con el descabello para evitar tan penosa agonía. Algo infrecuente en "El Juli", desde luego que no merece imitarse.

La otra faena, de excelente disciplina basada en unas irrefrenables aspiraciones del torero, de querer a toda costa, con un toro al que hubo que esperar y consentir mucho hasta desengañarle. La única huida posible, hacía adelante. Así lo entendió "El Juli". Y así terminó aceptándolo el toro, remolón y brusco en los inicios de su lidia. Al final como la seda.

Gran "Juli", con un toreo en las postrimerías de suma despaciosidad, de gran regusto y salpicado de alegres improvisaciones. Si en el anterior estuvo serio "el palco" denegándole el segundo trofeo, aquí se quedó corto con una sola oreja.

A Manzanares le correspondió el mejor lote con diferencia. Dos toros, auténticos carretones, como los que tienen los toreros para entrenarse. Así ya se puede, dirán los que sueñan trazando verónicas y naturales al viento. Pero son precisamente estos toros los más difíciles de torear (torear bien, se entiende, a la altura de la circunstancia), pues hay que hacerlo casi como "de salón".

La suma perfección de la estética y el ritmo. La figura tan encajada, los movimientos tan candorosos. No es fácil, con el toro delante, suertes tan sobrenaturales, como hizo Manzanares hoy. Y por partida doble. Si tuvo dulzura la faena al segundo, no se queda atrás la del quinto. Algo muy importante también, fueron faenas completas, muy completas tanto de capote como de muleta, y refrendadas con sendas soberbias estocadas. Manzanares, espejo igualmente para mirarse los soñadores del toreo.

Cayetano Rivera, el más joven de la terna, que lució brazalete negro en recuerdo de su padre, el añorado "Paquirri" que hoy hace veinticinco años que murió en el ruedo, no tuvo las opciones de sus compañeros. Sorteó los dos toros más "esaboríos" del gran envío de Victoriano del Río.

No obstante, sus dos actuaciones estuvieron plagadas de torería y arrestos. Detalles como el de irse a la puerta de chiqueros para recibir a su primero con una larga cambiada. Su buena compostura para poderle a ese mismo manso en los inicios con la muleta, doblándose con él. El saludo por delantales al sexto, los pases sueltos y enjundiosos a éste, negado siempre el toro. Muchas cosas notables también de Cayetano aun sin redondear.

Lo dicho: corrida para tomar nota. Para ponerse a torear.