Alonso-Ferrari: La última oportunidad

La historia de Fernando Alonso con Ferrari es una historia de amor-odio. En 2005, el piloto español los calificaba de "tramposos"; en 2006, también. Pocos meses después, deseaba que nunca más ganaran un título mundial. E incluso llegó a compararse con Senna, dando por supuesto que nunca correría para la escudería italiana: "Ir a McLaren y no correr nunca en Ferrari me recuerda mucho a Senna. Él ganó tres títulos y, para mí, retirarme con tres y hacer como él sería el objetivo en mi carrera". Sin embargo, ayer firmó con ellos. Alonso ya es piloto de Ferrari.

(EFE)

Los nuevos compañeros, ¿tendrán 'buen rollo'?

Y es que a Alonso siempre le ha perdido su transparencia y honestidad. Siempre ha enunciado lo que a él le parecía justo en cada momento. Pero ésta es un arma de doble filo, y más en un mundo tan peligroso como el de la F-1. Para Fernando, este comportamiento siempre ha sido la mejor arma contra sus enemigos, ya fuera la FIA, Ferrari o Ron Dennis. Siempre apoyado por su orquesta mediática (As, Marca y Antonio Lobato), vendida a la causa desde el inicio, el español ha vencido multitud de presiones ajenas y enemigos para sobrevivir. Y ahora nos toca una sesión de lavado cerebral y recuperar del olvido el carnet de ferrarista, "del equipo de la maFIA", como muchos decían en 2006. Porque si Alonso es ferrarista, España es ferrarista.

Que nadie entienda esto como una referencia antialonsista. Al contrario. Es bueno hacer un poco de reflexión colectiva y recordar bien el pasado para entender mejor el futuro. Fernando se equivocó en 2006, igual que muchos otros pilotos que han creído estar por encima del bien y del mal justo cuando se encontraban en la cresta de la ola. Pero los tiempos cambian, y el otrora piloto imbatible de la categoría ha descubierto que, sin un buen coche, hasta Button puede ganar mundiales. Por eso, el futuro pasa por la única apuesta sólida de la F1 actual. De hecho, ya no le quedan más puertas a las que llamar —en 2010 ya podrá decir que ha pilotado para las marcas que han dominado la F1 en la última década: Renault, Ferrari y McLaren-Mercedes—, y su carrera no le permite una temporada más fuera de la lucha por el título. La presión de los jóvenes apremia, y nuevos monstruos del futuro, como Nico Hulkenberg, ya están a la puerta. Por eso ha decidido rebajar, una vez más, su caché. Se especula en una cifra que ronda los 25 millones de euros, cuando el piloto al que sustituye, Kimi Räikkönen, superaba ligeramente los 30.

Por otra parte, Fernando ha declarado que quiere retirarse en Ferrari. ¿Retirada antes de haber pilotado un solo año? Demasiado precipitado. También lo dijo cuando firmó con Ron Dennis, su compañero de partidas de golf de antaño que un día le prometió amor eterno para luego apuñalarle sentándole junto a Lewis Hamilton. ¿Y quién nos dice que Montezemolo no decida reemplazar a Massa por un grande dentro de un año, caso de Vettel o del propio Hamilton? En ese caso, podríamos entrar en una nueva era de teorías de la conspiración...

La nueva etapa

¿Qué le espera a Alonso en esta nueva etapa? Por de pronto, un equipo sumido en un notable caos interno. Las temporadas que han seguido al retiro dorado de Michael Schumacher han roto los lazos de la Ferrari imbatible de principios de siglo. Primero con la fuga de cerebros (Ross Brawn, Rory Brne), luego con la huida de su cemento cohesionador (Jean Todt) y, finalmente, con la pérdida de la iniciativa en el desarrollo técnico por parte de los pilotos. Es la Ferrari de los italianos, un grupo humano más parecido al de los caóticos 1992 ó 1993 que a la paz sostenida lograda entre 2000 y 2006. Así que toca volver a empezar de cero, una sensación que ya ha vivido el asturiano en Renault y McLaren, y que siempre ha completado con éxito.

El segundo gran reto para Fernando radica en mutar su personalidad. Ferrari es Ferrari, y como siempre dijo Il Drake, Enzo Ferrari, "la marca estará siempre por encima de sus pilotos. Siempre gana el coche, no quien lo pilota". Esta afirmación ha movido a la apasionada afición roja desde hace décadas, y éste es el motivo por el que nunca se ha detectado el más mínimo clamor interno a favor de los propios corredores de casa. En Italia se jalea al coche, sea un Ferrari, un Maserati o un Fiat. Por eso, a Fernando no le valdrá el recurso tantas veces utilizado en 2005 y 2006 del si gano, gano yo, y si pierdo es por fallo del equipo. 'La Rossa' es así.

La gran incógnita será la identidad del nuevo presidente de la FIA. En caso de salir elegido Jean Todt, tocará cambiar los discursos de antaño para evaluar una nueva elucubración conspirativa. El francés intentó fichar a Fernando en dos ocasiones (1999 y 2005), recibiendo siempre una negativa por respuesta. De hecho, en su segunda tentativa, Alonso alegó que sus preferencias pasaban por vestirse del plata de McLaren, su sueño desde que era niño e idolatraba a Ayrton Senna. Esta declaración sentó como un auténtica puñalada en el costado al principal artífice del éxito ferrarista, y en su nueva etapa como máximo mandatario federativo podría llegar la venganza (el caso Singapur 2008 ya nos ha permitido comprobar que esto es posible). Será interesante escuchar a Lobato y compañía ladrando por las esquinas clamando los beneficios federativos de otras épocas...

Por cierto, desde la próxima temporada, Alonso compartirá reuniones técnicas con Michael Schumacher, que acaba de renovar como asesor del equipo por tres temporadas más. Curiosa coincidencia. Räikkönen encajó siempre muy mal la convivencia con el heptacampeón, y podemos imaginar que a Alonso no le hará ninguna gracia la presión que lleva ejerciendo desde el año pasado el 'Kaiser' para que Ferrari fiche a Sebastian Vettel...

Se avecinan temporadas interesantes. Alonso vuelve a la carrera por el título para alegría de Lobato, La Sexta, Roures y el alonsismo. ¿Conseguirá la F1 recuperar sus cifras de 2005 y 2006?

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