Un estudio afirma que "pocos cineastas amaron tanto los libros" como Truffaut

Sevilla.-  El poeta y ensayista gaditano Luis García Gil, autor de "Francois Truffaut" (Cátedra, colección "Cineastas"), que presentará el jueves en el Festival de Cine de Cádiz, ha dicho a Efe que en su libro ahonda en la relación del director con la literatura y que "pocos cineastas amaron tanto los libros" como él.

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(EFE)

Imagen de 1968 en la que s epuede apreciar a un François Truffaut (c), acompañado de otros directores de la talla de Louis Malle, J. Luc Godard o R. Polanski (d).

El polifacético cineasta Gonzalo García Pelayo y el profesor de la Universidad de Cádiz Antonio Serrano Cueto presentarán en el Centro Cultural Reina Sofía de Cádiz este estudio de casi trescientas páginas en el que su autor ha tratado de ofrecer "una síntesis de su cine y del contexto en el que desarrolló su obra".

"He querido darle una especial importancia en mi trabajo a la relación de Truffaut con la literatura; su adaptación de 'Fahrenheit 451', de Bradbury, es un ejemplo de su amor a los libros; todo su cine está lleno de guiños literarios a los autores que admiraba, Balzac, Hugo, Cocteau, Gide o Proust están presentes directa o indirectamente en sus películas", ha señalado García Gil.

Estos guiños suponen "una forma de rendirle tributo" a estos autores, "como cuando adaptó y recuperó del ostracismo a Henri Pierre Roche", ha señalado García Gil, quien ha calificado de "importantísima" la influencia de Truffaut en el cine.

"Él decía que el cine era más armonioso que la vida y en el cine halló las respuestas que no encontró en la vida; primero como 'enfant terrible' de la crítica y luego como director de cine su aportación fue fundamental", ha señalado el autor.

Truffaut también fue "un defensor constante de la infancia; Antoine Doinel, la Sabine de "La piel suave", "El pequeño salvaje, todos son ejemplos de infancias maltratadas o carentes de ternura frente a la falta de sensibilidad del mundo adulto; Truffaut amaba a los niños y a las mujeres a las que supo retratar en la pantalla con su fuerte temperamento muy por encima de la fragilidad de los hombres."

El estudio también aborda las acusaciones de aburguesamiento y de plegarse a un cine comercial, de traicionarse, de que fue objeto Truffaut, algo que "no es cierto; Truffaut trató de hacer las películas que amó en su juventud, de ahí su gusto por el cine negro y por las historias arrebatadoras del estilo de 'Johnny Guitar', película que amaba."

"Hay que mirar el cine de Truffaut sin estos prejuicios, fuera de tópicos, dándose cuenta hasta qué punto su cine fue necesario eligiendo un camino que no fue el de camino de la ruptura elegido por Godard porque su personalidad como cineasta era otra muy distinta", ha añadido.

A la pregunta de cuál es su mejor película, García Gil ha contestado que si tuviera que elegir una sola "sería 'Jules y Jim', que representa como pocas esa síntesis de tradición y modernidad que baña su cine desde su opera prima, aunque otra película clave de su filmografía es la testamentaria 'La habitación verde', que fue ignorada en España y que es una de sus más obras hermosas."

"La figura de Truffaut exige una urgente revisión; algunos que formaron parte de su generación han dado la espalda a su cine; dicen que sus películas han envejecido mal y que traicionó los principios de la 'Nouvelle Vague'; no estoy de acuerdo", ha afirmado García Gil, para añadir que "Truffaut exige ser descubierto por las nuevas generaciones."

"Es un cineasta vivo, un poeta de la imagen y un creador coherente y extraordinariamente sensible; su universo y su talante no tienen demasiados equivalentes en la historia del cine europeo", ha concluido.

Por Alfredo Valenzuela