Perera, cara y cruz: dos orejas, al igual que Cayetano, y herido "grave"

Ciudad Real.-  El diestro Miguel Ángel Perera representó la cara y la cruz de un festejo en el que cortó dos orejas, al igual que su compañero de cartel Cayetano Rivera, y en el que finalmente cayó herido "grave", en la tarde de ayer en Ciudad Real.

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(EFE)

El diestro Miguel Ángel Perera representó la cara y la cruz de un festejo en el que cortó dos orejas, al igual que su compañero de cartel Cayetano Rivera (en la imagen), y en el que finalmente cayó herido "grave", en la tarde de ayer en Ciudad Real. EFE/Archivo

Se lidiaron toros de "La Palmosilla", bien presentados, nobles y con clase, a excepción de los deslucidos cuarto y quinto.

Francisco Rivera Ordóñez: estocada baja (una oreja); y dos pinchazos y estocada corta (división de opiniones); y pinchazo y estocada caída (silencio).

Miguel Ángel Perera: estocada casi entera (dos orejas en el único que mató).

Cayetano Rivera: pinchazo y un descabello (ovación); y bajonazo (dos orejas).

Miguel Ángel Perea fue atendido en la enfermería de "herida de tres centímetros en región supralumbar derecha, con trayectoria ascendente superficial de cuatro centímetros. Posible fractura costal, y traumatismo en pie derecho. Pasa a Hospital General de Ciudad Real para estudio radiológico. Pronóstico grave.

La plaza tuvo dos tercios de entrada.

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SENSACIONAL PERERA Y ELEGANTE CAYETANO

El sabor dulce por el que transcurría la última de feria en Ciudad Real se tornó agrio por la cogida de Miguel Ángel Perera, quien había estado sensacional con su primero, segundo de la tarde, toro con clase al que condujo con mando, ajuste y temple.

En su segundo resultó arrollado por el desorden ocasionado en el ruedo al derribar el toro al caballo de su picador, levantándose con dificultad para respirar, por lo que fue llevado a la enfermería.

Rivera Ordóñez tuvo una tarde de lo más anodina. Lo mejor de su actuación fue en el toro que abrió plaza, al que cuajó una faena correcta sin más, premiada con una oreja. Con el cuarto anduvo vulgar y desganado.

Cayetano se justificó con creces en sus dos faenas, gracias a la raza que impuso para no dejarse ganar la partida. En sendos trasteos, aunque desiguales y no redondos, hubo momentos de elegante toreo y garbosos remates. Mejor si cabe con el toro que cerró plaza, al que cortó las dos orejas.